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Violette

Drama Violette Leduc hija bastarda de un noble, conoce a Simone de Beauvoir tras la posguerra en Saint Germain des Prés, comenzando así una relación intensa entre estas dos mujeres que va a durar toda su vida, relación basada en la búsqueda de libertad de Violette y la convicción de Simone de tener entre manos el destino de una escritora fuera de lo común. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
11 de junio de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Provost regresa al género que le ha dado mayor reconocimiento -con el film Séraphine (2008)- y lo hace con este biopic dividido en siete actos y más de dos horas de duración; cada uno de estos actos hace referencia a una persona clave en ese momento en la vida del personaje de Violette Leduc, ya fuera de manera abstracta, literaria o física; Leduc fue una escritora francesa y la película se centra en un periodo de su vida que va desde los años 40 a los 60, especialmente singular por su relación con la escritora Simone de Beauvoir, siendo la primera interpretada por la actriz Emmanuelle Devos —El hijo del otro— y la segunda por Sandrine Kiberlain —9 meses… de condena—.

– Acto I: El personaje y su entorno.

Pantalla en negro; los títulos de crédito iniciales acaban de terminar y la voz en off de Violette Leduc nos dice que la fealdad en una mujer es un pecado mortal… Una sola frase nos ha dado no sólo una idea de su perspectiva vital, sino incluso de su propia personalidad y de la opinión que de sí misma tiene. Seguidamente comienza el primer acto, en el cual descubrimos que Violette vive medio oculta en una casa de campo junto al escritor Maurice Sachs, subsistiendo gracias al negocio del estraperlo en plena Segunda Guerra Mundial. En esta primera parte todo resulta excesivamente teatral, folletinesco y hacia el final no es más que un sainete carente de gracia y/o dramatismo, mostrando dos personajes infantiles y egoístas que rozan el ridículo.

Tras este primer acto la película cobra mayor empaque y credibilidad, gracias principalmente a la entrada en escena de Simone de Beauvoir cuando, al acabar la guerra, nuestra protagonista se muda a la ciudad; en este momento se establece cierta credibilidad y se empieza a conocer a fondo esta relación clave que se da entre ambas y su evolución a lo largo del tiempo —además de sus personalidades contrapuestas—. Violette, que hasta entonces no nos había dado ninguna explicación con la que entender porqué es como es, nos detalla a través de sus escritos que todos sus problemas personales se deben en gran parte al hecho de que nunca se ha sentido amada y esa es su mayor necesidad: un padre que nunca la consideró hija suya, una madre con poco tacto —ni para dar la mano— y una serie de amores no correspondidos.

Violette es un personaje atribulado que no muestra ningún interés por las personas que la rodean —y que en muchos casos han tenido unos orígenes similares—, salvo para que la amen y depender emocionalmente de ellas. Si alguna vez le cuentas algo que te angustie, te responderá contándote qué le agobia a ella y así ad eternum. Este egocentrismo y esta querencia genera, como contrapartida positiva, una capacidad para sincerarse y dar rienda suelta a su profundidad como escritora de tal manera que de Beauvoir le abre las puertas de la editorial de Albert Camus mientras confía en esa habilidad redentora de su nueva compañera y en su talento para superar los problemas de un carácter que raya en la autodestrucción.

– Acto II: Conclusión.

Violette es una buena película, segura, porque aunque no llega a enamorar ni a generar animadversión alguna, uno sale del cine y no siente que ha malgastado su tiempo ni su dinero. A pesar de lo cual, la película no es nada arriesgada formalmente y su mensaje, más que como alegato de los derechos de la mujer para ser independientes, funciona como un homenaje a una escritora atormentada por sus propias experiencias vitales que consiguió, a través de la escritura, despojarse de sus traumas y transmitir al público lector unos valores que fueron esenciales a principios de los años 60 para gran parte de una población femenina que pedía un cambio y también para una nueva generación que exigía nuevas formas de expresión, menos censura y más libertad y reivindicación de la sexualidad.

En definitiva, dejando de lado los actos, Violette funciona como biopic porque, por encima de todo, comprendemos la actitud de Simone de Beauvoir (nos ponemos en su piel) haciendo de compañera, protectora y alma comprensiva que ayuda a progresar y crecer como persona a la desesperada alma de Violette, fomentando siempre su sincera vocación; sin embargo, no deja de ser una película simplemente correcta, que no se sale de los cánones habituales ni consigue demasiada empatía a favor de su personaje protagonista, del que sólo se nos muestran los complejos de una personalidad —en palabras de uno de los amigos de Violette— melodramática… Y para ello necesita dos horas en las que no puede evitar algún que otro altibajo narrativo, siendo en tales casos Emmanuel Devos quien sostiene la película.

Fendor - @TheHauntedOcean
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Fendor
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29 de junio de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que una de las cosas más importantes que se le deben pedir a un biopic, o a una película que sin serlo estrictamente sí que nos muestre una parte de la vida de alguna figura pública, es que despierte verdadero interés por conocer más de dicho personaje. O dicho de otra manera que de las imágenes se desprenda y se contagie la pasión que ha movido al autor a retratar al protagonista de su película. Y creo sinceramente que este es el principal hándicap de una película por otro lado correctamente interpretada y realizada con pulcritud. Martin Provost parece limitarse a exponer públicamente la figura de una escritora no muy conocida al menos fuera de su país natal. El retrato es preciso y deja bien clara la personalidad atormentada de Violette Leduc. Pero se queda solo en eso. En un relato de vocación reivindicativa que parece mostrar con la precaución de no herir. Este exceso de respeto acaba sin embargo desembocando en una cierta frialdad, que sin duda perjudica a la película y traiciona a la vez el espíritu y el alma de la vida y obra de Violette. Toda la pasión reprimida y la falta de cariño que envolvió su existencia uno intuye que habrá que buscarlo en sus novelas de cuyas páginas el director francés no ha sido capaz de arrancarlas.

Lo mejor: la esforzada interpretación de Emmanuelle Devos.

Lo peor: le falta capacidad de emoción.
AMQE
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16 de junio de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La fealdad en la mujer es un pecado mortal; si eres bella es a la que miran por la calle por su belleza, si eres fea es a la que miran por la calle por su fealdad". Narrada por capítulos según las personas principales que formaron parte de su vida, en la historia de esta superviviente, osada y atrevida escritora hay mucha distancia entre su vida real y el erotismo de sus libros, entre la realidad de su presente y la ficción de sus manuscritos, separación abismal de enormes consecuencias dañinas para el alma sensible y doliente de este corazón nunca encontrado-nunca rescatado, una desesperada búsqueda de amor, de algo de cariño, de ansiada ternura, clara manifestación de una obsesiva dependencia emocional ante la evidente ausencia de estos hermosos sentimientos en su propia vida. "Miedo a morir, desconsolada por haber nacido; nadie me quiere, siempre sola, nada cambia". Un interesante y atractivo personaje, mujer valiente y caótica que intenta sobrevivir a sus propias locuras e intrépidas obsesiones que capta y mantiene tu atención con suma facilidad ante la presentación simpática y holgada de una feminista cuyo relato es de proceder hábil, sereno y nada pesado. "Me iré tal y como llegué, intacta y cargada con los defectos que siempre me han torturado". Hermosura ante los pequeños pero apreciados momentos de lectura en voz alta de las palabras de esta maravillosa imaginación inventiva que vuelca toda su sufrida esencia en hoja escrita sin pudor ni desconsuelo encontrado, sin temor y con clara necesidad de desahogo de un volcán interno que evoluciona, que explosiona hacia no se sabe dónde, lo único seguro sabido es que arrasará todo lo que halle en su camino. "La vida es la libertad de elegir tu destino". Busqueda de ese exquisito y deseable objetivo en una descorazonada novelista fuera de lo común, revolucionaria emprendedora que con un inicio torpe, loco y algo confuso para el espectador, encuentra su rumbo hacia un destino solemne y positivo, tranquilo y reposado para disfrute de la audiencia; correcto trabajo de Martin Provost que realiza una buena y digna presentación de un peculiar personaje, todo desconcierto y vorágine, de movimientos desesperados en una complicada y carismática vida que encuentra su camino a base de golpes y lesiones, rechazos y desplantes que endurecen y fortalecen su persona aunque también la hieren de una anímica muerte a la que es difícil reponerse. Entretenida visión que cautiva por momentos, adolece en otros y crea un admisible conjunto de armonía tenue e incandescencia contundente.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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20 de junio de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escritora francesa. Fea, bastarda, pobre, bisexual, desequilibrada...
Biopic sobrio e indudablemente francés: una vida al límite, desaforada, contada con austeridad y rigor, con la información justa y tratando de evitar los excesos (sentimentalismo, folletín, sordidez extrema, morbo innecesario...). Mirada despojada e inquieta que intenta reflejar el alma atormentada de esta mujer valiente, desesperada, frágil y pasional.
Comienzo deslavazado y apresurado. Estamos en Francia, en plena segunda guerra mundial, tiempo de mercado negro, miseria y dolor. Vemos las ridículas disputas de un matrimonio disparatado, la pareja se rompe y Violette se va a la ciudad; allí conoce a Simone de Beauvoir, la gran literatura, y es alentada a escribir. Vive en un cuchitril; con penurias y desarreglos, entre la angustia y el frenesí. La gran dama de las letras francesas se convierte en su mecenas y su amor imposible. Contraste entre las dos escritoras; las dos caras de la misma moneda: asentada, prestigiosa y disciplinada frente a caótica, marginal y desconocida. Coinciden en la escritura y en el feminismo; Simone lo es por convencimiento, Violette por supervivencia; una es fría y teórica, la otra es arrebatada y pragmática; la primera es triunfadora y con poder, la segunda un completo fracaso.
Como trasfondo histórico y anecdótico (tienen muy poca importancia en la historia), aparece Genet y se habla de Camus y Sratre.
Entre tanto trajín y escritura emerge con fuerza el retrato de Violette, una mujer marcada por su irregular nacimiento, por la compleja y ambigua relación de amor/odio con su madre, por su sexualidad difusa y generosa y, sobre todo, por su nunca satisfecha necesidad de compañía y amor, por la terrible condena a la soledad, a estar siempre fuera, a no contar, a ser una desclasada y, finalmente, una pobre mujer. La escritura le servirá como desahogo y anclaje, la transformación del dolor y la derrota en belleza, una sublimación obsesiva de la tristeza de vivir, convertida en poesía y verdad, será su salvación y sentido, su hogar y su pelea. Feminista inconsciente que con sus confesiones abrió la puerta a otras, desbrozó el vidrioso camino de la sexualidad femenina, el tabú del aborto, los deseos, odios y necesidades de las mujeres.
Interesante, áspera y curiosa película que juega a la sugerencia, el trazo nervioso y el tono desinhibido, al acercamiento frontal y comprensivo hacia esta mujer tan vulnerable y arrojada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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24 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que no es escritor no sabe de qué hablo. El que no conoce a uno íntimamente no sabe de qué hablo. El que no lo sufre cada día no sabe de qué hablo. Aislamiento, reflexión, un rico mundo interior, una deficitaria vida social, muchas preguntas por resolver, infinidad de respuestas que analizar… Demasiadas emociones como para no plasmarlas por escrito. Todo escritor (o creador de cualquier tipo) que se precie tiene un punto atormentado. Vive total o temporalmente sumido en la angustia. La oscuridad es su identidad y la soledad su compañera. Todo genio tiene su obra, pero también su extravagancia, su locura y su zozobra. El que no padece la enfermedad de las letras no sabe de qué hablo.

Violette Leduc, protegida de Simone de Beauvoir, era un claro ejemplo del literato descrito. Acomplejada, atormentada por la soledad, visceral. Rota por una infancia difícil y coprotagonista de una conflictiva relación maternofilial, alimentada de carencias y reproches. De Beauvoir, en cambio, era fría, racional, segura, triunfadora y respetada. O al menos así nos lo cuenta la película de Martin Provost. Leduc no pudo sino dejarse deslumbrar por la escritora y filósofa. Entre ellas se estableció una relación distante y compleja, pero llena de confianza, respeto y admiración mutua. Simone sabía del talento de Violette y la empujó incansable hacia su propósito. Y ella, ajena a su propio don, se dejó llevar cual hoja seca en otoño.

Violette es un sincero retrato de una de las escritoras francesas precursoras del feminismo. Profundiza poco en la figura de Simone Beauvoir y en la relación que esta mantiene con la protagonista, al menos desde su punto de vista, desde sus sentimientos hacia esta. La película concentra sus energías en Violette. Cómo vivió, cómo sintió y cómo escribió la primera autora en hablar de temas tabú como, por ejemplo, el lesbianismo. Es un relato bello, pausado y minucioso; no apto para impacientes, idóneo para amantes de la literatura. La trama se desliza a través de sus personajes de forma poética, al mismo ritmo que un escritor tarda en parir un gran texto. No esperéis un desarrollo rápido y fácil. Pero el desenlace vale la espera. Salí del cine con unas ganas horribles de escribir, de dejarlo todo, de comprarme una casita en la Provenza y ensuciar cuadernos al atardecer hasta quedar exhausta. Y que le den al mundo.
Violette, una historia que narra la soledad del artista, la incomprensión, la complejidad de su ser. Pero un grito de esperanza también. Porque por muy aislado que se sienta un escritor, jamás estará solo, pues siempre le quedarán tinta, papel y palabras. Pero el que no vive de las letras no sabe de qué hablo.

marujeopostmoderno.com
Iris Alca
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