Como pasa en muchos grandes libros, en esta película el narrador es el personaje clave. Herzog todo el rato encuentra la distancia justa para hablar del matrimonio, nunca es cursi ni frívolo (algo que sería letal en esta peli), y sus ironías no son nunca mordaces pero sí creativas. Incluso hacia el final, en los momentos más conmovedores con la música de Ana Gabriel, me parece que lo que emociona de la película es la admiración de Herzog por los Krafft, por su idea del vitalismo y por su reconocimiento a lo que él entiende que son dos almas gemelas a él, y sobre todo ambivalencia cuando suena la letra "Nunca tú debiste decidirlo, pues creo que eran cosas de los dos". Herzog seguramente nunca muera de una forma tan novelesca porque parece amar demasiado la vida, y esa mezcla de reconocimiento y de celos hace del narrador una figura tan cautivadora.

Romanticismo exaltado pero infectado por un sentimiento de nostalgia tardía, de una excesiva consciencia de las pérdidas vitales. Esto hace que la película esté llena de frases brillantes y agridulces:
- What did you ever do than makes you worse than me? I'd marry you in a minute!
o:
- Could you give me a minute to - get used to it, Bill?
Hay una nota emotiva sostenida que nunca decrece porque las personalidades de Bill y Marlene luchan cada una por su supervivencia hasta que finalmente abandonan sus defensas, y también por la sencillez lógica y la belleza con la que se sucede cada escena, cada gesto. Uno ni siquiera siente que la película tenga un conflicto, sino un paisaje emocional en el que los primeros desengaños eran pasos necesarios para la unión de estas dos personas tan cercanas (aunque ellos no lo sepan). Es el tipo de primitivismo sofisticado que te encuentras en literatura premoderna, como en las primeras epopeyas europeas, los romances, las baladas inglesas. Sencillamente irresistible.

Si 'Chinatown' tiene alguna razón para perdurar esa es Faye Dunaway, tanto su actuación como la forma que tiene Polanski de grabarla en cierta escena. Su cara es durante toda la película la cara del horror y de la parálisis. En una película llena de elementos que recuerdan a otras películas y al género noir y por tanto a una estructura encorsetada, Dunaway parece querer fugarse de todo ese mundo ya no solo ficticio, sino de esa forma de estar y representarse en el mundo. Polanski capta esto de forma maravillosa en...

Me la puse pensando que sería un noir con un mediano interés, con el estilo relajado pero significativo de los autores importantes cuando hacen obras por encargo o por conseguir algo de dinero, un poco de aire fresco al género y poco más. La película es todo lo contrario, un ejemplo de como retratar pesonalidades cinematográficamente y de como elevar el subtexto sutilmente en ocasiones para mostrar "una rápida y turbulenta corriente subterránea", como decía Kurosawa de Naruse. Una ejemplo de esta corriente subterránea se da al principio de la película, cuando Cora y Frank empiezan su affair. Es cuando empiezan sus acciones de dudosa moral cuando la cámara empieza a fijarse de forma ensimismada en ciertos objetos (el cuchillo, la bolsa de canicas, el dinero, los dados), obviando a los personajes que en ese justo momento están haciendo cosas que posteriormente les traerán remordimientos. Es un vaciamiento de la conciencia de los personajes que funciona muy bien, como si ellos mismos dejaran caer el peso de su conciencia en elementos externos y postergando el momento de enfrentarse a la realidad (que es un poco de lo que va la película). Hay otras escenas que no tengo claro como interpretarlas pero que tienen un atmósfera inquieta y funesta sin recurrir a métodos demasiado directos que me parecen admirables. Las más obvias son la escena de los dados, revés a las expectativas que ya anticipa todo lo que vendrá, y la aparición al final del redactor de la confesión de Cora. Sin embargo una de mis favoritas es la escena en la que el abogado recoge a Frank y le va narrando los acontecimientos del juicio mientras ambos salen por la parte trasera de la comisaría. Es una escena que viene a sustituir a la del juicio que es la que esperábamos, y que por esta mezcla de ausencia de lo que esperábamos y de sustitución por otra cosa, hace que el ambiente de la película se sienta intranquilo, como si algo no fuera a salir bien. Son cosas que ya están en el texto en sí, pero estas maneras de representarlas en escena hacen que sea una de las películas que mejor aprovecha una trama normalita que he visto nunca.

En un entorno donde todas las series confunden trauma psicológico con desarrollo de personaje o con conflicto ético, The Fall usa una vía alternativa: a cada acción, en vez de una explicación (aunque a veces acompañada de esta) sobreviene otra acción, que algunas veces alimenta la anterior y otras la contradice. Una sutil manera de que cada vez sepamos más sobre los personajes y a la vez sigan manteniendo su enigma. La serie trata el pasado, y por tanto el trauma (si es que no es lo mismo) de cualquier ser humano como una sombra, una zona de oscuridad mucho mayor de lo que pueden aprehender sus personajes, y por tanto nosotros.
(Abajo pongo un ejemplo modélico de este método*.)

Por otra parte, si uno se fija Spector funciona como punta de lanza de todas las conductas machistas de la serie, y sus actuaciones tienen constantes paralelismos con las demás relaciones hombre-mujer. La serie tiene una manera de hablar del feminismo sin nombrarlo explícitamente sin que sus personajes dejen de ser personas contradictorias motivadas por sus afectos que no he visto en ninguna otra serie del estilo. Estos afectos no están representados de cualquier manera, sino serían más parecidos a una psicologización de sus personajes: están siempre representados con una sensación de pavor, de no poder escaparse uno de ellos y de laberinto. Tanto es así que cuando se viene acercando el gran final, nos embarga una sensación sin avisar, una especie de reflejo triste de la típica añoranza cuando terminamos una serie: la sensación de que vamos a dejar a estas personas solas en un mundo horrible.