Dejando a parte la valoración ideológica, diré (y en eso comparto opinión con otras críticas) que lo poco bueno que tiene son las actuaciones de Bogarde y Ava Gardner, especialmente del primero.
Lo que me ha movido a clasificarla de modo tan pobre y a escribir esta crítica es la indignación por la poca documentación que se tiene de nuestra historia, usos y costumbres. Por poner algunos ejemplos: De Sica interpreta a un general republicano. Luce en el pecho una especie de placa que parece más a la de un policía que a un militar; lleva en la bocamanga una estrella de 8 puntas, que corresponde al grado de comandante, en vez de el bastón y el sable cruzados con una estrella (dos, tres o cuatro, según el grado) de cuatro puntas. Se llaman entre sí camarada general, camarada capitán, que recuerdan a la Rusia de Stalin. En España se llamaban camaradas entre los brigadistas y los pertenecientes a las milicias populares y sindicalistas, nunca entre los militares de profesión, como es el caso. Se inventan grados militares que en España no existen como el de "mayor", aquí ese grado corresponde al primer escalón de jefe, es decir al grado de comandante. Aparecen unas pintadas en inglés, y otras en español... Total, un despropósito tras otro que te hacen sentir vergüenza.
Impresentable el papel que hace Joseph Cotten.
Finalizaré con una reflexión: ¿Por qué se le da un título como el de "El ángel vestido de rojo" (también en inglés) a una película en blanco y negro?

Por mucho que R. Scott se empeñe en seguir ordeñando la vaca, las ubres están secas y ya no dan mas leche.
Más de lo mismo, más de lo mismo, más de lo mismo, más de lo mismo, más de lo mismo...
¿Habéis visto Prometheus?, pues igual. Parece que esté hecha con retales del metraje sobrante de aquella. Falta nervio. Ya no hay sorpresas. Incluso sin haberla visto antes, sabes lo que va a pasar en la escena siguiente. El giro final, lo conoce hasta mi perra, que está tumbada a mi lado.
¿Para qué seguir?

Coja usted la película "La jungla de cristal" (John McTiernan 1968). Sustituya el edificio Nakatomi Plaza por la Casa Blanca. Sustituya a Bruce Willis por Gerard Butler. Para darle un toque más personal, sazónelo con una pizca de "En la línea de fuego" (Wolfgang Petersen 1993) y ya tiene usted la película "Objetivo: La Casa Blanca".
Si pretende asistir a una clase magistral del septimo arte, va a salir defraudado (y mucho). Pero si lo que busca es pasar un par de horas comiendo pipas o palomitas de maiz, olvidándose de las penas y penurias que nos brinda el telediario, entonces ¡enhorabuena!, esta es su película.


P.D.: Me sigue poniendo del hígado que los de EE.UU., identifiquen su país con su continente. América por aquí, América por allá. Nosotros los americanos... Todo por América... América es un pais grande... Me gustaría que cuando algún estadounidense se llamara a si mismo "americano", alguien le replicara ¿de Bolivia?.
Perdón, tenía que decirlo.

Este "Juan Palomo" llamado Alessandro Pepe, director, guionista y músico, ha querido hacer una película preciosista, entiendo que antibelicista, y se ha quedado en el intento.
Ni los diálogos son creibles ni mucho menos las interpretaciones. Desde el inicio no funciona, parece una obra de teatro del colegio, con buenas intenciones y nada más.
La he calificado con un 3 por la fotografía, porque tiene algunos planos muy aceptables. Pero eso no la salva. Si fuera un powerpoint sería perfecto, pero en una película y como tal es mala.

La situación me recordó a "El ángel exterminador" de Buñuel (salvando las distancias, claro).
Al igual que en en la obra del aragonés errante, a todos los espectadores se nos ocurren mil formas de escapar que los protagonistas no descubren. Eso te irrita hasta que descubres que el director se está quedando contigo.
Se pretende crear una atmósfera asfixiante y eso lo consigue. La primera parte está bien lograda; la entrada en acción del francotirador es lo mejor de la película, pero luego decae y te hace consultar continuamente el info del video, para saber cuanto le falta para terminar.