El hombre con la cabeza de goma (C)

Aquí estoy ante la película más antigua de FA, y, viendo que nadie ha hecho crítica, me decido a hacer una yo.

Como es de imaginar, no es gran cosa, un científico loco que ha creado una cabeza a la que le puede modificar el tamaño.
Pues bien, no es nada especial ni nada muy entretenido, pero es de una gran originalidad y aún más para su año (aunque no me guste usar la excusa de 'está bien para su año', aquí haré excepción porque es prácticamente del año 1 si hablamos de cine!).

Así que por los casi tres minutos que dura digo yo que merece la pena la pena echar un vistazo a esta locura, visionismo, y posterior culto de lo que fue Méliès.

La verdad que era chistoso este hombre, desde la fantasía y el surrealismo hasta la comedia, sabe como utilizar el invento para hacer pasar el rato aunque la verdad que creo que él se lo pasaba mejor que nosotros.
No es de sus mejores cortos pero la idea cambia, utiliza técnicas diferentes a las apariciones y desapariciones, el hacer crecer la cabeza será algo nuevo y original, el maestro francés seguía estudiando.

Georges Méliès debió de pensar en qué pasaría si le dejase la cámara a un ayudante inconsciente y se le ocurrió hacer este corto para demostrar que si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo, que otros pueden destrozarte el trabajo, o también debió de pensar que se debe elegir bien a los ayudantes porque tener a un inconsciente no es bueno, o simplemente quería decir que quien juega con globos acaban explotando… Méliès sigue jugando con los efectos especiales de los orígenes del cine.

Un nuevo experimento. Aunque Méliès creo que se da cuenta que se está quedando atrás con las nuevas técnicas y aquí quiere ir un poco más allá, al menos un poco. Y es que, aunque hemos visto mil cabezas sin cuerpo en películas anteriores a Méliès, ahora se le ocurre hacerle zoom. Menos mal!! Algo novedoso tanto en su cine como en el cine de aquella época. Es por eso que la puntúe bien, porque al menos va avanzando.

Es sorprendente como la determinación de Georges Méliès lo llevó a hacer cosas tan sorprendentes como El hombre de la cabeza de goma (1901). Aquí, Méliès incorpora su aprendizaje en El hombre de las mil cabezas (1898) y vuelve a usar su tan efectivo truco de la cabeza desprendida, solo que agregando un factor: el crecimiento de la cabeza de goma. Cineastas como Méliès son los que traen innovación al cine, no solo porque en su momento saben ir más allá de lo que la mayoría está haciendo, sino porque saben revolucionar los artefactos y herramientas de las que dispone el cine.

Aquí, algo tan simple como la perspectiva (la distancia de sujeto respecto a cámara) es empleado de manera magistral para crear un efecto óptico y una ilusión, cosa que sólo el cine puede hacer. Sumado a eso y a la vista frontal y bidimensional de los cortos del francés, es que se genera este efecto, pero Méliès no se queda solo con la demostración sino que crea una historia que en sí, es un acto de magia pero también un chiste. En definitiva, el trabajo de un visionario.