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Panamá Panamá · Panamá
Críticas de Edgar
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
10
25 de junio de 2017
15 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frente a esas fabricaciones del pensamiento mágico de algunos cineastas que son aplaudidas por ciertos fanáticos del cine de género (en este caso, de fantasmas), «Yo soy la cosa linda que vive en la casa» (2016) es una obra maestra de circunspección, de gentil visualización y dulzura auditiva. Si bien no faltan uno o dos espantos para no "traicionar" el género, en el filme reina la contención. Las cintas de espectros cargadas de sangre, música y sonido abrumadores, de efectos y bloques audiovisuales que no llevan a nada sino que tienen el único sentido de espantar a sus receptores, son las que abundan y se llevan las altas puntuaciones de audiencias rabiosas, en búsqueda de emociones de baratillo. En contraposición, escasean filmes como el de Osgood Perkins (hijo del actor Anthony Perkins), que relata cómo la joven enfermera Lily Saylor (Ruth Wilson) llega a cuidar a la anciana escritora Iris Blum (Paula Prentiss) en su casa de Massachusetts y entra en contacto con el fantasma de Polly (Lucy Boynton), una manifestación ectoplasmática que deambula por la propiedad, que la modifica y deteriora, uno de esos espíritus del folclor y la tradición que tienen un final trágico y violento en un entorno, se resisten a abandonarlo y terminan por poseer parajes y casas que "embrujan", desatando extraños eventos. Pero en este caso, la confrontación de Lily con el espectro de Polly, con su patrona (que insiste en llamarla Polly y no Lily) y con los recuerdos que se filtran por rincones y armarios, consiste en bellos encuadres de las tres actrices, en reflexiones ricas en sutiles imágenes lingüísticas que evocan anhelos, miedos y precauciones, y en hermosos planos de la casa, que es también protagonista, para llevarnos a la trágica resolución. Porque no hay aquí intrigas truculentas ni grandes misterios: hay un hallazgo, un reajuste en las "reglas" que rigen la casa, pero desde el principio Lily anuncia que tiene 28 años y que no llegará a los 29. Y en medio de esas reflexiones de imagen y sonido, se cuela el realismo, en las escenas de la enfermera con el albacea de Iris Blum (Bob Balaban) y con la misma escritora, que afirma que su novela más célebre le fue dictada por su personaje principal, una tal Polly Parsons que realmente existió y que un buen día desapareció del pueblo para siempre. A la encomiable labor del equipo técnico se suman las actuaciones destacadas de Ruth Wilson, Bob Balaban y Paula Prentiss, en un afortunado y breve regreso al cine. Hay además una subliminal línea autobiográfica en el filme: desde el inicio, Perkins le dedica el filme a su padre, "quien me dio una vieja casa"; usa en la banda sonora la canción de Irving Berlin «You Keep Coming Back Like a Song» en la voz de Perkins, y muestra en un televisor al actor en una escena del filme «Friendly Persuasion» de William Wyler. Además, incluye en el elenco a Prentiss y Balaban, dos viejos amigos de su padre con quienes compartió cartelera en la versión fílmica de la novela de Joseph Heller «Catch-22». Luego de su estreno en el festival de cine de Toronto, donde tuvo una cálida recepción, «Yo soy la cosa linda que vive en la casa» fue lanzada por Netflix como producto de Halloween, con el consecuente rechazo de un público ávido de violencia, sangre y risas, al estilo «Juan de los muertos». Sin embargo, poco a poco el filme ha ido ganando el sitial que le corresponde, como una historia de fantasmas artísticamente lograda y de factura impecable.
Edgar
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