Quién iba a imaginarse que esta película de bajísimo presupuesto ($114000) dirigida por George A. Romero (un ignoto por entonces) e interpretada por actores no profesionales (los cuales debutaban en este filme), marcaría un hito dentro del género de terror y daría lugar a numerosísimas secuelas e imitaciones con distintas variantes.
Pues sí, un pequeño filme dio cátedra y abrió el panorama sobre un subgénero que tenía mucho para dar.
La película en sí trata sobre la supervivencia y las distintas reacciones del ser humano ante una situación límite (fantasiosa en este caso). Romero trabaja muy bien este aspecto, tenemos distintas conductas dentro de esas siete personas que quedan a merced de hambrientos zombies en una granja en medio de la nada. Tenemos a quien se anula ante la adversidad, el que se impone mediante la violencia física, quien trata de salvarse en forma egoísta y también quien piensa en función de grupo. Aunque parezca que poco tiene que ver, le encuentro a esa convivencia obligada de estos desconocidos un aspecto que da mucho para el análisis.
Lo demás es también meritorio, actuaciones acordes a lo que el guión exige, sin mucho para destacar pero tampoco pienso que haya mucho como para exigir, los personajes están correctamente desarrollados, al menos en el corto tiempo que los vamos conociendo tenemos un pantallazo general de la personalidad de cada uno.
Lo mejor: la manera en que Romero dosifica el suspenso alternándolo con gore en su justa medida. Una combinación que dio resultado, que te mantiene tenso durante el desarrollo y que cumple con creces con el objetivo de crear un clima opresivo donde la inquietud se apodere del espectador.
El relato te mantiene expectante y aferrado a su desarrollo, con un desenlace inesperado que para mi criterio realza y otorga un escalofriante corolario a la atmósfera exacerbada que se vive en el visionado.
Una película que demuestra que con poco se puede lograr mucho, sólo hizo falta la originalidad de Romero y de John Russo como guionistas para dar el puntapié inicial para este tipo de películas, trilladas y desaprovechadas hasta el hartazgo en la actualidad con propuestas pueriles a las que le falta la intensidad narrativa de esta cinta, la que no llega a ser una obra maestra, pero sí marcó sin dudas un antes y un después del cine de terror dada la magnitud que adquirió con posterioridad. Un clásico para ser revisado cuantas veces podamos.