Para mi esta cinta alemana es todo un clásico.

No se si es por el cariño que le tengo a esta película por lo que le doy un 9, pero hay que reconocer que pocas veces una película logra atraparte en la historia de una forma tan descarnada y que pocas veces se retrata el mundo de las drogas en los ochenta de una forma tan realista y magistral.

Vi esta película cuando contaba con quince años (ahora rozo la treintena). Era un viernes por la noche, las once y pico creo, y encendí la tele para ver que ponían antes de irme para la cama. Zapeando, en el canal autonómico vi un anuncio adelantando que a continuación emitirían esta cinta. Me pareció interesante el avance y decidí quedarme a ver que tal estaba.

La película me enganchó desde el principio, sus escenas me impactaron, me quedé petrificado ante la pantalla, enamorado de su protagonista, soñando con conciertos de un tal David Bowie al que por aquel entonces desconocía y sufriendo con y por Cristina, esa chica tan adorable como autodestructiva.

Recuerdo que al día siguiente le pregunté a mis amigos si alguno había visto esa brutal obra, esa película tan impactante. Claro, un rotundo no por respuesta.

Pasaron los años y siempre que hablaba con gente nueva, si surgía hablar de cine y en concreto de drogas en el cine, siempre sacaba a tema Yo, Cristina F, pero nadie la había visto

-"Si tío, Trainspotting, Miedo y Asco en Las Vegas, pero ¿Yo, Cristina F?, no, nunca".

Creo que fue cuando contaba con veintidós o veintitrés años, un sábado por la noche en la Plaza del Humor (plaza de Coruña donde hace unos años se juntaba la gente a beber y hablar) con un ciego más que considerable y hablando con el colega del colega de un colega sobre cine, el fulano me habló de Yo, Cristina F.

¡Dios, por fin alguien que pudo ver la película!,

La analizamos y ese tipo resumió en una frase la mejor crítica para esta película:

"Tío, es tan buena que cuando terminas de verla no sabes si drogarte o pasar de las drogas de por vida".

Reconozco que desde los quince años me negué a ver de nuevo la película por miedo a que se me cayera un mito, pero hace poco más de un año me hice con una copia y la vi otra vez.

Me gustó y mucho, aunque ya no me impactó tanto (quizá porque ya me esperaba lo que estaba viendo), pero ese sabor de los ochenta, ese Berlín urbano y nocturno, esas noches interminables de farra y risas, de desconsuelo y desesperación, esas escenas oscuras y descarnadas, esas interpretaciones tan realistas, tan emotivas....

Como dato negativo y por criticar algo, quizá en algunos momentos de la historia el director pierde el pulso narrativo y la trama se transforma en un melodrama de sobremesa, pero solo por unos minutos, pues un par de golpes de efecto, un par de escenas magistrales y el pulso narrativo vuelve a resurgir.

En definitiva, si no la viste nunca, debes verla, vale mucho, mucho, mucho la pena.

Lo deseaba con ganas, en serio, estaba emocionado con ver la ultima pasada cinematográfica de Lars Von Trier, director al que admiro (admiraba) y respeto (respetaba).

Un tipo capaz de filmar películas tan buenas y originales en su planteamiento, en su forma e incluso en su fondo (sí en su fondo), como Rompiendo las Olas, Bailar en la Oscuridad, Dogville o Maderlay haciendo una película de terror filosófico. ¿Que genialidad puede salir de aquí?.

Conste que te perdono, amigo Von Trier, que seas el Mourinho de la cinematografía europea, que tengas un ego que no te cabe en el cuerpo, que seas el totem de esa tropa de gafapastas ridículos que no tienen ni idea de cine y carecen de criterio alguno a la hora de hablar de películas y directores, moviéndose por modas y tendencias, presumiendo de snobs y modernillos.

Te perdono, querido Lars, que inventando el Dogma y filmando la muy sobresaliente Los Idiotas, con la noble intención de dar un giro al cine convencional, salieran un par de títulos memorables pero muchas basuras adheridas a tu movimiento cinematográfico.

Te perdono, incluso, que te miraras al ombligo en ese ejercicio masturbatorio que fue Cinco Condiciones o que El Jefe de Todo Esto me dejara frío como un tempano.

Pero cuando empezó Anticristo, yo esperaba gozar del Lars Von Trier genial, impactante, original, visualmente apabullante, transgresor....

¡Que decepción más grande!, que estupidez de película, que tontería de argumento, que mal hecho, que mal filmado , que poco interesante. Ni transgresión , ni escenas impactantes, ni rastro de la genialidad que otrora nos dejaste ver.

Corrieron ríos de tinta sobre esta película, que si vómitos en la sala, que si violencia extrema, que si película diferente a todo lo hecho hasta el momento...

Quizá fue culpa mía por esperarme demasiado, quizá culpa tuya por filmar esta bazofia sin pies ni cabeza. Decepcionante.

Lo peor de todo es que siempre te he defendido ante los que te criticaban y te acusaban de vender humo y ahora con esta joyita que te sacas de la manga, me quedo sin argumentos ante tus detractores.

Anda y que te zurzan, que te defiendan los gafapastas.

La estupenda historia que nos narra este western, comienza cuando una mujer es atacada en el desierto por unos tipos con intenciones lascivas, en ese momento aparece un pistolero solitario que la salva. Ambos iniciarán juntos un viaje para encontrar al ejército rebelde mejicano, cada uno movido por una motivación diferente.

Fantástico western heredero de la indispensable trilogía de Sergio Leone y primo hermano de las geniales "Infierno de Cobardes" o "El Fuera de la Ley", con un Eastwood, en esta ocasión, más autoparódico y menos frío y con más corazón de lo habitual, pero igual de rudo y peligroso que siempre.

El director logra crear una película de aventuras llena de acción, diálogos fantásticos, pinceladas de comedia de altura y con un guión bien estructurado con varios giros en su trama.

Shirley MacLaine está fabulosa, Eastwood en su salsa y la química entre los dos personajes es total. La música de Ennio Morricone redondea el resultado final.

La película es entretenida y llena de adrenalina, con acción y comedia a raudales y sobre todo muy bien filmada y muy bien contada.

Extraordinaria, muy divertida, muy bien hecha y muy bien interpretada. Recomiendo verla, no se arrepentirán.

Antes de comenzar la crítica debemos resaltar que estamos ante una película que para mucha gente es una obra maestra de culto.

Bien, puedo entender que lo sea, pero para un servidor el nivel de paranoia en una película puede marcar una linea entre la genialidad y el despropósito según el tiempo y la intensidad de la misma.

Me explico: El Quimérico Inquilino es una película que empieza muy bien, parece que estamos ante una gran obra (muchas películas tiene un halo especial cuando empiezan que te hacen sospechar que las vas a disfruta en gran medida), se desarrolla de una forma magistral, te engancha y te mete de lleno en la trama gracias a un trabajo de los actores estupendo, una atmósfera peculiar y un guión original y bien planteado. De repente empiezan las paranoias de Polanski, paranoias que al principio te dejan con la boca abierta y sólo puedes admirar la maestría del director, pero, a medida que sigue avanzando la película, en vez de recuperar la trama y el pulso narrativo, la paranoia va creciendo de intensidad y alargándose en el tiempo hasta que sólo existe paranoia, locura y anarquismo fílmico.

A mi forma de entender hay dos partes diferenciadas en la película, una primera parte de cine de gran altura que mercería sin lugar a dudas un nueve y una segunda parte que marca un punto de inflexión en donde lo único que importa es filmar la esquizofrenia del protagonista sin ningún tipo de sentido, meando fuera del tiesto argumental y terminando la película de una forma muy previsible tras un toma y daca de más de media hora de imágenes pasadas de rosca y locuras a cada cual más extraña.

Entiendo, como decía antes, que exista gente que esto le parezca estupendo y lo considere genial, yo, al igual que el buen whisky, puedo apreciar y saborear un par de vasos, pero si me tomo la botella entera, un vaso tras otro, me acabo pillando un ciego y ya no soy capaz de saborearlo. No se si me explico

Esto me pasa con colgados como David Lynch o el inefable Jodorouski (aunque este es ya un caso perdido, de psiquiátrico y camisa de fuerza) entre otros.

Resumiendo que es gerundio, una película que prometía obra maestra y que acaba decepcionando, a no ser que estés tan colgado como el protagonista de la cinta o te gusten las historias demasiado pasadas de rosca.

Preciosa, bien hecha y muy entretenida película que narra la historia de una chica impulsiva, errática y apasionada que tras un par de desengaños amorosos y vitales pretende suicidarse tirándose de un puente, en ese momento conoce a un lanzador de cuchillos que le propone acompañarle como diana.

La película de Leconte no es la típica película romántica ñoña y predecible de costumbre, es una original visión de dos personajes que se que sienten solos, una muchacha impulsiva y con un punto de inocencia, interpretada por una adorable Vanessa Paradis y un hombre cansado de estar solo, que se esconde tras una máscara de fanfarronería y aires de grandeza, interpretado magistralmente por un enorme Daniel Auteuil.

La suerte, el amor, el miedo a estar solo o la complicidad entre dos personas son temas que recorren esta preciosa cinta francesa, con una fotografía sobresaliente y unas bellas imágenes en blanco y negro que cautivan e hipnotizan al espectador a medida que avanza la película.

El pulso narrativo y el guión en su conjunto es bueno, aunque tiene partes que flojean un poco, de todas formas la película se hace corta y te quedas con ganas de ver más.

Muy recomendable para todo el mundo, en particular para los que odiamos las comedias románticas imbéciles y sosas de Meg Ryan, Sandra Bullock o Julia Roberts, ver La Chica del Puente te reconcilia con este género cinematográfico. Es una lástima que no sea muy conocida pero de esta forma te sorprenderá, si cabe, más gratamente su visionado.