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Críticas de Manny Balestrero
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
7
17 de mayo de 2022
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La estrella protagonista de la saga Transformers, tranforma su cine, y con la ayuda de la directora Rosalind Ross y el resto del reparto, en el que destaca Mel Gibson, consigue una notable producción sobre la invisible fuerza de la conversión humana.

Inspirada en hechos reales, la película es a la vez un tributo al padre Stu, y sobre todo, un llamamiento a la redención. Es este un tema universal ya visto en obras maestras recientes como Gran Torino, y aunque en este caso creo que no se alcanzan las elevadísimas cotas de talento formal que en la pieza de Clint Eastwood, el fervor y convicción con que se trata el tema resulta igualmente inspirador.

Las interpretaciones, en general, colaboran de manera decisiva a ello, no solo Wahlberg y Gibson, sino el resto del reparto, y la realización, sin ser genial como hemos dicho, es más que correcta en todo momento, con algunas escenas brillantes desde el punto de vista visual (*ver spoiler).

Los valores que transmite la película me parecen intachabes, fruto de un profundo análisis teológico. Sin embargo, en alguna ocasión parecen metidos de forma demasiado explícita, quizá se abusa en ocasiones del recurso de verbalizar de manera directa cierto contenido temático, para tratarse de una obra audiovisual.

Y es cierto, no estamos ante Ordet, ese film es un milagro nunca mejor dicho, pero sí nos encontramos ante una estupenda película, con una motivación sincera, y bien realizada. Una película digna de verse, disfrutable, y de las pocas que hoy día quedan en las que al salir de la sala, sientes que ha contribuido a enriquecer tu espíritu. No toda película sobre la fe ha de ser una memorable lección de cine para ser una película válida. Si aplicamos ese filtro al resto de panfletos o producciones de serie actuales, nos quedamos sin cine.

Por último, no voy a decir aquello de "es una película interesante tanto para creyentes como no creyentes", del mismo modo que con El padrino, por citar un ejemplo, no digo "es una película interesante tanto para mafiosos como para no mafiosos".

Altamente recomendable y celebrable este tipo de producciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manny Balestrero
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10
5 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver películas como "Qué verde era mi valle" en tiempos del post arte es un privilegio:

Es apreciar la grandeza del cine, cuando ahora lo llaman audiovisual.
Es apreciar la grandeza del arte, cuando ahora lo llaman cultura.

Audiovisual, cultura, términos que no queda claro a lo que se refieren en concreto, que engloban y tratan de ahogar al verdadero cine y al verdadero arte. Cultura audiovisual que reniega de su esencia grandiosa, para convertirse en un mero vehículo político, en el que solo importa la tesis con la que nos sermonea el agente de turno de la post verdad.

Frente a esto, recuperar obras de arte como QUÉ VERDE ERA MI VALLE, supone volver a amar el cine, conocer su verdadera capacidad para acercase a algunos de los temas y misterios más trascendentales de nuestra existencia, a través de una experiencia estética y visual que da forma a una bella historia. Bella en sus durezas y en sus alegrías, porque es una historia de vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manny Balestrero
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9
21 de abril de 2022
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Para argmentar las enormes bondades de esta obra maestra, voy a responder a dos de los comentarios críticos que aparecen en la página, muestra del tipo de argumento habitual de quienes no soportan ver una película que glorifique al Señor. Aquellos mismos que esconden la gran literatura que lleva realizando esta función eterna desde hace siglos:

1
"Deleznable película (...) Gibson convierte al que juzga su Dios en un pelele de filme de terror de los de alto y refinado negocio."
Ángel Fernández Santos: Diario El País

Me temo que no, Ángel. Mel Gibson no juzga a nadie, todo lo contrario, glorifica a Dios y especialmente a Jesucristo, mostrando con ese cine realista (que tanto alabas otras veces) la verdadera dimensión del sacrificio que Él hizo para darnos la opción de redimirnos. El combate de Jesús durante su Pasión, fue aguantar todo lo sufrió sin usar su poder, sin utilizar su condición divina, para entender lo que supone la debilidad de la carne y más aún, para demosrar al maligno que Él sí podía soportar todo tipo de tentación, incluso en las peores circunstancias. Por tanto, cada golpe que Cristo recibe sin rendirse a utilizar su poder (ya demostrado en milagros anteriores) es una victoria épica más sobre el mal. Esto culmina en la elevación de la cruz, donde se sitúa por encima de todos, a pesar del sufrimiento, y por supuesto en la Resurrección.

En cuanto a lo de alto y refinado negocio, supongo que te molestó bastante el éxito y la difusión del film, que Gibson tuviera el don de conseguir atraer a las masas a este tipo de película. Lo entiendo, la empresa para la que trabajas tiene una línea editorial totalmente opuesta al mensaje divino... Pregúntate cómo es posible que una película que recaudó más de 600 millones de euros, convertida en mito, no está en ninguna de las plataformas más famosas de la actualidad. Quizá por lo mismo por lo que muchos no soportan su éxito... Pero los grupos mediaticos que dominan el mercado de las comunicaciones en la actualidad son como una torre de Babel, y esa torre empieza a notar como algunos ladrillos van cayendo en la base. Así empezó Roma...

2
"La Pasión de Cristo', que bien podría titularse 'La tortura o linchamiento de Cristo', por hacer honor a su verdadero contenido, pasa por ser una película hiperrealista, pero en la manera más bien afectada de rodar (...) hay más de morbo y de sadismo que de reconstrucción de la realidad."
Alberto Bermejo: Diario El Mundo

Alberto, en cuanto a la primera frase, simplemente lee la definición de Pasión en el diccionario, que es justamente "padecer". Y efectivamente fue una tortura y un linchamiento, pero fue más allá por sus numerosos componetes. La palabra Pasión es mucho más adecuada. El imperio romano era morboso y sádico (creo que no hace falta poner ejemplos de ello), así como todos los imperios o sociedades que se inspiran por el mismo espíritu que aquel.

No entiendo como esa misma crítica que tilda esta pelícua de excesiva en su realismo, luego alaba sin reservas esas peliculas de tiros en la cabeza con sangre explotando a borbotones al tiempo que un comentario de humor negro del que dispara, o aquellos documentales sobre según qué guerras (en unas sí les gusta y en otras al parecer, no) en donde se nos muestran las atrocidades cometidas sin reservas. A estas las califican de necesarias. ¿Por qué en el caso de La Pasión de Cristo os preocupa tanto la sangre?.

Conclusión:
En líneas generales observo como cualquier película que hable de Dios o de la Fe de forma positiva es tildada de propaganda o cosas peores. Es decir, no se puede hablar de forma positiva de Dios, seún estos críticos de la corriente general. Un pensamiento muy iluso, por cierto, eso no lo podrán evitar nunca por muchos ríos de tinta que escriban. Por otra parte, en ocasiones en que la película es incontestable (como en este caso) se van a otros temas de forma, a mi entender, cínica: "que si es casi gore, que si tal y cual", y lo que pasa es que no soportan una película así por su alergia a lo divino. Sin más. Y porque sus líneas editoriales así lo dicen. Ya cada cual investigue por qué, eso no es un tema cinematográfico.

En definitiva, estamos ante una película con una maravillosa estética que abraza al contenido de forma única (como dice el bueno de Oti Rodriguez Marchante, el único crítico actual que me interesa en España). Que tras la apariencia de un film muy físico, trasciende una épica y sobre todo una espiritualidad infinita. Los flash back, las miradas del enorme Caviziel, las escenas de Getsemaní y, por supuesto, la magistral última secuencia son buena prueba de ello. Y además, desprende algo muy grande, la personalidad de Gibson, Caviziel y el resto del equipo para contar esta historia sin la más mínima tibieza ni pedir perdón a los adalides de este mundo actual que se autofagocita así mismo, preso del materialismo económico y espiritual propios de la antigua Roma.
Manny Balestrero
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