La jauría

La Jauría es una propuesta que llega a la par que su especular, Los Reyes del Mundo. Pero aunque compartan casi idéntica temática, similares personajes en edad y situación vital y estén ambientadas ambas en el marco de un trópico feroz no las hace ni por asomo parecidas. Dos películas en la primera línea del cine colombiano. Mientras que la primera está articulada con simpleza de medios, una sobria pero poderosa puesta en escena y diálogos que son otra vía para el subtexto narrativo, la exégesis de la segunda resulta empalagosa, recargada y postiza. No por nada La Jauría se alzó con un premio tan importante como La Semana de la Crítica en Cannes. Y se entiende el reconocimiento. Cuando una historia se puede situar en cualquier lugar y su capacidad de desentrañar cuestiones inherentes a la condición humana, sin apelar al efectismo emocional, podemos afirmar que estamos ante una obra sólida y honrada. Eso ocurre con La Jauría, que además de deleitarnos con sus cualidades cinematográficas, al finalizar el visionado, uno siente haber estado frente a un ejercicio artístico honesto y poderoso.

Estimable debut en el largometraje de Andrés Ramírez Pulido.
Un film duro, cruel en ocasiones, lleno de intriga, un canto carcelario en pos de la libertad, donde unos jóvenes con pasado violento y/o criminal, deben pasar diversas pruebas y trabajos diarios, aparentemente en semilibertad pero en realidad constantemente amenazados por el malsano trato de algunos superiores donde la inhumanidad está presente cercenando su dignidad y esperanzas.
Con escenas dramáticas, el ritmo impuesto y las sentidas interpretaciones, hacen de esta cinta un trabajo honesto, dignísimo, interesante y entretenido en todo momento, aunque no sea la alegría de la huerta.
No deja indiferente e invita a la reflexión.

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Con una forma cruda de mostrar la realidad de una joven generación rural colombiana, violenta y drogadicta, sin ninguna salida, jóvenes con familias desarraigadas o sin ellas que no son más que carne de cañón, nos llega esta historia que dirige con mano firme Andrés Ramírez Pulido siendo esta su ópera prima después de realizar dos cortos. Un film que ha impresionado en los festivales de Cannes y San Sebastián (Territorios Latinos).

Eliu,es un chico de campo menor de edad, que es encarcelado en una institución experimental para jóvenes, en medio de la selva tropical colombiana, por un crimen que cometió con su amigo El Mono. Todos los días, los adolescentes realizan duros trabajos manuales y soportan una intensa terapia de grupo bajo la mirada amenazante del guardia del campamento Godoy. El comandante del campo es un tal Eloy que tiene la esperanza de que con sus terapias puede ayudar a estos jóvenes descarriados...

La jungla no es un buen lugar para escaparse, por lo que ofrece un lugar amplio, pero cerrado como una prisión. Al igual que la vida de los jóvenes que tienen mucha libertad, pero en cierta manera no pueden salir de ese círculo vicioso.

La historia nos plantea ese clima de desamparo de esos chicos, que se ven envueltos en espirales de violencia de todo tipo y que acaban siendo recluidos brutalmente con muy pocas esperanzas de reformarlos. 

Un film crudo y triste donde el director nos introduce en un universo cruel y desconocido donde apenas tiene cabida el optimismo o un rayo de luz que nos haga recapacitar.
Destino Arrakis.com

Entre el lenguaje de argot, a pesar de verla con subtítulos, y la mayoría de las escenas rodadas de noche o en la oscuridad de la jungla, no me he acabado de enterar de qué va esto.
Unos chavales delincuentes llevados a esa jungla supuestamente para reformarlos, según un líder que está más loco que un cencerro.
Y de pronto aparece un fiscal para encontrar el cuerpo del delito que ha cometido uno de los chavos.
Gonorrea, hijoeputa, pirobo, que no me entero.
Algo tiene, se intuye, pero el director debería haber pensado en un público más internacional. Ni me imagino cómo sería esa película doblada en, por ejemplo, alemán. O incluso con subtítulos.
Lo único destacable es la actuación de los chavos, aunque la mayoría del tiempo no dicen nada.

"La Jauría" es una película impactante que aborda la violencia y sus devastadoras consecuencias. La trama se centra en un grupo de jóvenes colombianos provenientes de familias desestructuradas, quienes se ven envueltos en actividades criminales y enfrentan las consecuencias de sus acciones.

Explorando temas sensibles y complejos, como la violencia y sus repercusiones en las generaciones más jóvenes, la película presenta un tono crudo y realista que sumerge al espectador en un mundo oscuro y peligroso. La dirección de Andrés Ramírez Pulido contribuye a transmitir la intensidad y angustia de la trama, capturando de manera efectiva la atmósfera opresiva y violenta que rodea a los personajes.

El elenco ofrece interpretaciones sólidas, destacando especialmente el trabajo de los jóvenes actores que dan vida a los protagonistas. Su habilidad para transmitir la complejidad y angustia de sus personajes agrega profundidad a la narrativa.

La partitura y la cinematografía refuerzan el tono sombrío y tenso de la historia, sumergiendo al espectador en el mundo en el que se desarrolla la trama. Además, el diseño de producción, especialmente en la ambientación en la selva colombiana, es detallado y realista, creando un escenario convincente para la historia. Los efectos especiales, cuando son utilizados, son efectivos y complementan la narrativa sin desviar la atención de la trama principal.

La edición y el ritmo de la película mantienen un equilibrio entre la tensión y los momentos de calma necesarios para desarrollar la historia. Esto permite mantener el interés del espectador en todo momento, sin perder el enfoque de la narrativa.

El diálogo en "La Jauría" es crudo y realista, reflejando la dureza de la situación en la que se encuentran los personajes. Estos diálogos contribuyen a desarrollar la trama y a profundizar en la psicología de los personajes, lo que enriquece la experiencia del espectador.

Es una experiencia cinematográfica impactante que no dejará indiferente a aquellos que se aventuren en su cruda y compleja narrativa.