Teniendo en cuenta la formación alemana de Siodmak, no es de extrañar la clara influencia del expresionismo alemán sobre la película, la cual se manifiesta principalmente en el empleo de los contrastes de luces y sombras y la exageración de los gestos de los actores en determinados momentos para intensificar la acción. Esto último es especialmente llamativo en las tres muertes que acaecen en la película.
Aparte de por la estética considero interesante este trabajo por la gran actuación de Dorothy McGuire, tremendamente expresiva, pero sin sobreactuar (difícil en películas de este género), y consiguiendo algo realmente difícil: que la cámara se "enamore" de ella.
Y como punto débil, el recurso de los primeros planos del ojo del asesino, que prácticamente resuelven todas las dudas sobre la autoría de los asesinatos. Tampoco me ha convencido que la acción de los personajes en algunos momentos está al servicio del suspense; no actúan como por lógica deberían, y esto resta credibilidad. En este sentido yo sí pienso que "Hitchcock lo habría hecho mejor".

Rara es la vez que hay unanimidad en todas las críticas de una película, en el aspecto que sea. Pues bien, en esta ocasión sí la ha habido con Jodie Foster. Y no es para menos. Esta mujer tiene un talento excepcional y además es probable que éste sea su mejor trabajo. Sólo por ella ya valdría la pena ver la película, pero desde mi punto de vista tiene otro gran valor: la valentía de plantear al espectador si un coqueteo en un momento dado puede justificar una agresión sexual. ¿Hasta dónde pueden llegar las mujeres coqueteando? ¿Dónde deja un hombre de ser el típico pesado de discoteca y empieza a haber una agresión punible? En el juicio asistimos a la recreación de los hechos y vemos cómo en este caso los límites están claros, pero estas cuestiones trasladadas a casos de la vida real se complican.

En el momento de publicar esta crítica corre el año 2023 pero todos tenemos muy frescos los acontecimientos acaecidos en la crisis del 2008 y que todavía tienen repercusión en la sociedad española (de hecho, varios de los partidos políticos actuales nacieron fruto de aquella crisis y del movimiento 15M). Es difícil pasar página cuando uno ha visto con sus propios ojos desahucios de ciudadanos honestos que se habían quedado sin trabajo y no podían pagar hipoteca o alquiler, trabajadores esclavizados, pequeñas empresas quebradas, etc.
Pues bien, mientras todo esto sucedía un vividor que ha tenido todo lo que ha querido desde la cuna, un señor que se supone que nos representaba a todos y en cuyo obsceno salario se incluía la ejemplaridad, se iba a cazar elefantes a Botswana, era infiel a su mujer con una golfa de lujo, aceptaba regalos ilegales y ocultaba millones en cuentas opacas de Suiza. El presente documental se centra principalmente en este tema y plantea la siguiente pregunta a cualquier español que aspire a vivir en un país serio y tenga sentido crítico: ¿Queda algo de autoestima en los españoles o ya nos la han robado toda? En mi opinión, el hecho de que el caso de Urdangarín y su mujer y el del rey demérito no hayan provocado aún la caída de los Borbones responde a la pregunta. Un sencillo lavado de cara quitando un Borbón y poniendo otro fue suficiente para mantener en el poder a la familia que más daño ha hecho a la marca España en sus más de 40 años de democracia. Habrá que esperar a que desaparezca una generación de ancianos y se incorpore otra de jóvenes para que al fin podamos despojarnos de esta lacra.
Recomiendo encarecidamente el documental a quien aún tenga alguna duda sobre la cara oculta de esta familia y también a quien ya conozca la realidad porque se relatan los hechos con claridad y abundante documentación. Es una pena que nadie en España haya tenido el coraje de producir un contenido que era tan necesario. Al igual que solo un fiscal extranjero ha seguido los pasos al demérito, han tenido que ser varias productoras extranjeras las que sacasen los trapos sucios: Gebrueder Beetz Filmproduktion, Leonine, SKY Studios. Y además hay que recurrir a plataformas privadas para verlo porque obviamente jamás figurará en el menú de documentales de RTVE.

Cara de ángel me ha entretenido, pero no la incluiría entre las mejores del cine negro, ni siquiera entre las mejores de Preminger. En algunos momentos falta ritmo, la interpretación de Mitchum carece casi por completo de credibilidad y de matices y el final es muy bueno, aunque algo previsible. Yo me quedo con la interpretación de todas las actrices, y en especial de Jean Simmons.

Sin duda una de las mejores interpretaciones de Hopkins, junto al mayordomo de "Lo que queda del día". Sólo por verle a él merece la pena la película. Pero además hay otros atractivos: un guión interesante e imágenes de bellos paisajes naturales. Lo peor, la banda sonora (la música de sintetizador de los 80's no casa demasiado con las imágenes ni con una historia ambientada en otra época).