Sospecho que Mel Gibson ya ni se lee las propuestas que le llegan, las cobra y listo.

Película (por llamarle así) que parece realizada por un comité de directores fracasados. Tenemos la parte de diálogos entre malos que cumplen el cliché total de película cutre y guion fotocopiado. La patética parte de la seducción, elaborada por algún perpetrador de películas de sábado por la tarde y, finalmente, el fan de los episodios del Equipo A para las escenas de acción. Y esto es injusto, el Equipo A no pretendía parecer serio.

En el tiempo que dura este bodrio, podrías aprender idiomas, yoga, punto de cruz o meditación. Ni punto de comparación el valor de las alternativas. Hacer croquetas es otra muy buena opción.

Y hay gente que pone dinero para esto.... con el hambre que hay en el mundo.

La historia es lo de menos, es otra película de amor donde, entre el amor oculto y el declarado, se desencadenan una retahíla de situaciones muy divertidas, con un Ernesto Alterio salvaje, desatado. Sin mayor pretensión que divertir, lo logra sobradamente.

Trufado de secundarios de lujo, a ratos recuerda, remotamente, a aquella locura de Air Bag, aunque desde una premisa mucho más simple. Quizás ese es su mérito, más con menos.

¿En serio es un guion de Alex de la Iglesia? ¿De verdad son actores los que hacen este paripé? Mala, simplona, sobreactuada, interpretaciones horrorosas,... es que hasta los extras parecen sacados de un corto de aficionados. Una trama que hace aguas según avanza, con unos villanos que, según corre el metraje, pasan de generar algo de inquietud a la ridiculez total, con un fallido intento final de apoteosis que acaba en petardo de peseta. Parece hecho con prisa, por compromiso y sin la menor pasión ni interés por elaborar un producto que se deje tragar.

Bufff, uno se acerca a esta película esperando ver alguna novedad en la forma de presentar una posesión, un exorcismo, una trama interesante y que atrape, pero nada de eso. Esto se podría haber solucionado en un corto, pero para justificar el título aparece una innecesaria y totalmente absurda trama en el Vaticano que no lleva a ninguna parte. El Papa todo el rato ante un altar, como si no tuviera otra cosa que hacer, los pasillos y despachos del Vaticano que parecen boulevares en hora punta, el cardenal bueno demasiado bueno, el malo muy malo, los diálogos de catecismo escolar... muy decepcionante. Y si hablamos de los efectos especiales, solo sirven para consagrar a "El exorcista" del año 73 como obra maestra.

Lo reconozco, no he conseguido pasar del minuto 5, en el que ya se confirman los peores presagios. Un cliché navideño típico USA al estilo copia barata cutre española, sin el más remoto atisbo de gracia, con personajes de teatro infantil y unos diálogos que hacen daño al oído. Y no he podido seguir, es totalmente infumable. Esto me vuelve a generar una pregunta recurrente ante semejante engendro: por qué?