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En bandeja de plata

Comedia Harry Hinkle, un cámara de televisión, está transmitiendo un partido a pie de campo, cuando sufre una conmoción cerebral a raíz de un choque fortuito con un jugador de fútbol americano. A pesar de que se trata de una lesión sin importancia, su cuñado Willie Gingrich, un abogado sin escrúpulos, le propone fingir una grave lesión con el fin de cobrar una sustanciosa indemnización. Al principio, Harry se muestra reacio, pero acaba ... [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2005
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack Lemmon y Walter Mattau consiguen con una interpretación ejemplar una de las parejas cómicas de más nivel en el cine de las últimas décadas; y como Jack Lemmon llega a afirmar en la película él tampoco es (Marcelo) Mastroiani, aunque desde luego no es necesario ser un galán del cine para demostrar las mejores cualidades interpretativas. Billy Wilder consigue una película redonda con el apoyo de un guión ingenioso y trepidante. Película muy interesante.
Pepesánchez
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10 de diciembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La visión que Wilder y su gionista I. A. L. Diamond tienen de nuestra sociedad civilizada es absolutamente pesimista, pero endiabladamente divertida, una mirada ácida y mordaz, sobre la condición humana, es la historia de dos estafadores en los que se retrata a esta sociedad. Han pasado casi 50 años y sólo tienes que abrir el periódico para ver la golfería galopante actual, está claro que la mezquindad es inherente al ser humano. La corrupción y el engaño son formas generalizadas de vida. “The fortune cookie” es un prodigio de observación costumbrista, la codicia como motor de una sociedad materialista, basada en la ruina ética, dividida en dieciséis capítulos parodiando las series de televisión, tan de moda en la época.

Fue la primera de las tres colaboraciones del binomio que tan buena química producían Lemmon/Matthau para Billy Wilder. Una sátira feroz, que no sólo afecta a esos dos pícaros, sino a los métodos de las aseguradoras tanto como a las turbias manipulaciones de los abogados. Ambientada en la ciudad de Cleveland, trata de un cámara de televisión llamado Harry Hinkle (Lemmon), que sufre un accidente durante la transmisión de un partido de fútbol americano, cuando un hercúleo jugador “Boom – Boom” Jackson, lo golpea junto a la banda en una jugada comprometida. El liante picapleitos y cuñado de la víctima, Willie Gringrich (Matthau) según él mismo… “Doctor en derecho”, un fullero sin escrúpulos le convencerá para que simule una grave lesión paralizante, para así poder reclamar una cuantiosa indemnización a la compañía aseguradora.

No sólo el enjuto y mal encarado Gringrich (Matthau) es un intrigante ambicioso sino que Sandy, la ex mujer que abandonó a Harry, acude a su marido dispuesta a olvidar sus diferencias pensando en el botín. Por otra parte, la compañía de seguros no duda en poner en práctica abominables métodos de espionaje individual para descubrir el fraude, violando el derecho a la privacidad, e incluso el propio Harry se aviene en principio a cumplir con su parte del plan, evidentemente, el único personaje honorable es el jugador de color que atropelló a Harry, que sintiéndose culpable caerá en la depresión. Como siempre en Wilder, los actores están excelentes, obteniendo un merecido Oscar para Walter Matthau por su magistral actuación. Su medido histrionismo no ensombrece en absoluto el gran trabajo del atribulado Lemmon.

El film también puede verse como una cínica y brillante revisión en clave de farsa del “Bill of Rights” de la declaración de derechos fundamentales que integra la columna vertebral del sistema constitucional americano. Gringrich es un pícaro tramposo pero los abogados de la aseguradora tampoco le van a la zaga. Wilder da pruebas de vitalidad e inventiva, sin renunciar a una feroz misoginia, habitual en el cineasta, con escenas desternillantes, su humor negro, vitriólico y esperpéntico sale airoso en esta comedia, que “of course” no gustó nada a al público americano, seguramente por sentirse desgraciadamente identificados con los personajes. Un relato poblado de serpientes y aprovechados, en el que todos recurren al engaño y la superchería.
Antonio Morales
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24 de mayo de 2010
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi la película hace 2 años, pero como tanto por el guión como visualmente es una obra maestra, me atrevo a recomendarla sin reservas. Tan divertida como siempre, -Billy Wilder es el rey-. Matthau borda su papel. Y la mejor escena: como siempre en Wilder: el personaje en posturas inverosímiles, esta vez el inválido Lemmon bailando sobre una silla de ruedas.
No la critico más porque es TOTALMENTE INNECESARIO.
Rápido, no pierdan tiempo en leer más críticas.
Enciendan la televisión. Es otra JOYA más de la factoría Wilder-Diamond-Matthau-Lemmon.
!Qué pena que ya no se hagan películas así, ni siquiera parecidas!
Y la chica muy mona. Se ve que Wilder tenía buen gusto para escoger, en lo que coincide con el también inolvidable e insuperable Hitchcock-.
Piano y yo
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11 de marzo de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pareja Lemmon-Matthau encuentra aquí el lado más tragicómico de sus andanzas. Wilder les pone a la cabeza de un relato cruel en el que el canalla Matthau hará dar miles de vueltas al buenazo de Lemmon... para obtener una ración de oxígeno, de feliz estancia en un mundo miserable.

La película empieza muy divertida y poco a poco alcanza en ritmo trepidante de las mejores comedias de Billy Wilder... hasta dejarte la cara hecha un asco: la risa pasa a sonrisa y ésta a mueca dolorosa con sabor amargo.

Pero todo servido con broches de admirables sorpresas, diálogo riquísimo, brillante e interpretaciones incomparables de protagonistas y secundarios.
horacio
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30 de julio de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y otra vez Billy Wilder nos sirve en bandeja de plata una comedia absorbente, pícara, grandísima.
Como no puede ser de otra forma, él y Diamond construyen un guión portentoso.

No veo que el dúo actoral sea un duelo, pues sus personaje tan diferentes, y es que estos dos actores casi siempre estuvieron destinados a hacer de ello, pero eso si, Matthau le da ese toque sarcástico y puede que guste más.

Otra obra maestra a merced de Billy Wilder.
Dusty Rivers
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