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Pequeños fuegos por todas partes (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2020). 8 episodios. En un plácido y acomodado suburbio de Ohio vive Elena Richardson (Witherspoon), una periodista local que sigue las reglas meticulosamente y que ayuda a mantener el orden en Shaker Heights al mismo tiempo que intenta sacar adelante a su familia de seis. Cuando Mia (Washington) y su hija Pearl se convierten en inquilinas de Elena, las dos mujeres chocan, pero sus hijos se hacen amigos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
22 de agosto de 2020
52 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie de culpas y redenciones. Todo está enfocado a victimizar a los negros y, una vez más, mostrar una familia blanca burguesa aparentemente feliz pero llena de negrura, por supuesto mucho más negra que la familia negra. El guión está trabajado de tal manera que, cuando se presentan debates complejos y parece que se van a enfocar poliédricamente, el resultado sea una culpabilización de los de siempre y un cliché detrás de otro. Es el espíritu Black lives matter que explica los arrodillamientos de blancos forrados que en la vida van a vivir en un barrio negro pero que, como la productora Reese, necesitan culpabilizarse hacia fuera en este buenismo victoriano; como si fuera una penitencia a cumplir. Todo ello envuelto en lloros y sentimentalismo de celofán que no resulta creíble.
Reese cumple en su papel, que lleva haciendo ya un tiempo, de blanca en el fondo trumpiana. Su némesis negra hace un papel lamentable con el mismo gesto toda la serie. El resto cumplen. Al menos el producto está bien realizado.
No espero muchas críticas a este producto bastardo, no hay valor ya para ello
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
luis
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21 de junio de 2020
52 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Little fires everywhere' es entretenida pero bastante floja desde mi punto de vista. Si vienes buscando algo remotamente parecido a la fantástica 'Big Little Lies' aquí no lo encontrarás. A nivel cinematográfico está a años luz en todos los aspectos. Pero tampoco está del todo mal. Lo cierto es que esta miniserie no se podría haber estrenado en un momento más idóneo, pues su denuncia del racismo y del privilegio blanco está a la orden del día con la "revuelta" por la igualdad racial que está sucediendo en EEUU.

La serie se ambienta en los años 90, en una localidad de la América profunda. La llegada de Mia (Kerry Washington) una mujer negra, madre soltera y artista rápidamente pondrá en alerta a más de un vecino, entre los cuales se encuentra Elena (Reese Witherspoon), una mujer blanca y acomodada con cuatro hijos y una vida aparentemente perfecta (spoiler: no lo es).

El destino o la casualidad hará que Elena le alquile un piso de su propiedad a Mia, y que le ofrezca posteriormente un trabajo en su lujosa casa como "administradora del hogar" (también conocido como criada). En este punto de la historia podemos pensar que la serie girará entorno a la relación entre ambas mujeres, las diferentes formas de comprender la maternidad y con el racismo como eje central. Pero entonces aparece un tercer personaje, Bebe, que pondrá patas arriba la vida de Mia y Elena, y de todos quienes las rodean.

La trama es interesante, está bien tejida (a pesar de un final algo insustancial para mi gusto) y realiza una importante labor de denuncia social. El único 'pero' que le pondría (a nivel de la trama) es la visión criminalizadora sobre la adopción, a lo que atribuye connotaciones racistas. Me molesta que se pinte a los padres adoptivos como unos padres "postizos" que han comprado a su bebé, como si por el hecho de no ser madre biológica seas menos madre, y como si por adoptar a una niña de otra raza estés propagando el racismo. Obviamente la situación de la madre biológica en la serie es totalmente comprensible y ella resulta ser una víctima más del sistema, pero creo que no hacía falta criminalizar a los padres adoptivos para lanzar ese mensaje, pues al fin y al cabo ellos le han dado un hogar y una familia a una niña que no tenía ni una cosa ni la otra. En cambio, los guionistas/la escritora son mucho más comprensivos con los padres que optan por la gestación subrogada, una práctica mucho más dudosa éticamente y absolutsmente machista bajo mi punto de vista.

El guion flojea bastante. Está repleto de frases 'clichés' y de momentos que buscan la lagrimilla fácil y el 'speech' epoderador o aleccionador, según la situación. Además, no es nada sutil y se empeña en remarcar obviedades en vez de dejar más espacio a la reflexión personal.

De la fotografía no hay mucho que decir. En los últimos años se han hecho series con una estética muy cuidada, algo que hasta hace poco parecía de menor importancia en la televisión. Esta serie no es una de ellas. Teniendo en cuenta que la protagonista es fotógrafa, podrían haber cuidado mucho más este aspecto. La banda sonora tampoco resulta destacable, pasa sin pena ni gloria y consigue el efecto deseado en general.

Y por último me gustaría hablar de las actuaciones. Me parece curioso que algunos críticos hablen de duelo actoral entre Witherspoon y Washington. Básicamente porque la primera está soberbia (en un papel parecido al de BLL pero con un enfoque más oscuro) y la segunda está sobreactuada a más no poder. Los gestos faciales, los movimientos, la manera de expresarse, los llantos y gritos desconsolados. Madre mía, menudo espectáculo. Había momentos en los que sentía vergüenza ajena. Y esto es un gran problema para la serie, porque es con el personaje de Mia con el que debemos empatizar. Sin embargo, entre la desastrosa actuación de Washington, que convierte a su personaje en una mezcla de soberbia y irritación constante, y el papelón de Reese, acabamos sintiendo más empatía por la mujer blanca rica, racista y manipuladora.

En cuanto a los secundarios, hay un poco de todo. Los hijos cumplen más o menos bien, sin destacar a nadie. Joshua Jackson está por ahí y no lo hace mal pero tampoco resulta nada destacable. Encontrarme a Rosemarie DeWitt en la serie fue una grata sorpresa. Me parece una gran actriz que nunca ha tenido mucho reconocimiento, a pesar de sus geniales papeles en 'Rachel getting married' y 'United States of Tara'. Aquí su papel es esencial para la trama aunque ella aparece en contadas escenas, pero está muy bien.

En resumen, aunque la crítica social es acertada, no salva a esta miniserie de una dudosa calidad. Lo mejor, sin duda, es la actuación de Reese Witherspoon. Ella es el motivo por el cual nos tragamos todos los episodios sin pestañear. Bueno, ella y los giros melodramáticos que da la serie capítulo tras capítulo que, aunque resulten forzados y mediocres, tienen su punto de misterio y de enganche. No te va a cambiar la vida, pero puedes disfrutar un rato, hasta que te aburras.
Gizzu21
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15 de julio de 2020
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Construida básicamente en torno a esa intimidad que se establece y de la que frecuentemente no hacen uso los guionistas para generar contenidos de interés.

Las series gustan, porque el espectador acaba estableciendo un compromiso con sus protagonistas; para que esto se consiga con un mínimo de calidad, han de adoptarse recursos que eviten la superficialidad en trabajos de género, como este... afortunadamente, aquí sucede.

Sus protagonistas están bien definidas, con sus contradicciones, dudas, anhelos, miedos. Es lo de siempre, porque ya no puede haber nada nuevo. La diferencia estriba en como lo han contado, y la manera... me ha gustado.
ANHELL
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17 de mayo de 2020
36 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante. Acababa de ver "The Morning Show" y quería seguir un poco más a Reese, que me encanta y enamora (aquella serie es magistral, por cierto) y me he llevado una sorpresa, porque la intensidad (exceptuando el contenido primer episodio), el argumento, el ritmo (por momentos, frenético, pero con pausas a veces estremecedoras), el clímax (siempre "in crescendo"), el guión y las sublimes interpretaciones de absolutamente todos, la convierten en una pequeña y desapercibida (¡injusticia!) maravilla.
Me ha recordado, por momentos a "Una vacante imprevista", la novela de J.K. Rowlling, y, como esta, tiene muchos elementos de Stephen King (los guiños a "Carrie" son indudables). La novela en la que está basada debe de ser estupenda, pero, francamente, no la voy a leer (supongo que ahora ya es demasiado tarde, eso hay que hacerlo antes).
Cine con mayúsculas. Muy recomendable a todos, pero especialmente a los amantes del drama estilo "Big Little Lies". Un 10 rotundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
el franciscano
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12 de mayo de 2020
21 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende que una miniserie como Little fires everywhere, hasta hace bien poco, no tuviera un canal de distribución en España, sobre todo si tenemos en cuenta el éxito de Big Little lies y la existencia de una plataforma como HBO, en la que esta producción de Hulu (The handmaid’s tale) hubiera encajado como un guante. Si además nos fijamos en que tanto detrás como delante de las cámaras está la omnipresente Reese Witherspoon, protagonista de otro éxito de la temporada como es The morning show, todavía se entiende menos que hasta la semana pasada Prime Video, la plataforma de Amazon, no anunciara su inminente estreno, que será el próximo 22 de mayo.

A pesar de las similitudes con Big Little lies, esta nueva apuesta personal de Witherspoon puede que plantee una trama más sencilla, sin thrillers ni misterios de por medio, pero mucho más profunda que la que nos proporcionaba la creación de David E. Kelley. El plantel de actrices quizá sea algo menor pero con la presencia de Witherspoon y, sobre todo, de Kerry Washington, la serie se basta y se sobra. El casting, en gran parte formado por adolescentes, es inusualmente perfecto.

Estamos en los años 90. Little fires everywhere arranca, muy poco sutilmente, con un incendio que destruye la mansión de Witherspoon en el idílico pueblo de Shaker Heights. Las similitudes con la Madeline de Big Little lies son más que evidentes, hasta el punto que uno puede llegar a confundirlas. Por suerte, la vida perfecta de esta periodista en un diario local, con cuatro hijos y dos polvos semanales con su marido (Joshua Jackson) fijados en el calendario, se ve alterada unos meses antes de la tragedia con la llegada al barrio de una mujer negra y su hija adolescente. Llegan en un coche destartalado, una parada más en su vida nómada, con una mano delante y otra detrás. Y como buena conciudadana, ejemplo de madre, esposa y vecina, decide echar una mano, no tanto por solidaridad sino para engrosar su currículum de buenas acciones para la comunidad.

Elena encarna ese arquetipo de mujer pudiente cuya perfecta proyección hacia fuera es inversamente proporcional a los problemas que guarda de puertas hacia dentro, en su mayoría provocados por ese afán de convertirse en una ciudadana ejemplar. Sus buenas acciones no son del todo altruistas y como tales acarrearán consecuencias, exigirán contrapartidas que Mia, la madre soltera, independiente y con carácter no estará dispuesta a aceptar. Desde el momento en que los personajes de Witherspoon y Washington se cruzan da comienzo una espiral apasionante de tiranteces en torno a la raza, la clase social y la maternidad. Sin caer en el victimismo ni en el discurso fácil, Little fires everywhere afronta de manera muy honesta ese choque racial en Estados Unidos. Finalmente, más que de un conflicto abierto, se trata de pequeños gestos, malentendidos y malas interpretaciones, microracismos cotidianos que terminan minando la convivencia diaria.

Pero el gran motivo de la serie no es otro que el de la maternidad, entendida de distintas formas y abarcada desde todos los ángulos. ¿Tiene derecho una mujer a arrepentirse de ser madre? ¿O de lo contrario? ¿Qué ocurre cuando se rompen los lazos entre una hija y su progenitora? Las lecciones sobre la maternidad pueden llegar a convertirse en una terrible recámara de reproches entre mujeres, listas para ser lanzadas como misiles de largo alcance. Sin embargo, la vida (y la serie) nos revelan que no existen doctrinas universales para las relaciones humanas. Las discusiones entre Mia y su hija Pearl (sorprendente Lexi Underwood) o entre Mia y Elena, con sus dos miradas opuestas, son de alto voltaje precisamente porque vierten todo el trasfondo y toda la carga emocional que acarrea algo tan universal como ser madre. Pequeños fuegos latentes, perfectamente reconocibles, y que son los que convierten a esta serie en toda una vibrante olla a presión.
polvidal
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