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El doctor Mabuse

Thriller. Drama La primera versión cinematográfica del Dr. Mabuse consta de dos partes: “El gran jugador” y “El infierno”. El doctor Mabuse es un villano que no se siente atraído por los bienes materiales, sino por el placer que le proporciona jugar con el destino de los hombres. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
6 de marzo de 2011
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de ser significativo que en la década de los veinte, con dos años de diferencia (1920 y 1922), dos directores de cine alemanes dedicaran sendas películas a la temática de la gestación de la semilla totalitaria y fascista. Uno fue el pionero del expresionismo, Robert Wiene, con “El gabinete del doctor Caligari”, de guión original. El otro, el fructífero Fritz Lang, con su primera entrega sobre el maquiavélico doctor Mabuse, basada en la novela de Norbert Jacques.
No creo que sea coincidencia que en ambas obras los protagonistas sean hombres enigmáticos, de naturaleza despiadada, que odian y desprecian a la humanidad, con poderes sobrenaturales para la hipnosis y la manipulación psicológica de sus víctimas. Los devora una ambición desmedida por dominar, someter, controlar y eliminar los estorbos, pasando por encima y asesinando a quien oponga resistencia, o a los que catalogan como demasiado insignificantes para merecer la vida. Su plan último consiste en hacerse los amos y señores del mundo e instaurar su régimen de terror, sirviéndose de sus vasallos, los cuales han de obedecerle incondicionalmente (a lo que contribuye el don persuasivo y coaccionador del líder). El objetivo final es borrar de la faz de la tierra a todos los disidentes y los que no entran en la categoría de raza superior. El líder jamás establece relaciones de igualdad. A su alrededor, todas las personas sin excepción están muy abajo en la jerarquía. Sus secuaces son herramientas prescindibles que usa como medios para conseguir sus fines. Cuando dejan de serle útiles, fallan o se rebelan, se deshace de ellos. Tampoco tiene facultades para amar. Lo más que siente es deseo de posesión, el capricho morboso de hacer suyas las voluntades, de rendir por la fuerza o por su implacable poder para convertir a los demás en peleles. Cuando desea a una mujer, por ejemplo, la consigue a cualquier precio, y su máxima satisfacción íntima es arrastrarla por el fango, pero no saboreará la plenitud hasta que ella ame el fango que traga, hasta que adore la mano que la estrangula. Para el monstruo, tiene que ser algo similar a una sensación orgásmica ver cómo ella cae en lo más bajo por él, cómo besa la mano de su torturador y asesino. Ya tiene a su autómata perfecta, a su seguidora más leal.
Al tirano le atraen los retos, claro. Las misiones fáciles no lo seducen. Planifica los cometidos más retorcidos y enrevesados sólo por placer, por puro juego, para probar su inteligencia y para despistar a la policía, burlándose de las autoridades.
Le gusta abatir una voluntad fuerte, una inteligencia aguda o una valentía firme. Se regocija por dentro cuando alguien le planta cara, pero no por respeto hacia su adversario, sino porque su vanidad se alimenta vorazmente cuando lo derrota.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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25 de marzo de 2006
42 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Robert Wiene había firmado tres años antes la famosa El gabinete del dr. Caligari, considerada por los críticos cumbre del expresionismo alemán. Siguiéndo esa línea Fritz Lang rodó El doctor Mabuse con la intención de ser fiel reflejo de su pensamiento hacia la República de Weimar.

Mabuse es un ilusionista, un telépata, un embaucador, un jugador, un asesino, un terrorista, un enfermo. Y dependiendo del día que toque también es un transformista: reputado psiquiatra, director de hotel, miembro de la nobleza, tahur... A día de hoy no pasaría de ser un pelagatos que te sacaría la pasta por leerte las líneas de la mano y con menos peligro que la delantera del Alcoyano.
La atmósfera de los años 20 tenía una predisposición por la sugestión, el espiritísmo y las emociones fuertes. Terminada la guerra la gente de buena alcurnia optó por el desenfreno. Y el dr. Mabuse es una especie de Lucifer que quiere acabar con todos ellos. Sus subordinados le temen por creerle una encarnación del mal. Al final es el aburrido bien quien se impone tras casi tres horas de película.

Dividida en dos partes, en la primera la banda sonora es más alegre y rítmica. En la segunda se nos prepara para el triste final del puto loco en que se convierte Mabuse. A veces puede resultar algo pesada pero tiene momentos de gran interés. Buena.
Txarly
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5 de enero de 2014
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagino que han leído la sinopsis y la ficha técnica por lo que voy a obviar los datos sobre la película, por no repetirme si alguien tiene la cortesía de leerme. Rodada inmediatamente después de “Las tres luces” (Luis Buñuel fue seducido para el cine, tras visionarla), y muy alejada de su atormentado romanticismo. “El Dr. Mabuse” fue un éxito en su tiempo que marcó buena parte de la carrera posterior de Fritz Lang. Una curiosidad de la película es que Thea von Harbou, la guionista y colaboradora, se convirtió en esposa de Lang, ese mismo año. La guionista había sido esposa anteriormente del protagonista del film y de la mayoría de las películas alemanas de Lang, Rudolf Klein-Rogge (Mabuse).

En el personaje de Mabuse se refleja el clima de tensión de la época de la posguerra. El criminal sin escrúpulos se aprovecha de la falta de seguridad y el caos, y alcanza el poder total gracias a la decadencia y el nihilismo. Se abrió en Alemania una época de profunda desesperación, de histeria, de cinismo, de vicio desbocado, la pobreza más desgarradora iba de la mano de la riqueza más ostentosa. En Berlin se acuñó la palabra “Raffke” que aludía a la acumulación de dinero.

La fuerza del personaje de Mabuse se basa en buena medida en sus poderes hipnóticos – y muy vagamente en las teorías freudianas del subconsciente -, de forma que controla la mente de sus víctimas, enamorando a las mujeres y manipulando a los hombres en provecho propio. Sin duda, el incuestionable talento de Lang para dotar a la acción de ritmo y dinamismo, hace amena su larga duración. Su inagotable inventiva visual, con la que consigue obtener grandes resultados a partir de los limitados recursos técnicos de la época, ayudado por su conocimientos de dibujo y arquitectura, visibles en la composición de los planos y en el movimiento de los actores dentro de los mismos. También influye en el resultado final la excelente fotografía del operador Carl Hoffman, así como los abundantes recursos económicos (15 millones de marcos en 1922), una enorme y lujosa escenografía.

Sus decorados pueden hacer las delicias de los aficionados a las corrientes artísticas del siglo recién acabado, por cuanto aúnan el más depurado “art déco” – patente en los numerosos clubes nocturnos y muy especialmente en la mansión de la condesa Told, repleta de piezas de arte africano – con las líneas oblicuas propias del expresionismo; movimiento con el que siempre se ha identificado a Lang, por más que éste ha negado repetidamente su adscripción al mismo. Tras su fachada de lujo y frivolidad, por entre sus alocadas peripecias, se filtra el retrato en escorzo de una sociedad agitada y corrupta, la de la República de Weimar, en las que se mezclan las altas finanzas y los bajos fondos, los burgueses respetables y los asesinos sin escrúpulos, la pasión por el juego y la adición a la cocaína. Un universo turbulento, entre el Brecht de “La ópera de cuatro cuartos” y el Pabst de “La caja de Pandora” (es elocuente el subtítulo de la primera parte del film: “Retrato de una época”).

El film de Lang encierra finalmente una parábola moralizante: el poder absoluto conduce directamente a la locura. Lang reconocía que Mabuse era “hijo de Nietzche”, las obras de este filósofo alemán sirvieron, convenientemente retocadas por la propaganda, para legitimar ideológicamente el Tercer Reich.
Antonio Morales
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9 de mayo de 2006
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesantísima trama sobre un genio criminal maestro del disfraz y de la hipnosis que se dedica a desplumar a ricachones en juegos de cartas. El fiscal Von Wenk le sigue la pista, y cuando un nuevo rico joven llamado Hull cae víctima del doctor, ambos se alían para atraparle.

Es una gozada ver la madurez de un cineasta que ha sentado las bases del trhiller. Nunca nadie por aquel entonces había conseguido una incertidumbre como en esas partidas en las que se intenta descubrir al doctor; y, posteriormente, pocas veces se ha igualado. Es digno de estudio el comportamiento despótico de Mabuse para con sus secuaces, y también el hecho de que, con su gran poder, decida robar sólo a los ricos. La historia se reserva, además, un cuadrángulo amoroso en el que Mabuse continuará ejerciendo su poder sobrenatural.

Me mantuvo enganchado y el final me dejó con una ganas tremendas de ver la segunda parte –o tercera, según se mire–, cosa que no tardé mucho en hacer.
jastarloa
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17 de noviembre de 2006
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Concebida como dos partes: "El gran jugador" y "El infierno" el Dr. Mabuse es la primera representación cinematográfica de la maldad humana.
Lang crea un criminal sin escrúpulos, una especie de mago de marionetas, que mueve a la sociedad a su antojo, utiliza para ello todos lo medios posibles y no repara en consecuencias. Todas estas cualidades caracterízan a un personaje con un carácter fuerte y decidido, conferido por un desequilibrio mental, que será finalmente la perdición del doctor.
Sin duda se observan las influencias de los seriales sobre criminales de Feouillade como "Judex", "Fantomas" o "Los vampiros", que tanto éxito obtuvieran años atrás, sin embargo Lang consigue caracterizar a su personaje a la perfección, permitiendo que con un par de pinceladas se defina su carácter, pudiendo mejorar de esta forma los referidos seriales.
El film tuvo su continuación, ya en sonoro, con otra obra maestra del mismo director: "El testamento del doctor Mabuse". Entrados los años sesenta se intentó retomar el éxito de esta malvada figura con "Los crímenes del Dr. Mabuse", ya sin la dirección de Lang, y por lo tanto con inferior calidad a sus hermanas mayores.
o0_oscar_0o
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