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Voto de Sergio Berbel:
7
Drama. Romance. Musical Enero de 1942, 400.000 judíos de toda Polonia llevan más de un año confinados por los nazis en un estrecho gueto en mitad de la ciudad. Fuera del muro, la vida sigue adelante. Dentro, sus habitantes luchan por sobrevivir. Sin embargo, el alto muro de ladrillos no consigue parar la creación de un grupo de actores judíos que, en una helada noche invernal, interpreta una comedia musical en el teatro Fémina. Los espectadores ríen y se ... [+]
27 de mayo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El amor en su lugar” es una buena película, a pesar de algunas concesiones a la domesticación y a la comercialidad, pero deja un regusto a oportunidad perdida cuando viene firmada por Rodrigo Cortés, ese creador de dos películas que a nadie pueden dejar indiferente: “Concursante” y “Enterrado”, que hacen esperar de una historia que se desarrolla entre el drama y el musical en el gueto de Varsovia en 1942 muchísimo más de lo que da.

Y máxime cuando la cinta comienza como comienza ésta: con un magistral, histórico, épico y mágico plano secuencia de 11 minutos en el que la catedrática cámara de Rodrigo Cortés recorre todo el gueto y presenta a los personajes de la trama. Todo en un plano secuencia insuperable de, insisto, ni más ni menos que 11 minutos de éxtasis cinéfilo que te hace presagiar que vas a tocar el cielo (no hay una cosa que me apasione más que el plano secuencia), pero… tanto formalmente como en lo referente al contenido, el film va de más a menos descaradamente, los alardes técnicos acaban cansando y, conforme avanza, la convencionalidad gana posiciones y la rutina caligráfica visual también.

El reto no era menor: hacer un musical en el corazón del gueto de Varsovia. Y hacerlo además en una unidad narrativa de espacio y tiempo, una historia de la organización de una fuga contada en tiempo real mientras que se desarrolla la representación de la obra teatral. Así que uno está viendo dos películas a la vez: un thriller de escapismo y una comedia musical desarrollada en escena sobre la vida en el gueto. Como planteamiento es arrebatador, como resultado bastante más modesto. Algo que debería elevarse hasta los anales del cine no llega a levantar el vuelo porque a su desarrollo argumental se le empieza a ver el cartón piedra que esconde debajo y porque el canto al amor que toda obra que pretende tener éxito comercial requiere acaba devorando la fuerza narrativa inicial.

También juega en su contra la descompensación actoral, porque la interpretación de Clara Rugaard es tan maravillosa que se eleva en demasía sobre el resto del elenco y entierra toda posibilidad de réplica por parte de sus compañeros de reparto, netamente inferiores.

La partitura de Víctor Reyes es como todo lo que este genio compone, una maravilla y lo mejor de la cinta de lejos, a pesar del pacto de ficción que obliga a firmar con el espectador que tiene que ver a los judíos del gueto de Varsovia cantando en inglés. Pero ni su música ambiental ni sus canciones, algunas ciertamente notables, logran hacer de esta buena película una obra maestra redonda. Como ocurre con la acertada y bien medida en su coordenada histórica fotografía de Rafael García o la excelente ambientación de la época que luce la película, muy precipitada y poco meditada finalmente, sin capacidad de reflexión para que las situaciones de sus personajes calen en el espectador y que acaban lastrando el resultado final de la misma.
Sergio Berbel
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