City of Fear

Al ver el guión lo que me viene a la cabeza no es El beso mortal como a otros. Me viene a la cabeza Páníco en la calles que se hizo 9 años antes y The Magnetic Monster de Curt Siodmak que se hizo 4 años antes. Y entre el popurrí se nota que Irving Lerner le viene grande la historia ya que la parte final desvaría mucho. A pesar de los desvaríos varios es cierto que es una peli que se ve con agrado e incluso las limitaciones de serie B le dan el aire de peli original que no de culto. Las series B de Irving Lerner son preferibles a las series Z de Ulmer que eran de una desfallatez insultante.

City of Fear (Ciudad de miedo) es una auténtica rareza para la época de finales de los cincuenta porque logra fusionar a la perfección el género negro con el thriller de suspense que incluye la investigación radiológica de un cilindro de metal que contiene Cobalto 60, un polvo radioactivo capaz de contaminar todo en cuestión de segundos.

Esta película es un prodigio de realización por la forma tan vertiginosa como está rodada, combinando los géneros con un ritmo impresionante, como una road-movie de persecuciones donde la tensión y la acción no decae en nigún momento. Este director, Irving Lerner, tiene una habilidad especial para que una historia muy proclive al exceso, te atrape hasta el final, con un crescendo estupendo. Me imagino que este título sería una sensación en la fecha de su estreno porque ponía en jaque el pánico de la gente ante un polvo radioactivo destructivo. En este sentido, hay elementos en común con esa otra gran película anterior de Robert Aldrich, El beso mortal, una oscura trama de asesinatos y contrabando con un maletín de plutonio de por medio.

Excelente el reparto de actores poco conocidos donde Vince Edwards brilla a gran altura con ese físico tan acusado de gangster que se ve contaminado por un metal que confunde con un cargamento de heroína. Conviene destacar la partitura musical de un Jerry Goldsmith en sus primeros trabajos con esos sonidos marcados de percusión que llegan a agobiar junto a ritmos muy jazzísticos.

Me ha sorprendido gratamente esta City of fear, con un climax tan angustioso y penetrante que supera a su otra película de culto, Murder by contract, también muy valorada en la actualidad. Desde luego, otra joya de la serie B por descubrir.

Bastantes desgracias hay en el mundo para que encima venga uno y traiga más. Eso es lo que pasa aquí cuando un preso se escapa de la cárcel con un bote misterioso. Uno, al terminar de ver esta película, haciendo un análisis somero, llegaría a la conclusión que no hay mucho que contar, la fuga de ese hombre y el trayecto a Los Ángeles desde San Quintín, su último lugar de "residencia". Pero viendo la película has tenido intriga suficiente como para querer llegar hasta el final, incluso aún sabiendo cómo iba a terminar el asunto. Intriga hay, suficiente y bien narrada, con los alicientes necesarios para que no baje la tensión. No diríamos que alicientes de sobra, pero sí los justos, y uno puede adivinar que uno de ellos será la amante bandida que está esperando al fugado. Tórrido encuentro besucón que llama la atención, con una mujer de bandera muy contestona que podría cabrear a cualquier policía, pero aquí, en la Ciudad del Miedo, la policía es muy sensata, prudente y profesional. Como hay que ser.

Luego, se ofrecerá al espectador los consabidos contactos que un fugado siempre tiene, viejos contactos que quedaron de aquellos trabajos que le enviaron a uno a chirona, eso es ley de vida, todos tenemos siempre un contacto de tiempos pasados, generalmente, tiempos mejores, o más interesantes. Y estos contactos están muy bien presentados, con su mundillo particular, por lo que la película sigue acaparando nuestra atención, además que los villanos utilizan un lenguaje muy razonado, con unas explicaciones que hacen que nos parezca muy creíble lo que va pasando, así que continuamos intrigados. Por tanto, una narración muy lógica de los hechos y efectiva para entender el miedo que tratan de meter en el cuerpo, el miedo al contagio, y eso ya lo hemos aprendido bien, casualmente. El contagio viene de fuera y viene en un bote, y el fugado que lo trae cree que lleva un millón de dólares en el bote. Siempre pasa lo mismo, uno espera lo mejor, cree que tiene un tesoro y no tiene nada. Esto me lleva a una conclusión, que en realidad es la conclusión de la película (conclusión particular, que no es un spoiler): Cuando uno crea tener un tesoro, o una ilusión, como ver una película esperada de la que piensa que es maravillosa, lo mejor es no abrir nunca ese tesoro, ni cumplir la ilusión, que sea siempre un sueño por cumplir, o no ver la película, no sea que nos llevemos una tremenda decepción. La Ciudad del Miedo no es el caso, se puede ver sin miedo al bote cerrado, no hace falta abrirlo.

Uno no quiere pensar demasiado en cómo el chaval se ha hecho con el Cobalto 60 en la cárcel y qué hace este material rulando por allí y prefiere pasar al meollo del asunto porque si, por la más remota casualidad, encontrara indicios de probabilidad en el relato, les aseguro que yo ya estaría llamando frenéticamente a la Nasa para solicitar un pasaje en el próximo cohete con destino a Marte.
Así que, adoptando una actitud negacionista ante tamaño despropósito de sospechar que los que nos gobiernan están tan locos como para ponerse a jugar al quimicefa, en San Quintín, con una botellita capaz de exterminar a una ciudad como Los Angeles, en unas pocas horas, ( más que nada porque quiero seguir durmiendo a pierna suelta), me sumerjo gustoso en esta mezcla de intriga y suspense, cine negro y ciencia ficción.
Que el chaval cree que ha birlado caballo y, tras su fuga, se dispone a venderlo para pegarse la gran vida.
Nosotros sabemos que no. Como el chico éste abra la botella la hemos cagado.
Lerner se lo hace bien. Muy bien. Un magnífico ejemplo de imaginativo serie B que contiene todos los mecanismos con los que atrapar la atención del espectador.
Soberbio arranque con los agudos e inquietantes compases de la excelente banda sonora que acompaña magníficamente la tensión creciente del film.
Buenos personajes bien dibujados con personalidad y carisma y bien interpretados.
Dos chicas cañón que, aunque a mi me gusta más la rubia, tiene menos papel en la trama y tengo que conceder que el protagonista y la morena se lo llevan de calle con esas escenas de su encuentro que caldean la habitación.
Magníficas y numerosas escenas con la botellita de marras que a uno le produce escozor en la piel al verlas.
Los cabritos de los polis que no hacen más que tocar las narices al espectador dándole una información que cada vez le pone más nervioso porque lo que es ofrecer soluciones, no ofrecen ninguna.
Por todo esto y mucho más, creo que estamos ante una peli que se disfruta muchísimo y que se nota que está hecha con cariño. Que ustedes se lo pasen bien.

Interesante y entretenida película de intriga policíaca, serie B pero hecha con mucha dignidad y profesionalidad.
Tiene un buen guión y la realización de Irving Lerner logra mantener el ritmo durante todo el metraje, resultando amena en todo momento.
Los intérpretes, de esos que antiguamente se les llamaba "secundarios" lo hacen estupendamente, y aspectos como banda sonora, nada menos que del gran Jerry Goldsmith y fotografía en blanco y negro de uno de los grandes, Lucien Ballard, resaltan el buen y logrado conjunto general.
Un film que no llega a la hora y media pero que resulta disfrutable, con tensión y sentido del suspense.

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