Off the Map

Un filme americano adaptado de una obra de teatro, en el semidesierto Nuevo México y en los setenta (cuando la gente se iba a vivir al campo y era pacíficamente hippie), que, felizmente, por el tema tiene muy poco de la habitual violencia y, en cambio, se ocupa de personajes encantadores, pues la vida humana puede ser otra cosa que el caos, aunque nunca deje de ser dramática. Una deliciosa niña de 11 años (Valentina de Angelis), sin embargo, intuye los atractivos del mundo de la otra gente y hace algunas trampas. Actuaciones impecables, diálogos interesantes y llenos de (buen) humor. Absolutamente para ver.

Todo ser urbanita inteligente ha deseado alguna vez el estilo de vida de esta peculiar familia.
De cómo ser inmensamente rico sin poseer dinero, aunque, eso si, los problemas no desaparecen, sólo se transforman.
Apreciar la naturaleza, el entorno, las pequeñas cosas que siempre pasas por alto.
Un lo dejo todo y me largo.... al paraiso?
Vale la pena disfrutar de este film, comprender los personajes y sobretodo envidiarlos.
Quien puede deprimirse con una vida así???? y quien no?

Efectivamente, "Off the map" se sale de lo corriente. Se sale del ámbito del cine convencional y de las historias al uso, y consigue con un ritmo pausado y reflexivo, dejarte tan pegado al asiento como la mejor película de acción y de aventuras. No quiero decir que esta no sea una de aventuras. Lo es. La familia protagonista vive la aventura de su vida cotidiana, que es como un master de supervivencia para la mayoría de los que la contemplamos con cierta envidia. Y para el funcionario de hacienda, al que acompañamos en este viaje iniciático por el mágico Nuevo Mexico, la aventura es un verdadero shock que transforma su vida y le ayuda a recuperarla y a perderla definitivamente. La historia nos la narra la niña. Esa hija que todos querríamos tener. Me gustaría saber si en Campbell Scott, como en mi recuerdo, hay un homenaje a la hija de Atticus Finch en "Matar un Ruiseñor". Desde luego, aquella poesía que Robert Mulligan destiló en aquel pueblo sureño durante la Gran Depresión, está quí, en Taos. No hay un árbol y una cabaña entre sus ramas, pero aquí la niña vive entre la plataforma del molino de viento y su buhardilla. Ambas le permiten mirar la historia, que ella dirige, desde arriba, como allí, a vista de pájaro. Aquí no hay locura... o sí. También hay incomprensión de la sociedad, y también la depresión es protagonista..."¿Ha estado usted alguna vez deprimido?", preguntará uno de los protagonistas... "Nunca no lo he estado", contestará otro. Aquí no hay una casa misteriosa pero hay un zorro con alma y un velero sin vela, en mitad del desierto. Maravillosa.

No se la pierdan. Emotiva, brillante, dirigida con oficio, con pulso de experto, magníficamente interpretada. Excelente guión, fotografía, puesta en escena, ambientación. Todo fluye armonioso en un film que te deja una sonrisa en el rostro. Una sonrisa de esas que son compatibles con una cierta melancolía. Incluso con una lágrima en el ojo más tonto de los dos.

Vivir apartado en el desierto, sin trabajo remunerado, con tan sólo 5000 dólares al año para una familia que tiene una hija de 12 años parece imposible. Sin embargo, en esta cinta parece plausible que estos tres personajes hagan su tranquila vida viviendo de lo que ellos cultivan y recogen en el vertedero, en pleno contacto con la naturaleza y prescindiendo de los avances tecnológicos de la sociedad de consumo. Inmersos en la tranquilidad de Nuevo Méjico, reciben la visita de un empleado de hacienda porque hace siete años que no hacen la declaración y curiosamente les sale a pagar mil y pico dólares. El dinero en la película es un aspecto importante, ya que se menciona constantemente como una forma de explicar que es posible vivir con mucho menos dinero del que un puesto de trabajo pueda ofrecer, porque el truco es hallarse fuera del circuito del consumo propio de nuestras sociedades capitalistas. La pintura también es relevante porque este empleado de hacienda se queda atrapado por la magia del lugar y una repentina y afiebrada enfermedad que le obliga a permanecer en la casa hasta que se repone, pero ya nunca más la dejará y enamorado de la esposa se dedica a pintar en el reverso de unos rollos de papel pintado. Morirá inexplicablemente mientras pinta y sus cuiadros servirán para pagar las necesidades de esta peculiar familia.
También la depresión del padre supone otro tema fundamental al mostrarnos su resistencia a tomar antidepresivos por considerarlos una droga y la forma tradicional hopi con que se cura esta curiosa familia que acude al dentista pagándole con trueque, es decir, con intercambio de servicios.
El retrato de una forma de vida contraria a la consumista de las ciudades está hecho con un ritmo muy pausado para reflejar esa vida sin horarios ni stress y constituye un relato sincero de otras formas alternativas de vivir hoy en día.