Eastwod tras sus últimas dos obras maestras no desfallece en el intento de contar historias con la genialidad que caracterizan sus dos filmes anteriores a éste. Quizá la trama pueda fallar en una primera lectura, pero tras visionar dos veces el filme, te quedas con la esencia más importante del cine: una puesta en escena que imbrica la muerte con la belleza y la plasticidad estética de una secuencia inquietante. Un desarrollo de los personajes que sitúa incluso a los más cautos dentro de la historia y un desenlace que no deja indiferente a nadie. La cuestión más obvia no es ese falso proselitismo de unos personajes llevados por una fuerza a convertir la temática del filme en una misma causa, sino la frase: "una vida de muerte no es una vida" que conduce hacia el climax final con el apretón de manos entre la periodista y el medium: no se puede evitar a la muerte, pero se puede vivir junto a ella con toda la belleza que nos rodea, con el amor. En "American Beauty" nos los repitieron hasta la saciedad, pero Eastwod vuelve a hacer un alegato maravilloso a la vida como ya hizo con "Million Dollar Baby" . Lo ha bordado de nuevo.

El título de la crítica hace mención a la novela de Jack Kerouac que fue una de las máximas expresiones de la "Beat Generation". Por otra parte, comparar esta película con "The Straight Story" sería muy osado; sin embargo, "Michael" reúne dos características que aparecen tanto en la novela, como en la película de David Lynch ( "The Straight Story") un viaje donde el protagonista se ve envuelto en líos y, por otro lado, una historia que conmueve al espectador. La cinta es sencilla y las emociones de los personajes afloran como todo lo que nos rodea: el campo, una carretera, una sartén gigante, un bar, un baile, el metro y la belleza de una tierra que parece olvidada, pero no para Nora Ephron.

"El Caso Bourne" ha dado pie a una saga que ha ridiculizado al famoso espía "James Bond". El primero, es un personaje con todos los requisitos para su trabajo: implacable, inexpresivo y muy directo a la hora de resolver sus conflictos personales. El segundo, siempre ha sido una parodia con licencia para matar, rodeado de un falso glamour y de una credibilidad que roza lo esperpéntico. Sólo la llegada de "The Bourne identity" hizo reaccionar a los guionistas de la saga de Ian fleming, plagiando ( un ejercicio de mimesis, si somos benévolos) el personaje de Doug Liman. Por lo tanto, esta cinta ha sentado las bases del cine de espionaje moderno, combinando escenas trepidantes de acción, una trama que consigue enganchar al espectador, y un desarrollo de los personajes que no hace perder detalles de todo lo que sucede. La trilogía ha conseguido encumbrar a un género que estaba algo perdido entre las grandes producciones americanas.

Siempre existe la posibilidad de que el amor limite la realidad del ser humano, y, por consiguiente, éste camine más hacia una existencia onírica que real. Si bien, también es posible lo contrario. Pero no es de recibo, ofrecer como una verdad absoluta cualquiera de las dos posibilidades. Como fábula infantil, la metáfora es clarificadora con la última escena de la película. El resto podría haberse obviado.

Es notable conseguir el equilibrio entre la trama y la acción:la violencia propia del género y la solvencia del protagonista. No obstante, consigue mantener al espectador entretenido durante la duración de la película, objetivo que no todas las películas de acción consiguen, sólo lo pretenden