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España España · Gijón
Críticas de Sífrit
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Críticas 21
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
7 de octubre de 2023
41 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco si es por el #metoo, porque ha estado en Sundance o porque la distribuidora les ha aflojado la gallina generosamente a los críticos, pero no se dejen engañar por la marea de reseñas positivas, es otro bodrio salido de la cadena de montaje de Netflix, con la misma fotografía corporativa, el mismo estilo de dirección anodino y anónimo, el mismo guión de brocha gorda, con las mismas situaciones estúpidas, diálogos estereotipados y personajes de caricatura, y los mismos actores de tercera sin carisma y justos de talento. El algoritmo nunca defrauda.
Sífrit
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1
11 de febrero de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces el trabajo técnico y formal de una película resulta tan irrelevante; esto solo pasa cuando el contenido es tan negligente, las intenciones tan obscenas, el mensaje tan cínico y las ganas de "epatar" su única razón de ser. Esta es pura y banalmente desagradable, y no hablo de violencia gráfica -que no ha estado nunca reñida con un cine honesto-, sino de crueldad gratuita, y ni siquiera en este aspecto consigue mostrarse al menos como una obra radical, en sentido artístico. Solo es un excremento inútil, una pérdida de tiempo que uno puede sufrir ingenuamente, esperando que conduzca a alguna parte. Es casi imposible pensar que quien haya concebido esta cosa sea una buena persona; será amigo de sus amigos, querrá a su familia, probablemente sea él o ella misma parte de una familia de clase alta despreocupada y aburrida como los protagonistas, quizás con este engendro trataba de impresionar a alguien, o todo es una broma privada entre el tal Vivas y sus colegas. Lo único que a mí me hace reír son las insistentes comparaciones con Michael Haneke, imagino que exclusivamente a causa del paralelismo de la trama con la de Funny Games. Sin ser un particular fan del director austríaco, cabe decir que donde Funny Games es una sátira, esto resulta ser solo una tautología mezquina, en la que la violencia y la degradación son a la vez el medio y el fin.
Sífrit
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4
3 de enero de 2020
567 de 827 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pena observar un despliegue visual francamente espectacular, con una buena fotografía, encuadres medidos al milímetro, unidos a una interpretación de altísimo nivel de Willem Dafoe, al servicio de un contenido tan idiota. Se entiende bien qué tipo de modelo quiere seguir la película, desplegar un duelo minimalista entre dos personajes mientras el protagonista se desintegra en un descenso hacia la locura y el terror, blabla... en forma y fondo parece remitirse a cierto cine nórdico clásico, en particular a Persona o La hora del lobo de Bergman, en cierta forma también a Vampyr de Dreyer. La pega de su preciosismo visual viene por esa parte, se nota que el director habla antes a través de homenajes a sus ídolos que mediante un lenguaje propio que resulte realmente necesario, indisoluble del carácter de la historia.

Dejando esto aparte, es sin duda esa historia, que a priori parece prometedora, la que no tarda en perder pie en un mar alborotado de escenas lisérgicas que mezclan símbolos y metáforas desordenadamente, entremezcladas con diálogos entre los dos antagonistas que constantemente hacen dudar de la verosimilitud de ambos personajes. Por lo general, no entendemos muchas de sus decisiones, ni por qué dicen o no dicen esto o aquello; todo, diálogos, enfrentamientos y símbolos parecen arbitrariamente desperdigados sobre la trama, simplemente acumulados y progresivamente concentrados, dedicados a buscar la imagen impactante o a subrayar la atmósfera pero rara vez a tejer la historia. La elección misma de los símbolos parece un tanto desconectada de historia y personajes, da la impresión de que el guionista buscó motivos que casasen con una isla desierta, y por ello acumula imágenes de sirenas, tentáculos y gaviotas como amenazas inconexas sin ton ni son. También el uso pretendidamente metafórico de la lucha del personaje de Pattinson por alcanzar la luz del faro que le niega Dafoe resulta bastante postizo, al final bastante pueril.

Por ello, a pesar como digo de una magnífica labor de cámara y de Willem Dafoe que compone un personaje realmente inquietante, es difícil acompañar a Pattinson en su degradación psicológica con la debida implicación, todo lo que ocurre va pareciendo progresivamente aleatorio y buscando solo el efecto terrorífico sin apenas coherencia interna.

Al ver las reseñas me ha recordado mucho al fenómeno en torno a Midsommar, otra reciente película adscrita por la crítica, siempre ávida de este tipo de cosas, a una suerte de nueva escuela del terror psicológico, elaborada con gran dominio técnico y demasiado preocupada por demostrarlo, pero a la postre con muy poco que contar. En todo caso, El faro me parece más digna y rodada con más talento.
Sífrit
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2
27 de julio de 2019
668 de 1010 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de una estupidez sin límites que va in crescendo conforme su metraje se estira hacia el infinito. Lo poco aparentemente original está robado de The Wicker Man, y por lo demás el director se dedica a tratar de lucirse lo más posible en una sucesión cada vez más monótona de escenas lisérgicas y estridentes, sin apenas progresión, causalidad ni intriga, subrayadas por una música obvia y más allá del abuso. Por momentos es desagradable de forma gratuita, buscando el impacto sin contenido, y por momentos es una comedia involuntaria. Los personajes, también la protagonista, son caricaturas sin el menor interés y cuyo absurdo, ridículo, estúpido comportamiento hace difícil sentir la menor empatía, lo que refuerza la desconexión con la trama y el consiguiente aburrimiento. Hay quien dice que se trata de humor negro, a mí me parece más bien cuestión de falta total de humor y de exceso de pretensiones, aunque hay varios momentos en los que uno espera que sí, que todo sea una comedia, pero tampoco tomada como broma tiene mucha gracia. El empeño del director por alargar y alargar con respiración asistida cada escena de supuesta tensión solo consigue que esta desaparezca, más aún cuando prevemos todo el tiempo el desenlace de cada una de las situaciones, sin ningún tipo de giro ni sorpresa a este respecto. En lugar de sostener la tensión, sostiene solo la tontería, hasta llegar a una media hora final en la que se llega a hacer difícil soportar tanta autocomplacencia. Podría elogiar el talento visual del director, pero eso sería decir algo bueno de esta peli, y no sería justo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sífrit
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5
18 de septiembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene buen pulso y es razonablemente inquietante. No es ridícula. Hay pequeñas incongruencias y donde más flojea es en ciertas escenas de pura persecución. Sin embargo, para los que se empeñan en compararla con las dos versiones anteriores, puede decirse que esta añade un punto de ambigüedad a la historia en el que ni Don Siegel ni el otro director cuyo nombre no recuerdo (el de la versión de Donald Sutherland) se atrevieron a entrar: presenta el punto de vista de la "nueva humanidad" como algo que, si se mira racionalmente, está bien. En la versión de Siegel hay algunas escenas en las que los "conversos" tratan de hacer entrar en razón a los "humanos", pero nunca se expone el tema con tanta claridad como lo hace aquí Daniel Craig: para una humanidad unida y finalmente en paz, el único precio es renunciar a la individualidad y a su concepción egocéntrica radicada en los sentimientos personales. Naturalmente, Nicole Kidman elige poder "sentir" por encima de la armonía universal que le prometen. Tocar este tema en una sociedad totalmente articulada alrededor del "yo" egoísta y vanidoso es ya como mínimo audaz. No deja de ser curioso que en este paraíso contemporáneo de la sobreestimulación y el coleccionismo de experiencias y sensaciones -el mundo que defiende Kidman ante la epidemia racionalista de la película-, buena parte de la población acaba consumiendo fármacos antidepresivos o ansiolíticos que precisamente apagan las emociones.

Por supuesto se podría haber planteado con mayor decisión la película en estos términos sociológicos, pero al menos puede decirse que intenta invitar a la reflexión, en lugar de contribuir ciegamente a este culto moderno como hacen la mayoría.
Sífrit
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