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Voto de TOM REGAN:
7
6,2
1.607
Musical. Drama
Primer film sonoro. La Warner Bros. Pictures, que por entonces pasaba problemas financieros, fue el primer estudio en sacar un filme sonoro, que alternaba la voz y canciones de Al Jolson con subtítulos. Por supuesto, e independientemente de la calidad artística del filme, se convirtió en un gran éxito de taquilla. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
246/17(19/10/17) Film parteaguas en la historia del Séptimo Arte, por ser considerado el primer largometraje comercial con sonido sincronizado (parcialmente), dirigido por Alan Crosland y estrenado en Nueva York el 6 de octubre de 1927, cumpliendo este mes 90 años de su lanzamiento, utilizó el sistema sonoro "Vitaphone" (grabación de sonido sobre un disco). A partir de ese momento, el cine cambia de manera radical, aunque se siguieron produciendo películas silentes por directores que opinaban el cine mudo se bastaba así mismo. Desde entonces, las comedias musicales se multiplicaron. En total, la película contiene apenas dos minutos de diálogo con sonido, en gran parte o todo ello improvisado. El resto del diálogo se presenta a través de intertítulos. Antes de la primera ceremonia de los Premios de la Academia se celebrara en mayo de 1929, en honor a las películas estrenadas entre agosto de 1927 y julio de 1928, The Jazz Singer fue declarada inelegible para los dos primeros premios- la imagen excepcional, la producción y única en Producción Artística -sobre la base de que habría sido una competencia desleal por las imágenes en silencio en consideración. A mediados de 1929, Hollywood producía casi exclusivamente películas sonoras; a fines del año siguiente, lo mismo sucedía en gran parte de Europa occidental. Algunos dirían que en realidad no se trata del primer ejemplo de cine sonoro, pues en realidad es un “part-talkie”, es decir, una película muda que contiene ciertas escenas habladas y algunas canciones. Warner decidió asumir gran riesgo invirtiendo en sistema de sonido Vitaphone para "Don Juan", una película muda con música y efectos de sonido. Luego, en 1927, el estudio adaptó éxito de Samson Raphaelson Broadway "The Jazz Singer", con números musicales reales, resto no hablaba. Revolucionó la industria cinematográfica, siendo un desastre para cientos de actores que no recitaban bien sus líneas, e hicieron estrellas de desconocidos se morían por dar voz a las películas. Cinéfilos de todo el mundo se reunieron para ver una película histórica, se sintieron electrificados por las palabras de Jolson mientras se adentraba en inmortalidad con declaraciones a Besserer: "Espera un minuto, espera un minuto, no se oye nada, aún. Espera un minuto, te lo digo. Todavía no se escucha nada. Quieres escuchar 'Toot, Toot, Tootsie'?", a su madre Besserer, quien le devuelve algunas palabras (La primera voz que se escucha en la película es en realidad la de Bobby Gordon, quien interpreta a Jakie de niño, cantando en un salón durante la secuencia de apertura)”. El plan era que la película solo tuviera música sincronizada, no diálogos, Jolson habló después de canción 'Dirty Hands, Dirty Face'. El director lo dejó sabiamente y Sam Warner insistió que estaba incluido en película, ganándose apodo de "Padre de los Talkies", obtuvo 3.500.000 dólares al momento lanzamiento, suma enorme para su día, convirtiendo instantáneamente a la Warner Bros, de estudio en dificultades en una de las tres compañías cinematográficas más grandes USA, Sam Warner, murió a la edad prematura de 41 años, paradójicamente un día antes del estreno de “THE JAZZ SINGER”. En realidad solo hay un pequeño diálogo en la película, cuando Jakie Rabinowitz de Al Jolson habla con su madre (Eugenie Besserer), una vez en privado, mientras él se sienta al piano y otra vez mientras ella se sienta en una audiencia mirándolo cantar. Jugando a Jakie Rabinowitz, Jolson habla 281 palabras (improvisadas), apenas dos minutos de diálogos. Film donde sus valores técnico están muy por encima de su relato plano, un guión previsible, sin sobresaltos, argumento clásico de confrontación generacional entre padres e hijos, entre lo tradicional (lo religioso) y lo moderno (la pagana música jazzística), el viejo mundo europeo anclado en la ortodoxia religiosa y el nuevo mundo y progresista Estados Unidos, si acaso reseñable por su valor antropológico al llevar Crosland su cámara al ghetto judío de Nueva York alrededor de las calles Hester y Orchard y luego a lo largo del Gran Camino Blanco de Broadway, pero todo revestido de un buenismo demasiado azucarado, en un melodrama simplista y artificioso, con lo que su mayor interés recae en una película cuyo atractivo es casi exclusivamente histórico.
El guión de Alfred A. Cohn, con títulos de Jack Jamunth, adapta el relato breve “The Day of Atonement” (1922), basado en la vida de Al Jolson, y la obra de teatro “The Jazz Singer” (1925), de Samson Raphaelson. Obra teatral había sido éxito en Broadway en versión original de 1925 protagonizada por George Jessel, revivida en 1927 con Al Jolson como protagonista. La Warner Bros en primera instancia quiso fichar de protagonista a Jessel, pero este fue rechazado por sus exigencias salariales, el estudio se acercó a Eddie Cantor, a este también le pareció poco su salario, entonces fue ofrecido el papel a Al Jolson, quien, como describió el historiador Donald Crafton, «entusiasmaba a la audiencia con vitalidad y el sex appeal de sus gestos y canciones con raíces más bien afro-americanas». Jolson brilla en temas como “My Mammy”, “Toot, Toot, Tootsie” o “Blue Skies”, en 1927, cuando se filmó esta película, Al Jolson llevaba ya más de quince años siendo el artista más popular y respetado en los teatros de todo el país, gracias a un estilo vocal contagioso e inimitable, pero esta película lo elevó a la categoría de leyenda. Tuvo dos versiones posteriores, primera de Michael Curtiz en 1952, con Danny Thomas, segunda de Richard Fleischer en 1980, con Neil Diamond, en 1996 fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.
El guión de Alfred A. Cohn, con títulos de Jack Jamunth, adapta el relato breve “The Day of Atonement” (1922), basado en la vida de Al Jolson, y la obra de teatro “The Jazz Singer” (1925), de Samson Raphaelson. Obra teatral había sido éxito en Broadway en versión original de 1925 protagonizada por George Jessel, revivida en 1927 con Al Jolson como protagonista. La Warner Bros en primera instancia quiso fichar de protagonista a Jessel, pero este fue rechazado por sus exigencias salariales, el estudio se acercó a Eddie Cantor, a este también le pareció poco su salario, entonces fue ofrecido el papel a Al Jolson, quien, como describió el historiador Donald Crafton, «entusiasmaba a la audiencia con vitalidad y el sex appeal de sus gestos y canciones con raíces más bien afro-americanas». Jolson brilla en temas como “My Mammy”, “Toot, Toot, Tootsie” o “Blue Skies”, en 1927, cuando se filmó esta película, Al Jolson llevaba ya más de quince años siendo el artista más popular y respetado en los teatros de todo el país, gracias a un estilo vocal contagioso e inimitable, pero esta película lo elevó a la categoría de leyenda. Tuvo dos versiones posteriores, primera de Michael Curtiz en 1952, con Danny Thomas, segunda de Richard Fleischer en 1980, con Neil Diamond, en 1996 fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Narra la historia de una familia judía ultra ortodoxa, el rabino Rabinowitz (Warner Oland), quiere que su único hijo Jakie (Al Jolson de adulto, Robert Gordon de niño), dé continuación a la tradición familiar y se convierta en la quinta generación de rabinos, pero éste elige otro camino y por lo tanto otra forma de expresión para sus aptitudes vocales: decide convertirse en un cantante de jazz. Tendrá importancia en la historia la madre de Jack, Sara (Eugenie Besserer), y la cantante Mary Dale (May McAvoy), interés amoroso de Jack.
Historia que nos habla de la brecha generacional, tanto de edad, como de espacio, padre e hijo, la vieja Europa la moderna USA, la tradición impuesta por el sentido del deber ancestral, frente a la libertad individual de seguir tu vocación aunque defraudes a los que quieres, el añejo costumbrismo ha de adaptarse a los jóvenes tiempos, el atávico inmovilismo ha de evolucionar, hay que ser flexible para no extinguirse, apostando la cinta nítidamente a favor de la juventud, de su entusiasmo, vitalidad e impulso, una oda al respeto a nuestros viejos valores pero un canto a desafiar nuestra ilusión idealista, por nuestra libertad de elección en nuestro futuro sin ataduras impuestas del pasado.
Lástima que todo esto esté contado de modo sensiblero y manipulador, y es que no me creo a los personajes. Cinta que si no fuera por el hecho histórico ya mencionado hubiera pasado sin pena ni gloria, solo estimable la escena en que Jack canta el "Kol Nidre" durante el Yon Kippur en la sinagoga y el espíritu de su padre se le aparece detrás y le toca el hombro en señal de cariño.
Posee un atractivo sociológico en el modo de reflejar la cultura judía ortodoxa de principio de SXX en Nueva York, ciudad cosmopolita donde había una gran colonia proveniente de Europa donde por la xenofobia y purgas se sentían acosados y viajaron al nuevo mundo en busca de libertad y tolerancia religiosa. Pero paradójicamente esta tolerancia religiosa es saboteada por un racismo humillante por lo caricaturesco hacia los negros, y es que la imagen icónica del film es Al Jolson cantando sobre un escenario mediante blackface, es decir, un hombre blanco fingiendo ser un hombre negro, (intérprete blanco con la cara pintada de negro y los labios pintados en blanco o sin pintar, y una peluca afro), acentuando el estereotipo, interpretando música de raíces negras para público blanco. Durante el siglo XIX y parte del XX, había público blanco que disfrutaba del jazz u otros estilos con evidentes raíces negras que, sin embargo, no soportaba idea de ver a un negro real sobre el escenario, por lo que empezaron a surgir cantantes blancos pintaban su rostro de negro para interpretar estilos para el público blanco sin «ofender su sensibilidad». Curiosamente este rasgo racista la emparenta contra icónica película muda como “The Birth of a Nation” (1915), esta ensalzando al Ku Kux Klan.
El gran elemento diferencial son lñas canciones que se oyen, son del repertorio de variedades de Al Jolson como “My Mammy”, “Toot, Toot, Tootsie”, “Dirty Hands, Dirty Face”, "Blue Skies", "My Gal Sal", "Waiting for the Robert E. Lee", contrastado este aire banal por el himno judío “Kol Nidre”; se oyen algunos cortes de Tchaikovsky (“Romeo y Julieta”) y Sibelius (“Peleas y Melisanda”).
En conjunto me queda una cinta con un Colosal interés histórico (hecho por el que la puntuación puede estar hinchada), pero que su guión resulta escasamente estimulante en una bonhomía demasiado edulcorada. Fuerza y honor!!!
Historia que nos habla de la brecha generacional, tanto de edad, como de espacio, padre e hijo, la vieja Europa la moderna USA, la tradición impuesta por el sentido del deber ancestral, frente a la libertad individual de seguir tu vocación aunque defraudes a los que quieres, el añejo costumbrismo ha de adaptarse a los jóvenes tiempos, el atávico inmovilismo ha de evolucionar, hay que ser flexible para no extinguirse, apostando la cinta nítidamente a favor de la juventud, de su entusiasmo, vitalidad e impulso, una oda al respeto a nuestros viejos valores pero un canto a desafiar nuestra ilusión idealista, por nuestra libertad de elección en nuestro futuro sin ataduras impuestas del pasado.
Lástima que todo esto esté contado de modo sensiblero y manipulador, y es que no me creo a los personajes. Cinta que si no fuera por el hecho histórico ya mencionado hubiera pasado sin pena ni gloria, solo estimable la escena en que Jack canta el "Kol Nidre" durante el Yon Kippur en la sinagoga y el espíritu de su padre se le aparece detrás y le toca el hombro en señal de cariño.
Posee un atractivo sociológico en el modo de reflejar la cultura judía ortodoxa de principio de SXX en Nueva York, ciudad cosmopolita donde había una gran colonia proveniente de Europa donde por la xenofobia y purgas se sentían acosados y viajaron al nuevo mundo en busca de libertad y tolerancia religiosa. Pero paradójicamente esta tolerancia religiosa es saboteada por un racismo humillante por lo caricaturesco hacia los negros, y es que la imagen icónica del film es Al Jolson cantando sobre un escenario mediante blackface, es decir, un hombre blanco fingiendo ser un hombre negro, (intérprete blanco con la cara pintada de negro y los labios pintados en blanco o sin pintar, y una peluca afro), acentuando el estereotipo, interpretando música de raíces negras para público blanco. Durante el siglo XIX y parte del XX, había público blanco que disfrutaba del jazz u otros estilos con evidentes raíces negras que, sin embargo, no soportaba idea de ver a un negro real sobre el escenario, por lo que empezaron a surgir cantantes blancos pintaban su rostro de negro para interpretar estilos para el público blanco sin «ofender su sensibilidad». Curiosamente este rasgo racista la emparenta contra icónica película muda como “The Birth of a Nation” (1915), esta ensalzando al Ku Kux Klan.
El gran elemento diferencial son lñas canciones que se oyen, son del repertorio de variedades de Al Jolson como “My Mammy”, “Toot, Toot, Tootsie”, “Dirty Hands, Dirty Face”, "Blue Skies", "My Gal Sal", "Waiting for the Robert E. Lee", contrastado este aire banal por el himno judío “Kol Nidre”; se oyen algunos cortes de Tchaikovsky (“Romeo y Julieta”) y Sibelius (“Peleas y Melisanda”).
En conjunto me queda una cinta con un Colosal interés histórico (hecho por el que la puntuación puede estar hinchada), pero que su guión resulta escasamente estimulante en una bonhomía demasiado edulcorada. Fuerza y honor!!!