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España España · PALENCIA
Críticas de ANTOINE
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Críticas 180
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
2 de marzo de 2006
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver esta película, lo primero que se admira es su aparente simplicidad, tanto por el argumento desarrollado como por la actuación totalmente natural de los intérpretes (casi todos de gran talento artístico) y la sobria utilización de los medios y recursos técnicos. Como la acción se desarrolla en un casi perdido pueblo del oeste americano, con su sheriff y sus matones (que hay varios), uno podría ser tentado a clasificarla, tal vez, como una especie de western atípico. Ya casi lo parece cuando un tren se para en Black Rock (fenómeno que raras veces ocurre) y se baja del mismo un elegante John McReedy (Spencer Tracy), con negro terno y lento andar, cual pistolero sin p¡stola, que enseguida atrae la atención de los curiosos habitantes del lugar. Pronto se verá que a muchos les inquieta esta aparición, particularmente al jefe de los matones (Robert Ryan), a cuyas órdenes actúan unos actores de auténtica categoría, como Ernest Borgnine, Lee Marvin y Walter Brennan; y más aún cuando el viajero comienza a hacer indagaciones sobre el paradero de un granjero japonés llamado Komako, del que nadie quiere hablar.

Poco a poco se desvela que esta es una pequeña, pero bien trabada historia donde afloran el misterio, los odios racistas, la violencia sin tregua y el miedo insuperable a que están sometidos los habitantes del lugar, bajo la influencia del terror que impone el cacique del pueblo.

Spencer Tracy, sin alardes, tiene que vencer tremendas dificultades para llevar adelante la misión que le trajo a Black Rock, superándolas con un mérito especial si se considera que, además de hombre ya maduro, tiene el handicap de ser manco (con un carácter y un físico muy lejano a la percepción del héroe americano convencional).

Con algo más de profundización habría pasado a la historia del cine como obra maestra, pero a nadie se le oculta que es esta una grandísima película.
ANTOINE
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6
2 de marzo de 2006
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por lo que leo, esta película de Audrey Wells ha sido muy poco apreciada por la audiencia. Se trata, en efecto, de una historia romántica que se pasa de dosis en la administración de la dulzura, reflejando la idílica visión de Bramasole, un feliz pueblo italiano donde la luz del paisaje (bellísimo: hay que otorgarle al menos el mérito fotográfico) parece trasladarse a todo el paisanaje, en el que trata de integrarse con muchos esfuerzos e iniciales decepciones una hermosa americana que recala allí, tras los sinsabores de un divorcio: Frances Meyes, interpretada por Diana Lane. Como una hermanita buena de todo el mundo regala sonrisas y favores en todo su entorno, cuidando especialmente de la desdichada Patti (la exótica Sandra Oh, de ascendencia coreana) y del hijo que ésta espera. El colmo de la felicidad se vislumbra cuando conoce al apuesto Marcello..., pero aún le queda mucho que aguantar* (ver spoiler).

Si la ilusionada Frances hubiera sido una buena cantante, la película podría haber funcionado como un romántico musical (con peores argumentos han progresado algunos). Pero al no disponer de más gracias, la película se nos queda en simple y edulcorada historia, pero amable a fin de cuentas, y discretamente entretenida. No creo, por tanto, que se merezca una absoluta descalificación, ni la bajísima nota media que le adjudican los votantes y comentaristas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ANTOINE
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8
2 de marzo de 2006
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De antemano, mi admirada apreciación de la fotografía, de la música y de las notables interpretaciones de dos artistas de gran talla: Robert de Niro y Jeremy Irons. Es igualmente grandiosa la historia que se relata, cuyo argumento se centra en las distintas ambiciones que surgieron en torno a la conquista del Nuevo Mundo , con una Iglesia que nunca fue tan caratitativa como aquí se cuenta (con las excepciones de los misioneros humildes que brindaron hasta sus vidas por la cristianización y atención de las necesidades de los más pobres e ignorantes), y con unos colonizadores que buscaron allí, ante todo, su personal provecho, esclavizando a los indígenas y sometiéndolos a las más degradadas vejaciones.
Creo que se podría haber hecho una grandísima película con todos estos elementos favorables, pero decepciona un poco su pretenciosidad y el ritmo lánguido y falto del intenso dramatismo que podría esperarse de muchas secuencias. Pese a estos particulares y subjetivos reparos, creo que obtuvo merecidos reconocimientos, y que habrá gustado a la mayoría de los espectadores.
ANTOINE
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7
2 de marzo de 2006
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mauro Bolognini nos introduce, con esta película, en dos ambientes muy diferentes de la Italia de finales del siglo XIX. Por una parte retrata la vida miserable de una familia de agricultores, en una aldea próxima a Florencia; y cómo se desatan las ambiciones de todos los componentes cuando se produce la muerte del patriarca. Para no dividir o malvender las tierras a heredar, quedan estas en usufructo del hijo primogénito, Ferdinando (Paul Frankeur), aunque todo el peso del rudo trabajo ha recaído en otro hermano, el padre de Amérigo (Jean-Paul Belmondo).

Amérigo se va a vivir como criado del tio Ferdinando, que regenta con su mujer una taberna de Florencia. Bolognini nos ofrece a partir de aquí el distinto ambiente de la capital, recreando con maestría la belleza monumental, el comercio bullicioso, el mundo de los burdeles para ricos. En uno de estos trabaja la hermosa Bianca (Claudia Cardinale), en cuyas redes cae el infeliz muchacho, a quien le hastía la vida dura del campo. Comienza un sórdido romance, cuyos avatares constituyen la esencia de la historia, un drama novelesco muy del estilo de aquella etapa histórica.

Sin alcanzar la plenitud de otras obras maestras del cine italiano de los sesenta, esta es al menos una película digna, que vale la pena ver.
ANTOINE
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8
2 de marzo de 2006
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí que Polansky ha hecho cosas mucho mejores que este "Rosamary´s Baby" (titulo original de la película, que alguien consiguió traducir-con dudoso acierto- como "semilla del diablo", quizás más simbólico y atractivo, en apariencia): Chinatown y el Inquilino Quimérico, entre otras, y particularmente "El pianista". Pero no puede negarse su talento para conducir esta historia que bascula entre el terror y el culto a las leyendas tenebrosas de Lucifer. Hay que destacar la formidable interpretación de Mia Farrow en el papel de Rosamary Woodhouse, la elegida por un grupo satánico para engendrar una criatura con el mismo diablo, una vez ganada la voluntad de su marido Guy (John Cassavetes) -un mediocre actor que intenta alcanzar la fama en su profesión-, gracias a la labor de inteligente captación que realiza un matrimonio de ancianos, vecinos suyos: Minnie y Roman, personificados por Ruth Gordon y Sydney Blackmer. La vieja, sobre todo, realiza perfectamente su papel de serpiente encantadora, y se hizo justa acreedora al Oscar concedido en 1969.
Polansky dirige con buen ritmo la trama, creando una atmósfera que progresivamente deriva hasta la paranoia y cuasiterror (no es propiamente una película clásica de terror puro y duro), manteniendo en tensión al espectador, pero sin aventurar un final previsible y desconcertante*. Buena película, en definitiva, pese a que este género no es el más apropiado para producir obras maestras del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ANTOINE
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