Liam Neeson es un actor que jamás me llamo la atención y por eso mismo no esperaba mucho de esta película y mucho menos al ver el cartel de cine. Los diseñadores no le pusieron mucho esmero, creáis o no es algo muy importante pues es la primera impresión que te llevas de una película. Luego me pregunte ¿Quién la dirige? ¿Pierre Morel? ¿El director de “Distrito 13”?. Bueno, estará bien, suficiente para pasar el rato.

Y… la verdad es que me he llevado una gran sorpresa. Las apariencias engañan y no todo es lo que parece, ni tampoco el mérito se lo llevara siempre Hollywood. Esta cinta viene de manos francesas y supera, con creces, algunas producciones del otro lado del charco y del mismo género.

Si mezclas en una coctelera “El caso Bourne” y “El beso del dragón” obtendrás “Venganza”. Un increíble cóctel de acción que dejará buen sabor de boca a todos aquellos que se atrevan a probarlo.

Es sencilla pero te mantiene pegado al asiento, no te levantaras ni si quiera para ir al baño. La historia es inverosímil, sí, se sabe desde el principio pero no pensaras en ello. Lo importante de que te cuenten algo no es el que, sino el como. Si lo hacen de la mejor forma posible consiguen que te lo creas durante un rato. Pierre Morel lo ha conseguido, con una forma de filmar correcta, con un Liam Neeson serio y creíble en su actuación, con unas coreografías de peleas brutales. En general, “Venganza” es un auténtico divertimento, una atracción en la que te volverías a montar.

Robert De Niro influenciado quizás por Martin Scorsese y por la cantidad de películas que han realizado juntos decide por primera vez hacer doble acto de presencia: delante y detrás de la cámara para traernos su opera prima, una obra muy humana y a la vez muy personal y madura, con la que nos hace reflexionar y sacar conclusiones de una bonita historia (escrita por Chazz Palminteri), simple y a la vez compleja y contada con un ritmo agradable, con la que toca muchos temas sociales y morales como el racismo, el amor, el respeto, la amistad, la familia.

El trío protagonista cumple notablemente aunque se echan en falta más escenas con Robert De Niro que se luce en un papel que no nos tenía acostumbrados, de bueno y honrado. Como él también brilla en la pantalla en tan solo dos minutos de aparición, Joe Pesci (Al igual que ocurrió en "El Buen Pastor" dirigida también por De Niro) con un papel de gran importancia en la historia. Destacar la banda sonora compuesta por canciones que son una delicia para los oídos.

En resumen, “Una historia del Bronx” es mucho más que una película de gangters.

Will Smith si no me equivoco, es uno de los actores que más dinero se lleva al bolsillo al firmar el contrato para realizar una superproducción y, además en taquilla cumple, recaudando las suficientes cifras como para realizar una segunda parte. Este actor tiene un problema, y no es que no sepa interpretar porque lo hace muy bien, su gran fallo es no saber elegir el guión que va a interpretar en su próxima película.

"Soy Leyenda" fue buena en sus primeros 45 minutos pero a partir de ahí, la película desciende en picado hasta llegar a un final mediocre (tanto el de versión normal como el alternativo). Con "Hancock" ocurre lo mismo. Esta película podemos dividirla en dos partes:

La primera es genial. Empieza con mucho ritmo y se mantiene así durante 45 minutos ofreciéndonos unos efectos especiales muy logrados, un poco de humor sin llegar a caer en lo ridículo y una historia muy interesante con un buen giro inesperado, pero es aquí donde empieza la segunda parte y donde los guionistas se pierden sin saber como salir. Intentan escapar con un último tramo muy mal llevado. La sensación al salir de la sala fue de decepción aunque me haya entretenido, ya que si hubiesen terminado de contar la historia de la forma adecuada ahora mismo "Hancock" estaría por encima de muchas películas de superhéroes.

Ya era hora señores, de que Mickey Rourke saliera de ese encasillamiento que el público y la crítica le habían impuesto. Es cierto que en parte fue merecido por una muy mala época en la que no supo elegir muy bien sus papeles o directamente, no le llegaban. Una cosa ha estado clara desde un principio y es que es un gran actor, indiscutiblemente. Artistas como De Niro y Pacino que ahora mismo sus carreras se encuentran en un vertiginoso declive deberían encontrar ya, una vía de escape como es “El luchador”.

Sin duda, esta película trata sobre su resurrección como actor. Aquí su interpretación alcanza unas cotas inimaginables y es que es espectacular hasta el punto a donde lleva a su personaje. Randy “The Ram” Robinson es un luchador profesional ya retirado que ha dejado todo atrás por culpa de su carrera, lo ha perdido todo y ya no le queda nada, tan solo su caravana. Su personaje se muestra como un alma en pena que vaga con una gran carga sobre sus hombros, con cicatrices en el cuerpo tan profundas que le llegan hasta el pecho. Todo eso, además de sus frustraciones y obsesiones más internas lo refleja Rourke con inmenso talento a través de una mirada cargada de tristeza y de un tono de voz desgarrador (con el doblaje esto se pierde). Sumergido en una infinita soledad, atormentado por el odio que pueda sentir su hija hacia él, encuentra algo de calor en su única amiga, una preciosísima Marisa Tomei que se mantiene a la altura, en una de sus mejores interpretaciones. Una bailarina de club a la que Randy le paga para pasar un rato y contarle sus vivencias, sus penas, sus lamentos.

La sensación que produce cuando termina, cuando la pantalla se funde en negro y aparecen sus créditos es difícil de explicar con palabras, un suspiro, sí, eso es lo que produce. Hay que destacar, la dirección de Aronofski, que es soberbia tal y como nos tiene acostumbrados, además de la fotografía que en conjunto con esa estupenda banda sonora mantiene un tono melancólico durante toda la película. (La canción de Bruce Springsteen cuando suena, conmueve).

En definitiva, “El luchador” es una apasionante película que trata sobre la soledad, el amor, la superación de uno mismo y que va mucho más alla de una película de combates sobre un ring, es sin duda, de las mejores películas de la década.

Si yo me llamara Malamadre o si estuviera tan loco como él o sus compiches también liaría un buen motín pero con los guionistas, productores, directores y actores de pacotilla de la escenita española exigiendo un poco más de seriedad y esfuerzo.

Alguien dijo: “Querer es poder”. España, si, ese país que pudo ganar el mundial de fútbol, también podría competir en muchos aspectos con la maquinaria cinefila de los Estados Unidos. Es cierto que estamos a unos cuantos años luz de su animación por ordenador y su ciencia-ficción pero… ¿Acaso no podemos escribir buenos guiones que no exigen la utilización del CGI o del 3D? ¿Acaso no tenemos buenos actores para interpretarlos?. Claras muestras de ellos son películas como “Abre los ojos”, “Los Otros”, “Te doy mis ojos” o “Celda 211” que son incluso más valoradas y elogiadas (también copiadas) al otro lado del charco. Si dejáramos de perder el tiempo en realizar series y films enfocados a los adolescentes, sobre sus pasiones amorosas y conflictos (Ej: “Física o Química” o “Mentiras y gordas”) otro gallo cantaría.

“Celda 211” es un buen ejemplo de que “Podemos”. Se ha convertido en una película ganadora gracias a un interesante argumento, basado en una novela de Francisco Pérez Gandul, que es tratado con buena cabeza, manteniendo la verosimilitud y con el que Monzón alcanza gracias a sus elementos de tensión bien colocados, momentos de máxima intensidad. Por supuesto, lo que no le falta tampoco es un plantel de grandes actores. Antonio Resines encasillado por alguno de sus papeles demuestra su talento como logró con “La caja 507”, Alberto Amman debuta bastante bien dejando claro lo que es capaz de hacer, y Luís Tosar como siempre hace sombra a todo el reparto, borda su rol al interpretar a un preso que se encuentra al límite. Tosar da miedo cada vez que mira, cada vez que habla o se mueve, y se le hincha la vena del cuello como si fuese a reventar con solo decir “hola”. Es acojonante.

En definitiva, tenemos aquí un eslabón más que añadir a nuestra cadena de oro, una joya más en nuestra colección. “Celda 211” se ha convertido (o se convertirá) en un modelo a seguir para todos los realizadores españoles.