Moulin Rouge

Innovar no es sencillo. Más bien es terriblemente difícil. Más que nada porque a estas alturas casi todo está inventado y resulta muy complicado hacer algo nuevo.

Por supuesto, un medio como el cine ha explotado ya gran cantidad de giros y puestas en escena que han exprimido el filón de casi todos los géneros, desde el drama a la comedia, pasando por el propio cine musical.

Y quiza por eso esta película es detestada por tanta gente, porque, lejos de ceñirse a los cánones cinematográficos vigentes, se adentra en terrenos que pertenecen más al teatro, a la pintura o incluso al cómic, y los mezcla en una deliciosa amalgama de referencias visuales que cristalizan en un espectáculo irrepetible fruto de la mente de un auténtico genio.

Los amantes del musical clásico la odirán por su osadía visual y su vertiginosa filmación, pero Moulin Rouge reinnventa el género tanto a nivel visual como musical, pues la impresionante partitura basada en temas clásicos en una genialidad que sólo aquellos que no entiendan ni un ápice de música se atreverán a criticar. Mezclar, armonizar y adaptar toda esa serie de obras tan conocidas es un trabajo ímprobo y complatamente revolucionario ya no sólo por la variedad de temas y estilos manejada, sino por la impecable mutación de géneros con la que Craig Armstrong (genio entre los genios, por cierto) ha impregnado cásicos como "Roxanne" o "Show must go on".

Obra densa y visionaria, completamente alejada de la estetica tradicional y fruto de una mente rebosante de creatividad. Absolutamente perfecta, única e irrepetible. Moulin Rouge es el futuro del músical y de una nueva forma de hacer cine.

Inconmensurablemente bella y sólo apta para espectadores de elevada sensibilidad y gran capacidad de adaptación a las múltiples referencias culturales y artísticas manejadas con maestría por Luhrmann.

Una delicia para los sentidos.

Fascinante ejercicio de renovación del género musical adaptado al gusto de la generación "milenial".

Huyendo de cualquier planteamiento realista, el fim bebe de las fuentes del musical clásico, adaptando éxitos de la música popular de las últimas décadas del siglo XX, para ilustrar una historia rabiosamente romántica y consiguiendo ensamblar el conjunto en una sucesión de impactantes números musicales que encajan y armonizan perfectamente en el conjunto de la historia.

Es destacable la dirección de actores, en especial, de una divina Nicole Kidman en absoluto estado de gracia, que entronca con la especie de las más fascinantes divas de la historia del cine.

Como se puede resumir mejor un amor y una película que con esta frase de Elthon John. Todo en Moulin Rouge es exagerado, superlativo, es un musical totalmente barroco, Baz Luhrman es el Mozart del cine moderno.
Maneja con maestría los colores, toda la película es un decorado igual que el Moulin Rouge
Nicol Kidman jamás estuvo tan bella, y como canta... Ewan está igualmente maravilloso.
La película te envuelve, te vapulea, te emociona intensamente... y sobre todo te enamora, te enamoras de ese diamante chispeante que no es Satine, si no el maravilloso cuento convertido en un musical como MOULIN ROUGE

Quizás nada es original, ni la música, ni los personajes, ni la historia, pero está tan sabiamente llevada que en su puesta en escena resulta muy fresco y original, NADA ES NUEVO, TODO ES DISTINTO.

Como el travelling inicial hace, entra en el mundo de Moulin Rouge y goza de sus locuras.

Empecemos por lo desagradable, lo malo, malísimo de esta película:

LO MALO:

Tremendamente malos los primeros números musicales dentro del Mouline. Parece una manifestación de pijos en el barrio de Salamanca protestando por la subida del Lacoste.

Sin orden ni concierto, todos con cara de gilipollas, como si estuvieran posando para una foto. Mogollón por mogollón, mareante e insufrible.

Tremendamente aburrida y azucarada en algunos momentos, repetitiva como el ajo con la palabra amor como protagonista y con los desmayos de Nicole, que parece más bien que está embarazada que tuberculosa.

Muy exagerado Ewan cuando canta, abre tanto la boca que piensas que se puede tragar de un momento a otro a la pobre Kidman, gran replica del león de la metro.

El Duque parece un payaso en lugar de un noble, pésimo actor, exagerado y con cara de panoli.

LO BUENO

Estelar Nicole Kidman durante gran parte de la película, solo le sobra algún gesto majadero cuando se mete el personal esa interminable serie de bailes estúpidos. Canta fenomenalmente y está más buena que el pan.

Fenomenal banda sonora, un deleite absoluto. Sorprendente la canción tipo popurrí que se marcan Nicole y Ewan en el tejado, Elephant love Medley creo que se llama, una auténtica curiosidad dentro de esta película.

Hay que reconocer también que los decorados y el ambiente recreado tiene cierto embrujo, un notable alto.

Secundarios de lujo que lo bordan casi todos, sobre todo espectacular actuación de Jim Broadbent.


EL RESULTADO:

Irregular película donde las haya, a veces tremenda, a veces un bodrio, pero se ve sin ningún tipo de problemas, y por momentos sorprende, aprobadillo alto.

La línea que separa la obra de arte del esperpento con pretensiones artísticas es a menudo muy delgada y frecuentemente aparece difuminada. Baz Luhrmann después de su, más aparente que real, transgresora versión de “Romeo y Julieta”, da un paso arriesgado y nos deslumbra con este asombroso y fastuoso espectáculo integral de luz y color, con envoltura de musical a ritmo de videoclip, que es “Moulin Rouge”, que puede gustar o no pero que jamás puede dejar indiferente. Con evidentes referencias al mejor Ophuls de “Lola Montes”, a “La dama de las camelias” de Dumas con ecos de “La traviata” de Verdi y pinceladas del universo felliniano, Luhrmann bebe de las fuentes sin traicionar del todo su espíritu, rindiendo en cierto modo un homenaje a los grandes creadores de belleza de la historia, con un magistral y espectacular despliegue de imaginación y creatividad de rabiosa modernidad. Quizás su mayor merito sea haber sido capaz de conjugar con notable acierto la espectacularidad más apabullante con la profundidad de la bellísima historia de amor contada con un estilo narrativo cercano al clasicismo. Ambientada en el Paris bohemio de principios de siglo, somos mudos testigos presénciales de la intensa, triste y apasionada historia de amor entre Satine, la estrella del Moulin Rouge, y un joven escritor en busca de fortuna. Film hermoso, amargo y profundamente bello, de un romanticismo tan intenso que produce escalofríos, tomamos conciencia del elevado precio que hemos de pagar por amar y ser amados y de la herida permanente que dejan en nuestra alma los recuerdos. Musical extraño y fascinante, con un guión que conjuga con eficacia la estructura poliédrica del film y que destila poesía en sus diálogos, secuencias memorables, planos y travellings imposibles de insólita y acertada función narrativa y la excelente labor de todos los actores sin excepción, donde sobresale la sobrecogedora interpretación de una N. Kidman bellísima que enamora a la cámara, hacen de “Moulin Rouge”, con una banda sonora que combina con habilidad temas que forman parte de la memoria colectiva con una melancólica partitura original, unos memorables diseños de producción y vestuario, una fascinante fotografía y un trepidante montaje, una de las experiencias cinematográficas más discutible, pero también más gratificante e inolvidable de los últimos años.



Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 27 de julio de 2006