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King Kong escapa

Ciencia ficción El comandante Nelson, del submarino Explorer, estudia el mito de King Kong, que le fascina, y aprovechando unas reparaciones se acerca a la isla de Mondo, donde según sus investigaciones debe habitar Kong. Mientras, en el Polo Norte, el pérfido Doctor Who tiene una base secreta, en la cual ha construido un émulo robótico de Kong, Mechanikong. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
22 de diciembre de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
King Kong es raptado por el pérfido Dr. Wu para extraer material radiactivo del subsuelo del Polo Norte, algo que no puede hacer su réplica metálica Mecanikong por exceso de radiación. El monopolio del material radiactivo dará la supremacía en la carrera armamentística a un pequeño país para dominar el mundo. Pero King Kong se escapa y huye… de la civilización.

King Kong, es un personaje con fuerte identidad en el cine fantástico, un monstruo como Godzilla, Drácula, el monstruo de Frankenstein, el hombre lobo, la momia o Paco Martínez Soria. Este King Kong es más inteligente de lo usual ya que comprende básicamente el lenguaje humano y es manipulado, drogado, hipnotizado y explotado laboralmente. En esta película se enfrentan King Kong y Mecanikong y aparece el repertorio clásico del género: científicos malvados, planes para dominar el mundo, armas atómicas, laboratorios secretos pop, robots, errores científicos, rubias que se tropiezan, espías asiáticas, japoneses rocker, héroes acartonados, amores a primera vista imposibles, islas misteriosas, reptiles gigantes, destrucción de ciudades, escalada a edificios singulares (en este caso la antigua torre de comunicaciones de Tokio), etc. Como en la mayoría de las películas de monstruos se pasa de lo real (de la biología a lo social) a lo irreal, sin pasar por lo imaginado (los perfiles psicológicos). Por tanto, no hay que esperar demasiado de la película, a no ser que se sea un fan de este tipo de cine o que se viera la película de niño en la década de los 70 en un cine de verano.

La película se realizó en un periodo de expansión económica en Japón (1966-1969), la elevación del nivel de vida culminó con la exposición internacional de Osaka en la que Japón se presentó como la 3º potencia mundial, superando en P.I.B. a la R.F.A. No obstante este clima de esperanza no redujo la relación del japonés con las películas de catástrofes. El cine de Kaijus (monstruos) a través de Tokusatsus (efectos especiales) seguía siendo muy popular sobre todo a través de los Estudios Toho, con Tsuburaya en el maquetismo y transparencias y Honda, amigo y un año menor que Kurosawa, en la dirección.

La indefensión ante las catástrofes es el tema principal de las películas japonesas de monstruos y está fundamentada en dos fenómenos sufridos: los terremotos y la destrucción nuclear. Esta posición debilitada de las personas ante la amenaza que surge desde dentro de la tierra (los terremotos) y desde el cielo (las bombas nucleares) les comprime. El gran terremoto de Kanto y la aniquilación de las ciudades de Tokio, Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial, estas dos últimas causadas por el único ataque nuclear de la historia (de EE.UU contra Japón, ordenadas por Truman) dejó una huella atroz en esa generación. King Kong es la amenaza de la naturaleza, latente, dormida y Mecanikong es la amenaza tecnológica, radioactiva, fruto de la ambición y crueldad humanas.
persona
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28 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película curiosa, muy ingenua en cierto modo, y con momentos divertidos. Sin duda es un tipo de "cine de barrio" al estilo japonés, con maquetas y efectos especiales muy cutres, pero con un encanto entre "naif" y "camp", a lo que ayudan la fotografía en color, y los decorados. Mechanikong es como el lado oscuro de King Kong. Es un mundo con claras conexiones con el "manga" y el "anime" de esos mismos años. Un mundo situado en el centro de la cultura popular, "pop" si se quiere, del Japón de entonces (junto con Ultraman y otros personajes archiconocidos).

Se puede destacar la presencia en el reparto de actores estadounidenses (como Rhodes Reason) entre los actores japoneses, lo que se explica por el hecho de ser una coproducción entre Japón y los Estados Unidos. Supongo que la versión que he visto es la japonesa, con todos los actores, incluidos los norteamericanos, hablando en japonés, lo que no deja de ser insólito.
Pedro Triguero_Lizana
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28 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchos los que han conocido a King Kong gracias a la moderna adaptación de Peter Jackson, dejando relegado por desgracia el gran clásico de Schoedsack y Cooper...
Y seguro que aún menos conocen aquellas aventuras del rey de Skull Island por tierras japonesas. Aunque visto lo visto hubiera sido mejor no conocerlas nunca.

Pero ésta no es la primera de ellas. Ciertamente el simio no es que haya ocupado una saga tan larga como sus otros colegas monstruosos de profesión; de hecho la segunda vez que el cine vio a Kong fue en "King Kong contra Godzilla", y ya habían pasado casi tres décadas desde su primera aparición. Pero Toho compró sus derechos y mandó a su mejor hombre en cuestión de películas de entretenimiento plagadas de bichos gigantes, el sr. Ishiro Honda, quien ya se había dedicado a destruir el Mundo muchas veces con ellos (Mosura, Radon, Dogora o Ghidorah figuraban en la lista de los más famosos).
Pasan unos años, el director se dedica a otras cosas, sigue dándole dolores de cabeza a Godzilla (que ahora es querido por todos...fíjense cómo degeneró el lagarto atómico)...y entonces vienen los chiflados de la productora y deciden retomar el concepto del anime de corta vida de Hiroshi Ikeda, donde Kong es amigo de un niño y va por ahí embarcándose en múltiples peripecias. En fin, para una serie infantil de dibujos la idea resulta incluso entrañable, pero no para ser llevada al cine, y menos de la forma en que la quisieron llevar; de primeras nos encontramos con una revisión un tanto particular de la obra original, donde un submarino americano quiere ir a la isla a encontrarse con el simio.

En este caso la joven inocente Ann Darrow es sustituida por Susan, una enfermera o teniente, no se sabe muy bien (rubia, por supuesto); hasta ahí todo parecería normal. Sin embargo, en otra parte se nos presenta una trama que empieza a descolocarlo todo y a llevarnos a terrenos un tanto especiales; porque la inclusión de un científico malvado llamado Dr. "Who" (que nada tiene que ver con el personaje de la mítica serie británica) cuyo objetivo es apoderarse de un elemento químico destructivo (o algo así) gracias a un robot gigante hecho a imagen de Kong y siendo financiado por una misteriosa y glamurosa agente de un país desconocido ("Piranha")...resulta cuando menos especial.
Todo esto alcanza unos niveles de esperpento y ridículo difíciles de superar; así que por un lado tenemos este batiburrillo de coloridas intrigas de espías con genios malvados y chicas exóticas al más puro estilo Bond (para más inri, ésta última es la preciosa Mie Hama, quien acababa de encarnar a la agente Suzuki en "Sólo se Vive dos Veces" (¡y la primera actriz japonesa en aparecer en el Playboy!) ), y por otro los fundamentos clásicos de "King Kong", aquí reducidos drásticamente y optando Honda por el rápido encariñamiento del simio con la chica, lo que también aporta algunas de las más patéticas secuencias de la película.

Lo malo es cuando los dos argumentos confluyen debido a los continuos errores del supuesto genio maléfico (ese esplendorosamente repulsivo Hideyo Amamoto más cercano a un Fu Manchu tecnológico), y el caos narrativo campará a sus anchas. Mal explicado y tratado, se nos sugiere que el comandante del submarino (Nelson) y "Who" saben el uno del otro e incluso se han cruzado en un par de ocasiones, como si todo formase parte de una saga ya existente; por ello es aún más confusa el cómo acaba uno implicado en la historia del otro. Pues esto sucede, y sin explicaciones, ni pareciera que al veterano Takeshi Kimura le importe tres narices...
Aparte de que los personajes resultan irritantes y sus interacciones nada creíbles, el desarrollo del guión es un constante "ir de aquí para allá" y situaciones inverosímiles e inútiles; todo cae en el descontrol después de que "Who" secuestre a Kong y de rebote al trío principal (donde está el oficial japonés Nomura). Hay amenazas, hay torturas, incluso hay ocasiones en que el simio se enfada, pero Honda rueda esto sin sentido de la tensión, ni del suspense, sobre todo al hacer a "Who" más penoso que terrible...así que no se nos antoja el que dichos protagonistas corran verdadero peligro.

Hay que esperar mucho, muchísimo, para llegar a la ciudad y ver como todo ese desastre argumental se convierte en el clásico "kaiju-eiga", con los ciudadanos correteando, edificios destruidos y una singular batalla entre Kong y su doble robótico (¡el "Mechani-Kong"!) que puede pasar sin problemas a los anales del cine "freak"; el Empire State será entonces reemplazado por la torre de Tokyo.
Pero ni los combates en la isla entre aquél y un dinosaurio que puede saltar (se me partió un pulmón tras contemplar tal disparate) podrían dar algo de valor a esta cara coproducción américo-japonesa la cual para nada cubrió el presupuesto invertido...y es que ni tan siquiera muchos de los implicados tenía esperanzas de éxito. Pasaría otra década hasta que Kong volviera a aparecer, y sería de la mano de John Guillermin en la mediocre revisión con Jeff Bridges y Jessica Lange que todos conocemos...
Chris Jiménez
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