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Dial 1119

Cine negro. Thriller. Intriga Un paciente psiquiátrico asesina a un conductor de autobús. Luego entra en un bar y, cuando es sitiado por la policía, toma a los clientes como rehenes. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
10 de abril de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
DIAL 1119 me ha parecido otra gran revelación de la serie B. Una muy notable película de intriga psicológica con una atmósfera muy especial. La encuadro también en el subgénero del melodrama psicoanalítico con protagonistas desequilibrados por un trauma del pasado o enfermos patológicos.

Tiene una estructura similar a The Sniper (más contundente en la psicología del protagonista) pero ésta película logra superarla por su climax, manteniendo la intensidad hasta el final. Presenta una amplia galería de personajes que son tomados por rehenes en una cafetería (una veterana clienta alcohólica, una soltera reprimida, un periodista frustrado o un seductor embaucador, entre otros) aunque, en algunos casos, no son del todo creíbles.

Excelente dosificación del suspense gracias a un tempo muy adecuado donde cobra importancia las agujas del reloj. Otro apartado que me llama la atención es la minuciosidad de las localizaciones y los decorados cuidados al mínimo detalle (esos elementos de atrezzo como las lámparas y su luz tenue o esa pantalla plana de la cafetería, muy adelantada para esa época). La planificación de algunas secuencias como, por ejemplo, la intervención policial por la condución del aire acondicionado, la colocación de las cámaras de un programa de televisión o el inquietante juego de miradas de los rehenes, está desarrollada con tanta agilidad y precisión que para sí quisieran muchos de los realizadores actuales.

Destaco también las escenas de violencia seca y contenida del desequilibrado (Un acertado Marshall Thompson). Como pega más importante, la escena final (aspecto que se repite una y otra vez en la serie B donde cuesta rematar los desenlaces) y la forma en la que se produce así como la reacción de alguno de los rehenes, poco verosímil después de tanta tensión.

Por mi parte, defiendo con fuerza este Dial 1119 por su planteamiento y resolución, totalmente moderno e innovador para el año 1950.
Antonio
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9 de febrero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento se va abriendo paso entre interesantes apuntes marginales y notas a pie de página que confieren a la película una intensa atmósfera de cine negro en la que una asfixiante claustrofobia se hace protagonista.
Su calado psicológico exacerba los sentidos del espectador y le traslada una aguda sensación de gota malaya.
El mérito del director G. Mayer consiste en situar cada componente en su ubicación precisa para que el conjunto, a pesar de su modesta condición de serie B, brille como un producción importante.
Y deje constancia de una relevante altura cinematográfica.
ABSENTA
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31 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prácticamente desconocido Gerald Mayer, es el firmante esta modesta producción en la que un grupo de personas quedan retenidas en un bar por un peligroso perturbardo, Gunther Wycoff (Marshall Thompson), escapado de una institución psiquiátrica y empeñado en ver al psicólogo que le trató .
Destaca de este film de estilo "noir" un buen guión que nos permite ir deduciendo todo el argumento de forma indirecta, a través de los diálogos de los personajes. El protagonista, apenas habla durante gran parte del metraje y sólo cuando lo hace, vamos aclarando su situación, pese a que se permiten algún que otro giro de guión. Así, en muchos momentos la atención se desvía hacia el conjunto de rehenes retenidos en un triste bar de la ciudad (que en la ficción se llama Terminal City). El varipinto grupo, quizás hubiera dado pie a tirar de estereotipo representativo de algún tipo social. Sin embargo, los personajes atrapados allí, no parecen representar más que así mismos, atrapados por casualidad en un momento de sus vidas, empezando por el barman, un tipo cínico que no parece importarle nada, un periodista que no se acaba de decidir en dejar su trabajo, un hombre casado a punto de iniciar una aventura con una mujer excesivamente coartada por su madre, y un camarero preocupado por su mujer. Frente a ellos, los agentes de policía apenas tienen gran entidad más allá de "fuerzas del orden" pero más como un concepto general. La verdad es que Mayer apenas deja espacio para que empaticemos con nadie.
Otro elemento a reseñar es la excelente puesta en escena, en la que prácticamente nada queda al azar, en especial desde el momento en que Wycoff retiene a los ocupantes del bar. Por otro lado resulta excelente el hecho de planificar la acción casi en tiempo real, con la presencia casi omniscente de un reloj cuyas manecillas avanzan lentamente. Frente a esto, destacar que pese a los 90 minutos de metraje, Mayer aún consigue sacar tiempo para reflejar la actitud de los medios de comunicación (por cierto, no muy diferente a la actual), llegando incluso a sacar un plano en el que secuestrador y secuestrados contemplan las imágenes de su propio secuestro.
Pero lo más interesante de todo es la mirada poco complaciente de la sociedad norteamericana, no sólo por algunos de los secuestrados, sino por el trauma que presenta el secuestrador. Mayer nos da unas cuentas pinceladas sobre una sociedad que comienza a generar tipos algo "tocados", aunque tampoco lo termina de desarrollar por falta de espacio.
"Dial 1119" es lamentablemente un film prácticamente olvidado a día de hoy. Pero quien lo descubra se llevará más de una sorpresa.
manulynk
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28 de junio de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy bruta, me sorprende que una película de su año no haga ninguna concesión mínima a la emotividad, a la sensiblería. Es una película tan bruta que no me extrañaría descubrir que fuera ninguneada en su momento, que el público la rechazara entonces y que alguien como yo, entrados ya en otro siglo, la admire y la defienda. Somos otros, que no nos quepa duda. Varias generaciones nos separan de los años 50 del pasado siglo, así que cosas como la estrategia policial o las actitudes de los personajes 'mentalmente sanos' puede que rechinen bastante. Dicho de otra manera, "Dial 1119" merece un remake en condiciones.

Pese a ello, la película es como un rayo, pasa rápido y deja huella. Me encanta no saber nada del psicópata que se escapa del frenopático. Me encanta no saber cómo se escapa, porque eso es lo de menos, porque lo que interesa es la situación que se vive en el bar del que la sinopsis habla, lo que interesan son los rehenes, sus caras, su miedo, ignorar lo que va a suceder (no lo saben ellos, no lo sabemos nosotros) y ante todo, las motivaciones del asesino, de ese desequilibrado del que desconocemos todo y cuyos actos son imprevisibles.

Es una película muy bestia y absolutamente recomendable. Otras películas serán tan directas como "Dial 1119", pero pocas me han dejado con tan poco aliento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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13 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso, seco y poco complaciente film de bajo presupuesto que adopta características muy poco usuales aún en el cine norteamericano de la época, cuyo tratamiento, modo y maneras huye por completo del dramatismo y conectividad con el espectador al que relega a la condición de testigo equidistante y omnisciente pero negándole cualquier atisbo de empatía o toma de partido en la sucesión de los hechos que desconoce por completo en sus causas.
Narrada de modo muy austero, el director prescinde por completo de la música poniendo el foco en los hechos narrados en tiempo casi real.
Seguiremos los pasos del protagonista, cuyo origen, motivaciones y condiciones desconocemos, cometer una serie de delitos sin saber lo que busca hasta que termina parapetándose en un bar tomando por rehenes a sus clientes, tras lo cual tratará de negociar con la policía a través de un número de teléfono.
La película adquiere un tono bastante realista, lo que la hace incómoda para un espectador que no sabe bien hacia dónde dirigir sus simpatías.
La información sobre los personajes se va revelando poco a poco a medida que transcurren los acontecimientos. Un reloj, un aparato de aire acondicionado, el teléfono y un televisor cobran especial relevancia en el bar mientras que fuera, la policía y un enjambre de espectadores junto con los periodistas y la televisión (que ofrecerá la noticia en directo) rodearán el edificio expectantes.
Aquí no hay heroicidades ni espectáculos pirotécnicos que celebrar.
Una toma de rehenes comunes por parte de un muchacho corriente y con la operación policial consiguiente, se saldará de la manera en que veremos. No va a ser un espectáculo grato para nosotros. La cinta es de una dureza considerable para la época dada su muy probable conexión con la vida real. Tan sólo el final es una concesión que se pliega un poco a los estándares habituales al otorgar a los supervivientes una recuperación del shock poco menos que milagrosa en tiempo récord. Pero hasta ahí, Dial 1119 nos va a hacer revolver harto incómodos por su inusual verismo. Una película bien triste.
Izeta
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