Una idea, la autocracia en este caso, en un entorno favorable, con individuos absorbentes, puede ponerse en práctica, y obtener consecuencias, esa es la idea principal del “La Ola”.

La Ola es de esas películas de denuncia social, donde un medio adecuado, el profesorado, en unos individuos sin arraigo, los alumnos, se puede inculcar ideas, de toda índole social, que pueden crear a largo plazo bienestar o malestar.

Un guión tremendo, evolucionando como toda idea, mutando y adaptándose al entorno, formando un conjunto en su totalidad digno de admirar, porque a veces no hacen falta grandes efectos, para hallar grandes películas, además con una resolución sin importancia, ya que lo que importa es el contenido, y en este caso el aprendizaje, y Gansel lo consigue, dejando al espectador con más cuestiones que respuestas, al mismo tiempo que interioriza en los miedos y pesares de los mismos, de los padres sobre todo, pensando si esto mismo no podría estar pasando en las escuelas de sus hijos, donde a día de hoy, profesores libertinos o desfasados, están enseñando a sus inútiles y modernizados hijos doctrinas ególatras o totalitarias.

Actuaciones correctas, cada uno en su papel, desde el profesor anarquista que en ensaña la autocracia de forma magistral, hasta los alumnos esponjas, que absorben la idea sin plantearse su cuestión moral, sino que la aceptan por su propio bienestar, creando una comunidad, donde tiene cabida la inmensa mayoría, y donde aquellos que sobresalen son los “raros”.

El resto de los elementos que conforman la película no son destacables, correctos, pero nada sobresalientes, ya que de esta película hay que tomar la idea y el mensaje, el resto no es merecedor o por lo menos queda oscurecido por la propia idea de Gansel.

Disfrútenla, porque pocas películas dicen tanto, con tan poco.