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Natxo Borràs rating:
8
Musical Alex Coxs riveting biopic tells the bleak, heroin-drenched story of Sex Pistols bassist Sid Vicious and his disturbed American girlfriend, Nancy Spungen. Gary Oldman delivers a bravura performance as Sid, matched by Chloe Webb’s grating, clearly unhinged Nancy. The two lovers’ childlike tenderness with each other contrasts sharply with their bleak, violent nihilism, and while the script implies that Nancys death was accidental, the line ... [+]
Language of the review:
  • es
July 14, 2012
8 of 9 users found this review helpful
La breve carrera que los Sex Pistols iniciaron con el “boom” del punk británico (de hecho inaugurado por ellos en su fugaz carrera que los llevó al abismo) quedó marcada por la presencia del bajista del grupo, Sid Vicious (de nombre auténtico John Lionel Ritchie). Extravagante, violento y sin ningún interés por la música, destacó su carácter de dar punzadas a su guitarra, mientras se autolesionaba con su cadena para la moto que la usaba de collarín. Vicious vivió una fulgurante fama al lado de las drogas y unos escándalos que, dentro de su corriente, no eran importantes. Porque el “punk” le importaba todo un comino sino era solamente para llamar la atención. Y los Sex Pistols, pese a acariciar la canción protesta, lo mandaban todo a la mierda.

El alternativo Alex Cox (El Recuperador) sin embargo no se apresuró a hacer una película sobre los Sex Pistols (para ello ya estaba Julien Temple y sus imprescindibles documentos “The Great Rock N´Roll Swindle” (1980) y “The Filth and the Fury” (2000), rodado veinte años después,) y se ensañó en la particular personalidad del icono punk y su tormentosa relación con la “groupie” norteamericana Nancy Spungen, y hasta qué punto podía uno ser compasivo con alguien en los escenarios se podía caer tan bajo y su particular media naranja, tan ácida e irresponsable como las drogas que se inyectaba.

En el infierno de la heroína vemos a un Sid Vicious (increíble Gary Oldman) luchando a contracorriente con la fama y la intromisión de su novia Nancy Spungen (también brillante Chloe Webb). La cuesta debajo de la banda Sex Pistols con una turbulenta gira en América que dice fin a su carrera y su arrinconada como breve carrera de solista en los rincones y pozos de Nueva York (con el Hotel Chelsea como pozo sin fondo donde se refugian en la jeringa) alargan un punto final al ocaso del estrellato musical. Como biopic no se intuye, y eso se agradece, pero como decadente retrato sobre el precio de la fama se queda notablemente grabado gravado en la retina, amén de una historia de amor salpicada por las drogas y su inevitable precipicio a la muerte.
Natxo Borràs
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