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Voto de marai:
7
5,8
70
Drama
Un anciano con cojera, Khim-Hok, ha dependido de su esposa a lo largo de los años. Viven en una vieja casa en la periferia urbana de Taipei. Tras la repentina muerte de su mujer, Khim-Hok la coloca en un viejo congelador y continúa viviendo una vida aparentemente tranquila. Pero su hijo, del que estaba distanciado desde hace mucho tiempo, y su nueva pareja aparecen de repente, por lo que finalmente Khim-Hok debe afrontar la muerte de su esposa. (FILMAFFINITY) [+]
1 de octubre de 2023
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Tzu-Hui Peng y Wang Ping-Wen, directoras taiwanesas, son las encargadas de dar forma a su particular propuesta con 'A Journey in Spring', con la que se hacen con la Concha de Plata a la Mejor Dirección en la 71 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
La película parte de la historia de una pareja mayor, que vive en un inhóspito lugar de Taipei, en una humilde casa en lo alto de una colina. Khimhok, el protagonista, magníficamente interpretado por Jieh-Wen King, ha compartido la vida con su mujer, sin tener mucha conciencia de lo que significa su compañía, dedicación y atención.
Pero la vida a veces es insistente, y tratará, con el despertar de nuestras emociones, de poner en el plano que corresponde, a esos instantes compartidos, a los que no damos importancia, y que acaban conformando lo mejor de la vida. Después de un tiempo de evitación, habrá tiempo para rendirse a las emociones y para redimirse con un viaje que recompondrá el equilibrio.
Es una película donde prima la observación, el tono calmo, donde cuentan las mirada, los silencios, un clima propicio para poder entender el mundo interior de los personajes. El fluir del agua, que sobrevuela toda la película y que abre y cierra, acompaña a los personajes, es símbolo del fluir del tiempo, que no podemos detener, al que no podemos aferrarnos, porque es nuestro maestro, y la banda sonora que acompaña a las vicisitudes de la vida y la muerte.
La película parte de la historia de una pareja mayor, que vive en un inhóspito lugar de Taipei, en una humilde casa en lo alto de una colina. Khimhok, el protagonista, magníficamente interpretado por Jieh-Wen King, ha compartido la vida con su mujer, sin tener mucha conciencia de lo que significa su compañía, dedicación y atención.
Pero la vida a veces es insistente, y tratará, con el despertar de nuestras emociones, de poner en el plano que corresponde, a esos instantes compartidos, a los que no damos importancia, y que acaban conformando lo mejor de la vida. Después de un tiempo de evitación, habrá tiempo para rendirse a las emociones y para redimirse con un viaje que recompondrá el equilibrio.
Es una película donde prima la observación, el tono calmo, donde cuentan las mirada, los silencios, un clima propicio para poder entender el mundo interior de los personajes. El fluir del agua, que sobrevuela toda la película y que abre y cierra, acompaña a los personajes, es símbolo del fluir del tiempo, que no podemos detener, al que no podemos aferrarnos, porque es nuestro maestro, y la banda sonora que acompaña a las vicisitudes de la vida y la muerte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuando ella fallece, él hace todo lo posible por ignorarlo, incluso desde el punto de vista físico escondiendo su cuerpo en un viejo congelador. Pero a pesar de su intento de detener o congelar la expresión del duelo, no puede hacer nada para frenar todas las emociones que comienzan a agolparse en su interior, la culpa, el desconsuelo, la soledad. La muerte le enfrentará a mucho de lo que ha tratado de evitar. Es un acto que le posibilita que se produzca un encuentro con su hijo, del que está separado, y sobre todo que consiga, con un viaje simbólico, colocar a la persona con la que ha compartido la vida en un lugar privilegiado, del que ya no podrá perderse.
Hay en este último viaje del taciturno Khimhok un espacio para ir reconociendo el proceso de muerte, y en ese soltar una aceptación de la muerte como algo intrínseco al cicló vital, tan natural como esa naturaleza omnipresente en la película.
Hay en este último viaje del taciturno Khimhok un espacio para ir reconociendo el proceso de muerte, y en ese soltar una aceptación de la muerte como algo intrínseco al cicló vital, tan natural como esa naturaleza omnipresente en la película.