Mi infancia son recuerdos de inocente libertad, de tardes de verano de chapas, canicas, y trastadas varias, de inviernos de brasero y Barrio Sesamo, los Pitufos, la Abeja Maya, los Aurones, He-Man, Don Gato o las Urracas Parlanchinas, de Tebeos de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, 13 Rue del Percebe o Carpanta, de recreos de chiquillos corriendo en estampida, de álbumes de cromos de la liga, de "te cambio a Fran por Ablanedo", de mi Scalextrix, mis Playmobil, mi bici o mi balón, de una vida que pasaba sin más preocupaciones que saber en que capítulo terminaría Goku con Freazer de una vez...

Mi infancia son recuerdos de Mickey, Data, Bocazas, los Fratelli, Gordi y Sloth. Mi infancia son recuerdos de Los Goonies

¿Hasta que punto debe influir el doblaje a la hora de valorar una película? Esto es lo que yo me pregunto cuando veo los créditos finales de esta cinta mientras suena "It's a long way to the top" de los grandísimos ACDC.

Tampoco hay que pedir peras al olmo, y "Escuela de Rock" es lo que es, un pasatiempo de tarde de sábado, una comedia que reune todos los tópicos de su especie pero que, en esta ocasión, cuenta con una espectacular banda sonora y con un (casi) siempre efectivo Jack Black, quien además me parece el actor ideal para desarrollar este personaje, volviendome a demostrar, como ya hiciera en "Alta Fidelidad", que lo suyo por la música es pasión. Bien, hasta ahí todo correcto.

¿Qué sucede entonces? La heregía toma cuerpo cuando la voz del amigo Dani Martín lastima nuestros oidos, y ya no tanto por su deficiente doblaje, sino porque según mi opinión, el colega en cuestión debería lavarse la boca con estropajo y lejía antes de pronunciar nombres tan legendarios como Led Zeppellin o The Who.

Sin embargo, y como conclusión, creo que no me dejaré influir de manera radical por el polémico doblaje (aunque irremediablemente le restará valoración) y me quedaré con la parte positiva, con la esperanza de que la próxima vez podamos ahorrarnos aberraciones de este tipo. Además, siempre nos quedará la versión original.

El término "caos" hace referencia a lo impredecible, a aquello que está sometido al yugo de la causalidad y que puede variar con un simple batir de alas. Se caracteriza por estar formado por una serie de leyes imprevisibles que le dan sentido a ese supuesto desorden.

El comienzo de la película es sólo un aviso. Cuando veas aparecer en pantalla a la fantástica Margaret Dumont, la quinta Hermana Marx, plantada en su cita por el genio irreverente del bigote de pega, olvídate de avistar algún signo de lógica; cuando Harpo devore su nutritivo almuerzo, basado en tostadas con puro y restos de corbata, asimila que el orden y la razón no se materializarán allí brillando en todo su esplendor; y cuando Groucho y Chico interpreten lo que para ellos debe ser un contrato, no esperes encontrar una linea argumental que se acerque a los designios de un guión convencional.

Así que un consejo para asomarte a este complejo universo Marxiano: simplemente desconecta, olvida todo lo que hayas visto hasta el momento y dejate llevar por este torrente de maravillosa locura, y dale las gracias al cine por este bendito caos.

Año 1989. Tim Burton es el encargado de dirigir el primer proyecto cinematográfico del señor de la noche. Resulta ser un éxito, tanto de críticas como de público, al plasmar la naturaleza del personaje y la historia en su película. Burton respeta todos los valores del heroe y nos muestra una cinta fidedigna y entretenida. El guión es apropiado y la elección de los actores muy acertada: Keaton es un más que digno Bruce Wayne, y del Joker del gran Jack Nicholson no han parado nunca de caer las alabanzas. Baste decir que creó un villano a la altura de los más malos de la historia del cine (codo a codo con Darth Vader).

Años después el mismo director repite experiencia ,y aunque no llega a la altura de la primera entrega, nos encontramos de nuevo con una producción que respira la esencia de Batman por todos los costados.

Lo que vino después casi es mejor olvidarlo. Las siguientes entregas de nuestro heroe más tuvieron que ver con el carnaval de Rio y la cabalgata del orgullo gay, que con el comic en el que un día Bob Kane quiso mostrar al mundo a un heroe oscuro y discreto. Su responsable: Joel Schumacher, aunque bien podría haber llevado el sello de un ilustre de nuestro cine, Pedro Almodovar, y a nadie habría estrañado ver desfilar por la pantalla a Boris Izaguirre en el papel principal (como un heroe indefinido y fashion, osea), Jorge Sanz como Robin o Paco Clavel haciendo de Hiedra Venenosa.

Afortudadamente llegó Christopher Nolan para hacer justicia, y devolver al murcielago la diginidad y el respeto que siempre ha merecido. Con "Batman Begins" ya sentó las bases, mostrando además el origen de las habilidades de nuestro hombre. Dejó a un lado las lentejuelas, la charanga, las estridencias y rodeó la historia de oscuridad y misterio, tal y como debió ser siempre.

Ahora, con "el Caballero Oscuro" va más allá y lo convierte en algo más que un simple cómic. La historia es redonda y de nuevo el reparto vuelve a estar a la altura: Eckhart borda a Harvey Dent, Bale nos reconcilia con Batman (Clooney, dedicate a vender Nespresso) y de Ledger ya está todo escrito.

Así pués, tenemos como resultado la que para mi es la mejor adaptación de un cómic de todos los tiempos, al mismo tiempo que los fans del personaje nos quitamos la espinita que teníamos clavada.

Reconozco mi subjetividad cuando toca hablar de Space Jam. Cuando uno se dispone a criticar una película lo hace teniendo en cuenta factores que la convierten en buena o en material reciclable; lo hace teniendo presente escenas que emocionan con sólo recordarlas, asi como otras que te producen pesadillas.

En esta ocasión voy a hacer una excepción. En condiciones normales dificilmente pasaría del aprobado. Pero otros factores me hacen cambiar de opinión. Si, ya se que esto es cine y no otra cosa, pero es que su protagonista no es otro que Michael Jeffrey Jordan, mi ídolo, el Dios del Baloncesto.

Nota: 6 anillos = 6 estrellas