Pariente pobre de los Harry Potter y compañía, esta modesta obrita (aunque creo que costó 90 millones de pavos) se deja ver por los efectos especiales, mientras luchas con la tentación de saltar a la pantalla y empezar a abofetear a los niños tarados protagonistas. ¡Menudos edipazos! Por suerte, cuenta con la colaboración de Strathairn y de Nick Nolte, en un breve papel de superogro. Vayan mis simpatías por Dedalín, o Dedalito, que se pone verde siempre que se cabrea. No me extraña.