11'09''01 - 11 de septiembre

Al tratarse de un trabajo colectivo compuesto por 11 cortometrajes, es inevitable la sensación de irregularidad, pues frente a episodios brillantes como los de Sean Penn o Ken Loach nos encontramos con otros fallidos, malos o directamente infumables, como el del japonés Imamura, que no merece cerrar la película.


Irán: Samira Majmalbaf; interesante trabajo de la joven cineasta iraní. Una profesora intenta hacer comprender a los niños de su escuela la magnitud de la tragedia ocurrida en Nueva York, pero estos tienen su propia idea de las tragedias; las suyas cotidianas. (7)

Francia: Claude Lelouch; el cineasta francés ofrece otro de los más interesantes, contando la crisis de una pareja que está rompiéndose. Ella es sorda y él trabaja de guía turístico. Esa mañana del 11 de septiembre le toca el World Trade Center. Es original y bonito, y la curiosidad es ver en la pantalla de la TV lo que está ocurriendo sin que la chica sorda se entere, preocupada en quehaceres domésticos. Al cabo de un rato, alguien llama a la puerta. (7'5)

Egipto: Youssef Chahine; tedioso, torpe, ridículo y demagógico es el cortometraje de Chahine, donde es incapaz de contar con imágenes y con las posibilidades del cine lo que quiere decir, de manera que se limita él mismo a decirlo ante otro de los personajes, el fantasma de un marine americano muerto en una guerra pasada, con quien discute sobre la política exterior norteamericana. (3)

Bosnia-Herzegovina: Danis Tanovic; emotivo pero algo insuficiente de Tanovic, que recuerda como otro nefasto día 11, las tropas serbias asesinaron a miles de varones bosnios en Srebrenica. El día 11 de cada mes un grupo de mujeres se manifiestan en la plaza del pueblo en memoria de este criminal acontecimiento, cuando uno de esos días llegan noticias desde Nueva York, que hacen plantearse a algunas de ellas si suspender o no la manifestación ese día. (6'5)

Burkina Faso: Idrisa Uedraogo: simpático pero más bien flojo el episodio africano. Unos niños creen reconocer a Osama Ben Laden en su poblado, y se disponen a capturarle para cobrar la recompensa millonaria que ofrece el gobierno americano. Con ese dinero piensan curar a la gente y eso les lleva a reflexionar sobre las cosas que habría que hacer en su país. (5)

Reino Unido: Ken Loach; junto al de Sean Penn el mejor trabajo de este film colectivo. Loach relata estupendamente la carta que un cantautor chileno envía a los familiares de las víctimas de Nueva York, dándoles el pésame y recordándoles que él y su gente fueron también víctimas del crimen otro nefasto día 11 de septiembre, cuando, con el amparo de la CIA, el general Pinochet dio un golpe de estado y el presidente Salvador Allende fue asesinado. (8)

Impresionante Sean Penn, una historia sorprendente y conmovedora. Además hay que valorar el riesgo y maestria que demuestra su autor al filmarla.
Con Imamura queda una sensación agridulce, una obra sublime en lo estético y que logra, como acostumbra este realizador, un impacto directo. No coincido con otros usuarios en que sea un mal corto, al contrario me parece brillante. El problema es que el halo de misterio, que a menudo es la gran virtud del cine de Imamura, queda en este caso superado por la impresión de incomprensión con la que nos deja a los espectadores.
Magistral Iñárritu, con un nuevo capítulo de exerimentación. Evocación de emoción religiosa directamente a las tripas.
Bellísimo el capítulo de Lelouch, invita a investigar la obra de este autor (personalmente lo desconocia) y ver si esa emotividad no es algo puntual en su filmografia.
Necesaria la reflexión de Loach, a pesar de la convencionalidad de su cinta. Un reproche a extender para los demás... excepto dos:
una vez más, el punto de vista del tercer mundo nos golpea magistralmente la conciencia, recordandonos que, por dura que fuera la realidad en Nueva York, fue simplemente una circustancia más en un mundo que sufre. Brillante Makhmalbaf, pero me quedo con Uedraogo (ya hemos descubierto de forma explosiva el cine asiático, ojala se pueda desarrollar y difundir la creatividad africana). Se atreve a abordar un tema tan delicado con exquisito sentido del humor y unos personajes adorables. El Gran Dictador, El Verdugo, ... ¿no es a menudo el humor el mejor vehículo de denuncia?
Lo dicho, la gran riqueza de esta cinta es la diversidad de sus puntos de vista.

Once historias diferentes, once distintas miradas del mundo, once puntos de vista, once países y once directores estampando en imágenes el sentimiento que provocó el día en que las torres gemelas cayeron. Esta película da una muestra de cuan globalizado está este mundo y como un acontecimiento impacta a la humanidad y a su cultura. En general me gustaron la mayoría de las muestras.
En el cortometraje de Claude Lelouch (Francia) se muestra como se vive este acontecimiento en la vida de una sordomuda, me pareció notable mostrar este punto de vista.
El cortometraje de Idrisa Uedraogo (Burkina Faso) refleja lo que se puede llegar a vivir después del acontecimiento y lo toma con ternura al involucrar en su cortometraje a estos niños buscando a Bin Laden, además nos muestra las condiciones socioeconómicas de este país.
Mira Nair (India) hace un cortometraje basado en la realidad mostrando a una familia hindú que busca a su hijo que se encuentra desaparecido después del acontecimiento y como ellos deben pasar del creer que su hijo es un terrorista a creer que es un héroe.
Sean Penn (Estados Unidos) nos muestra un gran cortometraje en donde combina guión e imagen deleitándonos en cada momento y mostrando un renacer luego de la tragedia.
Pero para mi, Ken Loach (Inglaterra) es el que realiza el mejor cortometraje, mostrándonos la realidad de una persona que viene de un país (Chile) donde existió un once de septiembre tan trágico y triste como el del 2001, muestra como muchas personas tuvieron que salir de su país por esto y recomenzar su vida y por supuesto que no debe ser olvidado aunque pasen muchos onces de septiembres más.

La magia del cine y el dolor de una tragedia colectiva mirada por gente de diferentes procedencias y, por lo tanto, distintos estilos cinematográficos. Me impactaron especialmente los de Samira, Irán, Lelouch, Francia y Penn, USA: estos tres por dramatizar el conflicto en la distancia de la vida cotidiana de gente al margen del hecho en sí. Los tres, muy bien logrados, conmovedores, precisos.
También interesan el de Amos Gitai, Israel, y algunos otros que ahora se me escapan.
Pero el que se lleva la palma por creación cinematográfica y valentía ideológica es el de Kean Loach que viene a recordar con gran vigor otro 11 de septiembre espantoso que EE.UU. protagonizó indirectamente, auspiciando el terrorismo de Estado en Chile con la caída de Allende: reflexión valiosa para recordar los numerosos casos de atentados perpetrados durante el siglo XX por la potencia de la libertad y la democracia. Por ejemplo, todas las feroces dictaduras del cono sur desde los años 30 (diversos personajes en Argentina, Uruguay, Paraguay, Nicaragua, Venezuela, República Dominicana...)

Ese día, que todos los que teníamos uso de razón, y televisión, vamos a recordar "ad eternum"; se vivió de forma diferente en los distintos lugares del mundo. En algunos sitios con la luz del día, en otros bajo el foco de la luna o la artificiosa luminosidad de una lámpara; en calles, en viviendas, en el campo, en la tienda o el bar, entre sueños, en el auto... Los años pasados ya (más de 18, cuando escribo estas letras) no nublan los recuerdos. El impacto de los aviones contra las Torres Gemelas, abrió un paréntesis subrayado en nuestras vidas, donde aún se mezclan comentarios, compañías, asombro y ganas de saber.
Las primeras conjeturas hablaban de un ataque orquestado contra el país más poderoso del mundo; pero ¿quién sería capaz de tamaña osadía?, ¿qué había fallado en los mecanismos detectores?, ¿por qué se le bloquearon las neuronas al presidente de los Estados Unidos?... Muchas de las preguntas que entonces nos planteamos no han quedado suficientemente esclarecidas y siguen rebotando entre secretos oficiales y materias reservadas. Lo que sucedió después todos lo sabemos: el mundo quedó inmerso en más guerras, más miedo y más amenazas terroristas que dieron alas a muchos gobiernos para limitar las libertades individuales.

No obstante, por aquellas fechas, el histórico acontecimiento afectó más a unos que a otros, en función de la zona y el instante emocional de cada cual. De eso va este reportaje que utiliza el número once como rampa de lanzamiento.

La idea de la película, poco después de los hechos, surgió de Alain Brigand que, en cuanto dispuso del dinero de producción encargó a 11 directores de zonas diversas, que elaboraran cada uno una historia, también de 11 minutos, que les inspirara libremente esa fecha tan señalada.
El resultado fue esta especie de documental, con algunos episodios de ficción, que repasaban los puntos de vista y las reacciones en distintos continentes.
Como no se pedía uniformidad, este film coral no deja de ser un collage, en el que algunos cortos resplandecen más que otros. Respetando el suceso central, los distintos realizadores, hacen su interpretación del momento en distintos ámbitos de la sociedad y, curiosamente, en la mayoría solo forma parte tangencial de sus problemas inmediatos. De ahí que los cronistas nos deriven a rupturas amorosas, accidentes locales, cuchitriles sin luz, planes de secuestro... u otros 11 de Septiembre; por ejemplo el de 1973 en Chile.

Es interesante apreciar que a pesar de la globalización forzosa, a la que estamos abocados, muchos ciudadanos del mundo se resisten a poner al mismo nivel sus asuntos y los de sus congéneres. De hecho, la mayoría ni se plantea generalidad alguna. ¿Esto es libertad o egoísmo?