Amigos de FilmAffinity, establezcamos una regla de oro: no criticamos series si al menos no terminamos de ver una temporada. Lo digo por varias cosas; la primera, que muchas, muchísimas series necesitan espacio para respirar, para cobrar vida, para contar una historia con sentido... ¿Que luego no lo tiene, como en la insufrible «Brand new cherry flavour»? Pues, hala, a ponerla a parir, pero, señores... ¿y si lo tiene, o si mejora extraordinariamente en los episodios finales y ya nos hemos ciscado en ella? Pues corregir no, que da pereza, así que ahí queda nuestra crítica, eternamente injusta, mientras dure internet, por los siglos de los siglos, amén.

Boba Fett y su club de lectura empieza, ciertamente, bastante mal. La historia de cómo sale del sarlacc mucho sentido no tiene (aunque le da cierta utilidad al casco de los soldados de asalto, que nunca supimos muy bien para qué servía), y su posterior vida tribal con los tusken que parece clonada de «Un hombre llamado caballo»... corramos un tupido velo. Y, claro, Boba está mayor, mayorzote ya para el ritmo de vida de un cazarrecompensas. Parece un vejete ortopédico comparado con la también bastante viejuna pero todavía pizpireta Fennec Shand y como actor, hay que reconocer que el bueno de Temuera Morrison tiene dos registros: cara de enfado, con el ceño ligeramente fruncido, y cara de satisfacción, con las comisuras de los labios vagamente arqueadas hacia arriba.

Pero luego resulta que Boba hace amigos... y es todavía peor: primero, una especie de cyborgs de la generación Z o algo así que dan bastante penica y un par de gamorreanos bastante desnortados que parece que se quedaron por allí cuando cascó Jabba (porque a Bib Fortuna no le hicieron mucho de guardaespaldas, no) pasándose por la cola del paro de la oficina local de Mos Eisley hasta que llegó Fett y se subieron al carro sin hacer mucho ruido. En fin, que la cosa seguía cuesta abajo y sin frenos, y cuando el desastre parecía servido...

¡Bam! Se marcan un par de episodios cojonudos protagonizados por Mando el mandaloriano, con Baby Yoda (me niego a llamarlo Grogu), Ahsoka Tano y un sorprendentemente efectivo sosias CGI de Luke Skywalker, y luego aparecen Cobb Vanth, y ¡hasta Cad Bane, el pistolero solitario de las Clone Wars!, y, amigos, cómo remonta esto, madre mía, si la serie parece otra, si nos la han cambiao... Y en el episodio final, rancor fun, Baby Yoda en acción, Boba y Mando golpe a golpe, verso a verso, y ya está, ya me he emocionao...

En resumen: de verdad, qué disfrute de últimos tres episodios, pa pasárselo bomba, amigos. Y digo yo, si tiene siete episodios la cosa, ¿tanto cuesta quedarse hasta el final? Aunque una cosa sí que es verdad: que lo peor de una serie sobre Boba Fett sea Boba Fett... un poco de traca sí que es, ¿no?