Estamos en un momento en que los remakes de películas japonesas se suceden, y sólo, de vez en cuando, nos encontramos con una grata sorpresa, esta es la vez.
Una película que no cae en el susto facil, ni en los efectos especiales desorbitados. Mantiene, con su discrección y su honestidad, al espectador pendiente en todo momento y con gran curiosidad ante el caso que se está juzgando, y es así porque hace esto de dos maneras distintas, no sigue un transcurso lineal, ni es tampoco una película judicial al uso, una mezcla que a simple vista parece un poco chocante, pero que nos muestra un trabajo bien planteado.
Si eres de los que les encanta la sangre y los excesos esta no es tú película, en cambio si quieres hacer un exorcismo de las últimos trabajos del cine de terror te la recomiendo.