Llego ahora de verla, muy esperada por las figuras y por la labor de la protagonista y del director. Pues bien, debo y quiero hacer esta crítica (oyendo El lago de los Cisnes), para evaluar este film en la genial producción del director y situarla en este año cinematográfico, puesto que está siendo muy premiada y comentada en todos los certámenes.

En cuanto a la precoz y más que meritoria actriz, Portman llena la escena (nunca mejor dicho) eleva su categoría como intérprete hasta donde nunca se había encaramado, el momento ideal para demostrar lo que muchos pensábamos sobre esta talentosa actriz. Las faces de su rostro son aquí inolvidables como símbolo de la confusión del alma en un juego maniqueo. Mención especial a Vincent Cassel, un flamante contrapicado para la historia de la protagonista. Pero he aquí la creación de personajes y los matices que otros actores han conseguido del mismo director. No puedo olvidar a Rourke, en El Luchador, la interpretación más lograda y brillante de un actor o actriz a manos de este director, una verdadera emoción física, palpable, que sí logra llegar hasta el mismo fondo del ser humano. Y bien podría jactarse Aronofsky de haber creado este papel y haber creído en un actor denostado, y es que a veces los papeles aparentemente más fáciles como el de Rourke, desarrollan una serie de matices y nivel interpretativo mayor que el de un personaje mucho más difícil como es el de Natalie Portman, por la que siempre he tenido una gran debilidad; pero aquí quizás la experiencia de la vida ha hecho que Rourke sea "imbatible".

Es inevitable, por lo tanto comparar esta película con su último film, puesto que resulta evidente el paralelismo que el director establece entre ambas historias, y como él mismo comenta: "dicen que el wrestling es la menor de las expresiones artísticas, mientras que el ballet es la mayor expresión del arte". Así es, pero si bien con El Luchador, Aronofsky había tomado una vía expresiva y una construcción de cine diferente a sus películas anteriores, con Cisne Negro vuelve a ese ritmo sin descanso que coge al espectador y lo atrapa contra la butaca/silla, abofetea su presunta moralidad psicológica y lo hipnotiza con una atmósfera formal potente y adictiva. Quizás había confiado en que el director seguiría por la vía apuntada en The Wrestler, en la que el espectador debe ir a por la esencia del film, pero esta esencia ya penetra hondo de forma directa y visceral en la sensibilidad más profunda. Aún así, Black Swan es un film extenuante, tenso, terrorífico a veces (algo superficial o externo en su concepción y expresión), pero es algo que no debe tenerse como meritorio, pues ya lo había demostrado ampliamente, no hay más que ver su ópera prima Pi, o Requiem por un sueño.

No creo que se merezca el título de mejor película del año y como ya han mencionado en otras críticas está por debajo, en montaje y veracidad documental y muchas otras cosas, de la excelente miniserie "Generation Kill". He de reconocer que el trabajo y el papel entre tinieblas de Renner es más que meritorio y eleva mucho la calidad de este film, quizá inflado por el nombre de su directora y por el papel de Atenea cinematográfica del momento, que se le ha querido buscar, para llegar al gran público, sin duda. También el guión, muy bueno en general, y la reflexión sobre lo infernal y lo confortable, en el mismo personaje central, debe tenerse en cuenta como aciertos, sin olvidar la "cercanía" que la película tiene con el llamado cine independiente.

En todo caso es una película que se debe contemplar detenidamente!