Repulsión

55 años después, "Repulsión" conserva casi intacto el arrojo, atrevimiento y perturbación que provoca su visionado. Me puedo imaginar lo maravillado o perdido que estaría el publico de 1965 ante una importante obra que explora un terreno poco conocido o inédito: el asco ante el sexo opuesto y el acto sexual. Las interpretaciones son múltiples: ¿es el personaje de la Deneuve lesbiana o frígida?,¿Le gusta tener sexo con hombres de manera bruta como si de "Belle de jour" se tratara? ¿Simplemente su salud mental peligra por otras causa o se debe a un trauma muy freudiano?

Si pierde fuerza o no termina de convencer de todo, como lo hizo en su momento, es por ser alumbrado con unas formas anticuadas o manidas, entre la nouvelle vague y el free cinema.

Repulsión es una clase magistral de puesta en escena para potenciar la angustia del espectador.

Roman Polanski dirige con buen pulso la historia de una mujer (espeluznante a la vez que magistral Catherine Deneuve) con un trauma sexual. Asistiremos al deterioro de su estado mental a lo largo del metraje, confundiendo la realidad a partir de su percepción distorsionada del entorno.

Premio Especial del Jurado en la Berlinale en 1965, estamos ante una modélica lección de creación de atmósferas opresivas. Planos subjetivos Hitchcockianos, diseño de sonido inteligente (ese tic tac del reloj, o el grifo que gotea...), música que potencia la distorsión, y una composición a partir de imagenes oníricas, surrealistas y metáforas visuales (el conejo pudriéndose, las patatas floreciendo) son los recursos que Polanski utiliza con inteligencia, haciendo crecer el film más allá de su trama.

A pesar del paso del tiempo, sigue siendo una muy digna muestra de plantear un trauma sexual como fuente de terror y construir una potente puesta en escena para comunicar la angustia.

Nunca un personaje tiquismiquis había dado tanto juego ni unos escrúpulos teñidos de hipocondría habían ofrecido campo abonado para que un film se entretuviera en semejante juego de banalidades.

La película de Polanski transcurre penosamente en una sucesión de planos de monótona cadencia y de escasa validez argumental y cinematográfica. Toscos simbolismos remiten a ensoñaciones oníricas y una lentitud premiosa hasta la saciedad te hacen adivinar pronto lo que cabe esperar del largometraje.

Poco a poco los peores temores se confirman y una banda sonora tan inadecuada como inoportuna todavía acentúa más la sensación de fracaso.

En esta película se puede apreciar lo que (al menos en lo expresivo y en la sugestión, lo que al mismo tiempo no deja de ser muchas veces lo más importante del cine) mueve a Polanski: un extrañamiento ante el mundo motivado por una gran sensibilidad, con las consecuentes "excrecencias" que tanto le gustan mostrar y, finalmente, un desconcertante animismo reconciliador con toda la realidad. Es su máxima recreación, pues, del tratamiento dado a uno de sus cortos: "La casa de las muñecas".

Bueno, hay hombres que sí te pueden dar asco, vamos a ser sinceros, ¿no? Claro, que lo le pasa a Carol es ya enfermizo y necesita un psicólogo con urgencia.

«Repulsión» es de esos clásicos a los que te acercas con curiosidad y un poco de duda, porque entre el título, el argumento y con Polanski de por medio, piensas que puedes encontrarte cualquier aberración.

Lo cierto es que a esta historia podemos darle una explicación fácil, una explicación que el guion no te da, o si te la da es demasiado borrosa como para definirla, y es el siguiente: la protagonista sufrió abusos sexuales de niña y de ahí su repulsión/atracción hacia los hombres. Repulsión por el trauma, atracción por su propio instinto biológico. Sin embargo, también podría ser lo contrario: esta chica es así porque es así, desde niña; bien por educación, bien por represión, bien porque ve al macho como un depredador, bien porque es psicópata, quizá la explicación que más me guste por sencilla, oscura y sin mensaje social.

La cuestión es que la historia no aclara absolutamente nada, lo que podríamos obviarlo si al menos la película fuera atractiva, pero es que no lo es. Es un muermo. Ver el comportamiento de una loca, bueno, puede tener su interés, pero es que aquí ese comportamiento es solo una exhibición superflua, una excusa para el surrealismo y el histerismo, y por supuesto para las fantasías sexuales en las que una muchachita guapa fantasea con ser violada. Porque no hay ni un mínimo de profundidad, de rigor psicológico, psiquiátrico. Además, creo que para este papel debería haber sido otro tipo de actriz y personaje, más mayor y más fea, pero entonces la fantasía ya no sería fantasía.

En fin, este arte abstracto nunca ha sido para mí.