Desde que te sientas ante la pantalla del cine hasta que aparecen los créditos toda tu atención permanece en la película. Amenábar ha conseguido que el espectador se introduzca en la trama y se forje sus propias opiniones en cada parte de la película. Se trata de una película de intriga/psicológica que te deja (en mi caso) con la boca abierta. La evolución de los personajes a lo largo del film ponen de manifiesto la gran actuación de Emma Watson y Ethan Hawke que consiguen meterse en la cabeza del espectador a través del gran argumento basado en hechos reales.

Cesc Gay ha sabido plasmar exactamente la situación que viven los dos protagonistas, sin adornos ni tonterías, la más pura realidad. Es una película dura, que habla de cosas que no queremos escuchar, la muerte, ese tema tabú. Brillantes Darín y Cámara en su interpretación, provocan las lágrimas de más de uno, en el mayor exponente de una amistad maravillosa, que no necesita disfraces ni apariencias.
Una película que no deja a nadie indiferente, obliga a pensar y a valorar lo que se tiene. Es por ello que debería, en mi caso, darle las gracias al director por esta obra maestra.

Al más puro estilo Álex de la Iglesia el espectador es testigo de las barbaridades que ocurren en la grabación de una de esas galas horteras y casposas de Nochevieja, donde viejas glorias y "yogurines" modernos interpretan playbacks de dudosa credibilidad con cuerpo de baile vestido con purpurina incluido.
La película gira entorno a cuatro figuras: el gran Alphonso (Raphael), el ídolo adolescente Adanne (Mario Casas), el productor de televisión corrupto (Santiago Segura) y los variopintos figurantes (Blanca Suárez, Pepón Nieto, Ana Polvorosa y Enrique Villén entre muchos otros).
En mi caso particular me quedé alucinada con cómo evolucionaban las situaciones y me desternillé de risa con el tan peculiar humor de Álex de la Iglesia. Una gala casposa, con gente cutre, intereses ocultos, maquillaje por doquier, psicópatas, dinero y mucho más, con un trasfondo social y real: la corrupción que tan presente está, por desgracia, en nuestro día a día. Es notable destacar esas dos realidades que muestra el film: el mundo de la televisión, ajeno a todo, encerrado en una nave, en un mundillo irreal y, en el otro lado de la balanza, la realidad, trabajadores reclamando sus derechos a un empresario sinvergüenza que amenazan con romper la tranquilidad del falso mundo en el que viven los participantes de la gala.

A pesar de que el género de terror está muy trillado y parece que no puede hacerse nada nuevo y sorprendente, esta producción tiene la originalidad de personificar el terror en dos ancianos. Estamos acostumbrados a los niños diabólicos y poseídos pero no a que unos abuelos asusten como lo hacen Deanna Dunagan y Peter McRobbie.
Los dos chicos que están de visita en casa de sus abuelos se encuentran envueltos en algo excesivamente raro, que acaba causándoles pánico y terror. El tono de humor que pone el menor de los hermanos incita en muchas ocasiones la carcajada del espectador aunque también rompe la atmósfera de tensión.
Es una buena película de terror que un aficionado al género ha de ver.