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España España · Barcelona
Críticas de Rómulo
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Críticas 355
Críticas ordenadas por utilidad
7
6 de julio de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi hija, mi hermana

Durante 114 minutos de metraje, hipnóticamente inmovilizado, literalmente amarrado al respaldo de mi butaca, vi esta estremecedora opera prima que firma como guionista y director el francés Thomas Bidegain. Porque "Mi hija, mi hermana" ("Les cowboys" en el original) -hasta hoy me ha sido imposible desentrañar quién o quiénes forman esa pandilla de irresponsables majaderos encargados de endosar estrafalarios títulos en español a las películas extranjeras-, es una auténtico mandoble, un doloroso golpe al hígado dirigido a nuestras adormecidas y bienpensantes conciencias occidentales.
Si sabemos que Bidegain ha sido tradicionalmente el guionista del excelente Jacques Audiard en maravillas como "Un profeta", "De óxido y hueso" o " Dheepan" entenderemos mejor el escalofriante y punzante acierto que supone su trabajo. El sorprendente manejo de la elipsis es más que loable y contribuye en gran medida a oxigenar el relato resolviendo de paso de forma eficiente algunas de las dificultades que este exigente guion presentaba.
El huevo de la serpiente se incuba en nuestro propio hogar, ante nuestra distraída y en ocasiones ausente mirada, en los recintos herméticamente blindados a cal y canto que son las habitaciones de nuestros adolescentes, para luego fertilizar en los imbrincados, caóticos y lejanos laberintos donde ya, desgraciadamente tarde, todo está perdido y no nos es posible penetrar.
A ningún espectador, por muy bisoño que sea, le pasará desapercibido el paralelismo existente -no es un plagio sino una genialidad- del guion de Bidegain con el de Ford en "Centauros del desierto" (The Searchers) -otro penoso ejemplo, esto viene de lejos, de tan imaginativos tituladores-, tal vez como un guiño de admiración y reconocimiento al maestro y al que fue, probablemente, su mejor western.
Aquí el tío Ethan se convierte en un convincente Alain (François Damiens) tan impulsivo, obstinado y atormentado como el personaje de Ford y los comanches en escurridizos hiyadistas dueños indiscutibles del territorio que pisan.
La música es poderosa, contundente y empleada con tino en cada escena mientras que, en ocasiones y prudentemente dosificado, el envolvente "Vals de Tennessee" masajea nuestros sentidos para hacernos olvidar por unos instantes el pavoroso drama que nos rodea y la espantosa amenaza que supone una realidad que se ha venido cociendo pacientemente y a fuego lento en las acogedoras parcelas de nuestros patios vecinos.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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7
24 de octubre de 2019
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diecisiete

Daniel Sánchez Arévalo es un personaje atípico; dotado de una excéntrica personalidad, dispone de un potente bagaje intelectual donde la fina ironía y un corrosivo tono sarcástico pigmentan su sabia hondura argumental. Él mismo se define como hipocondríaco, neurótico y daltónico, aunque tales limitaciones no parecen afectar a la saludable lucidez de su obra. Sánchez Arévalo es un magnífico escritor y estupendo guionista además de un singularísimo director de cine. En la edición de los premios Planeta 2015, fue finalista con la novela “La isla de Alice” y ha participado en numerosas series televisivas de notable éxito.
Han pasado 13 años desde “AzulOscuroCasiNegro”, su primera realización en la que ya dejara impresa la inconfundible huella de una pisada firme sobre una superficie sólidamente pavimentada.
Su anterior cinta fue “La gran familia española”, y después de una larga ausencia reaparece ahora con “Diecisiete” en la que, siguiendo su costumbre, asume la responsabilidad de escribir el guion y dirigir la película. En el delicado equilibrio de aunar a la sencillez la compleja y durísima realidad del guion, radica buena parte de la fuerza narrativa de “Diecisiete”, en la que, nuevamente, el santanderino evita transitar por las rutas más convencionales para elegir la más accidentada vía de la originalidad y el riesgo.
Enamorado y próximo a la tierra que le vio nacer, Sánchez Arévalo retrata con cautivadora emoción algunos de los más bellos parajes cántabros. Filma idílicos paisajes bajo una radiante fotografía, cede todo el protagonismo a la luz de un sol omnipresente mientras que, extrañamente ausentes, la niebla, la lluvia y esa veladura gris tan característica de la región desaparecen como por encanto.
Como ya es habitual en su cine, Sánchez Arévalo centra su atención en criaturas desvalidas, marginadas, despojadas de aquellos derechos que sostienen los pilares de una sociedad supuestamente desarrollada y en la que, estos perdedores representan la cara más triste y vergonzosa de nuestras propias carencias.
“Para aprender a perder, primero hay que perder”, dice uno de los protagonistas. Y no encuentro mejor ejemplo para ilustrar la sutileza de unos diálogos sobresalientes que se suceden a la velocidad de un carrusel de feria descontrolado y sobre los que nuestro director construye una bonita, tierna, humana y edificante película en la que dos hermanos, Héctor e Isma -espléndidamente interpretados por Biel Montoro y Nacho Sánchez respectivamente y hasta ahora anónimos actores-, víctimas de la soledad y el desamparo, emprenden, sin rumbo ni destino claro, un temerario e incierto viaje de imprevisibles consecuencias.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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You (Serie de TV)
Serie
Estados Unidos2018
6,3
11.087
Greg Berlanti (Creador), Sera Gamble (Creadora) ...
8
25 de octubre de 2021
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
You

Acabo de ver “You”, una serie estadounidense de 30 episodios repartidos en tres aterradoras temporadas. Porque “You” es el relato de una insoportable pesadilla, sombría y espectral, materia oscura flotando en la lóbrega oscuridad de una noche enlutada. “You” flagela sin piedad nuestro subconsciente colectivo y resulta tan desangelada y fria como el lecho de una sulpultura. Retorcidos planteamientos psicológicos de extrema complejidad dinamitan la lógica del espectador y hacen que nuestros códigos morales se tambaleen como la llama trémula de un candil.
Un formidable e inquisitivo Penn Badgley, columna verterbral e insistituible protagonista de la serie, interpreta a Joe Golberg, un joven neoyorkino de personalidad psicópata, tan huraño, e inquietante como la silueta de un espectro acechando entre tinieblas.
En su escalofriante trayecto le secundarán Elizabeth Lail como Beck, en una primera parte, y Victoria Pedretti en el papel de Love, en la segunda mitad del guión. Ambas, bellísimas y maravillosas actrices, igualmente tortuosas y sibilinas, tomarán alternativamente el relevo, junto a nuestro siniestro personaje, en una frenética carrera de horripilantes sucesos cuyo final resulta imprevisible.
La voz en off de Joe, convertida aquí en un soliloquio recurrente, nos descubre la sórdida lucidez de una mente manipuladora, calculadora e inteligente a la vez que perturbada y peligrosamente letal.
Sus creadores mantienen un altísimo nivel de expectación durante los 30 episodios de casi una hora de duración cada uno. El misterio, ese intrigante enigma que por su naturaleza nos intimida y resulta prácticamente imposible de descubrir, nos acompaña como un incómodo pasajero a lo largo de este accidentado viaje.
Y termino citando una de sus incuestionables virtudes: el final de cada capítulo, como ocurría en aquellos antiguos seriales radiofónicos, despiertan la urgente necesidad por ver inmediatamente el inicio del siguiente.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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7
18 de noviembre de 2020
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los favoritos de Midas

Jack London fue un controvertido escritor californiano fallecido prematuramente en 1916 a la edad de 40 años sin que la verdadera causa de su muerte haya sido aún esclarecida. Su carácter rebelde y contestatario le acarreó serios problemas. En su personal descenso a los infiernos, sufrió cárcel, padeció temibles enfermedades, se empleó en trabajos de indescriptible dureza y se embarcó en aventuras en las que la fatalidad de un desgraciado final se dibujaba como el más probable de los desenlaces. Como su propia vida, sus historias fueron sombrías e inquietantemente desoladoras. Y es precisamente en un relato corto, “The Minions of Midas”, publicado por London en 1901, en el que se inspiran los seis episodios de la miniserie española “Los favoritos de Midas” que Netflix estrenó muy recientemente.
El director Mateo Gil convierte el guion en un apasionante thriller a la española. Sitúa la accion en un Madrid convulsionado por el descontento de una población que se manifiesta masivamente en sus calles sembrando el caos más absoluto. Mientras la policía reprime con contundencia desproporcionada los desórdenes callejeros algo muy turbio y aterrador se viene gestando en el corazón mismo del sistema.
El mundo está cambiando a velocidades de vértigo. Los avances tecnológicos, el cambio climático y los desastres que éste origina, la inmigración, el terrorismo islámico, la aparición de caudillos populistas, la inseguridad del trabajo... Percibimos todo esto, cada día es más latente, pero no tenemos claro si la humanidad encontrará soluciones. Esa inseguridad nos aterra.
El gran acierto de la realización estriba, en buena parte, en que el espectador advierte que la ficción que se le muestra es una realidad posible. Gil maneja con sutileza la probabilidad de esa tenebrosa contingencia. Explota hábilmente la actual coyuntura que padecemos ya que cualquier invención es más creíble bajo la desapacible incertidumbre de la desgracia.
La hidra del mal extiende sus tentáculos por cada rincón de la Tierra. Conciliábulos, secretos contubernios, logias y hermandades actúan desde las sombras con la finalidad de manipularnos, someternos y mantenernos eternamente anestesiados, mientras ellos acaparan cada día mayor poder, riqueza y privilegios, pertrechados bajo el entramado de grandes corporaciones.
El festín, mis improbables lectores, está servido. Y con más provecho para todos aquellos que han sido atrapados en las redes del negacionismo, las “fake news” y en la infinita profusión de sandeces que pululan sin sordina por nuestro mundanal ruido.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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Las tres muertes de Marisela Escobedo
Documental
México2020
7,3
860
Documental, Intervenciones de: Marisela Escobedo
8
4 de noviembre de 2020
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las tres muertes de Marisela Escobedo

He vivido durante 23 años en México. Mi esposa y mis dos hijas nacieron allí. Conservo todavía algunos amigos aunque la gran mayoría ya fallecieron. Hace 28 años decidimos establecernos en España. Y a pesar de los años transcurridos sigo muy de cerca todo lo concerniente a aquel país, del que procuro mantenerme razonablemente informado.
México se ha convertido con el tiempo, por mor de un lamentable e inexplicable proceso de descomposición, en un Estado fallido. He aquí algunos datos. La corrupción es endémica en la totalidad del territorio mexicano y en cada uno de sus estamentos burocráticos. La policía, un cuerpo agusanado y envilecido hasta la médula, está mal preparada, peor pagada y es considerada como el enemigo público número uno de la población. Junto a gobernantes, ejército y narcotraficantes, son piezas intercambiables de un mismo puzzle. Se producen 40 mil homicidios al año de los que un 97% -sí, han leído bien- quedan impunes. Los medios de comunicación están silenciados bajo el imperio del terror. Los pocos que se atreven a levantar la voz reciben todo tipo de amenazas. Algunos abandonan su profesión, otros emigran y el resto son asesinados de tal manera que junto a Iraq, Siria y Filipinas, México forma parte de los cuatro países del mundo en los que, desde 1993, más periodistas han sido ejecutados. Y si ustedes se toman la molestia de multiplicar 365 por 10 obtendrán el número de feminicidios que se cometen anualmente. También, prácticamente todos ellos, quedan vergonzosamente impunes. Pavoroso, ¿no? ¿Cómo se puede vivir en un país así? Pues con el corazón en un puño. La ciudadanía está desamparada y lo sabe. Depositan su confianza al arbitrio de la suerte. Porque si tienes la desgracia de tropezar con el infortunio no habrá ley que proteja tus derechos ni justicia que repare el daño. Y esa sensación de indefensión, puedo asegurarles -la he sentido en primera persona-, produce una profunda angustia.
Si creen que exagero, les recomiendo vean el documental -a su disposición en Netflix- “Las tres muertes de Marisela Escobedo”. Es absolutamente terrorífico. El testimonio de los testigos, fiscales, jueces y autoridades, el impresionante material gráfico, las declaraciones de los hijos, familiares y amigos de Marisela y la heróica determinación y sacrificio de la propia Marisela están dolorosa y fielmente documentados. Es imposible permanecer indiferente ante su extenuante viacrucis y no sentir una infinita piedad por ella. Todo lo que vemos parece sacado de un tenebroso relato de ficción, de la imaginación de una mente enferma, de una película de terror o el despertar de una espantosa pesadilla. Sin embargo todo es estremecedoramente real. Y produce verdaderos escalofríos pensar que el caso de Marisela Escobedo es apenas la punta de un gigantesco iceberg, sólo un drama más de los miles que México registra cada día en su elegiaca y fúnebre estadística.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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