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España España · sevilla
Críticas de Jlamotta
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Críticas 126
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de mayo de 2010
41 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que darle una oportunidad a cualquier película. A priorí, una película de superheroes que no son superheroes, con nicolas cage(con lo que ello conlleva) y christopher mintz-plasse como justiciero enmascarado no parecia una buena opción sea cual sea tu gusto cinematográfico. pero aquí tenemos un guión original en su planteamiento y desarrollo, con unos personajes que realmente te importan, escenas de acción que hacen de iron man algo rancio, acomodado y estúpido; y unas magníficas y dignas interpretaciones (recalco lo de digno por lo excéntrico del conjunto).

Lo más destacado es su originalidad. Una especie de Watchmen y American Splendor mezclado con El caballero oscuro(que bien ha hecho este film a las películas de super heroes). Porque si en Watchmen se planteaba quien vigilaba a los vigilantes, aquí se plantea que pasaría si la gente que admira los comics, películas y videojuegos de super heroes intentara emularlos, con todo lo que ello conlleva. No todo es glamour, reconocimiento y problemas personales estúpidos(no señalo a nadie hombre araña), aquí los personajes realmente pagan la osadía de emular a sus heroes. Muerte, destrucción familiar y demás tragedias es lo que tienen que asumir los pesonajes. Obviamente, el estilo un poco buenrollista suaviza estos dramas pero no los elimina.

Punto y aparte merecen las escenas de acción, rodadas con un ritmo salvaje y con una musicalidad digna de destacar(si vinieran firmadas por Tarantino a algunos críticos se les caería la baba). No se escatima en violencia, sangre y determinación. A pesar de estar protagonizada por adolescentes, eso no hace más que acrecentar la sensación de que todo duele más, es más fisico y más real que si lo sufriera el Steven Seagal de turno. Los homenajes a Leone y El caballero oscuro(sobre todo a su banda sonora) aportan simpatía por la sencillez y humildad con que están hechos.

Nicolas Cage está bastante bien dotando a su personaje de madurez y poniendo el contrapunto a tanto niño. Mintz-Plasse sigue siendo un gran descubrimiento por el patetismo que inundan todos sus personajes. Mark Strong nos quita esa impresión de malo de postal que arrastraba desde la fallida Sherlock Holmes. Aaron Johnson asume con sencillez y tablas el protagonismo. Y la robaplanos Chloe Moretz quedará marcada por mucho tiempo por este papel. Sádica, dulce, asesina, madura, un personaje redondo interpretado brillantemente.

Sigo un poco más en spoiler pero no es spoiler.
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Jlamotta
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4
16 de octubre de 2013
47 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los anteriores trabajos de Denis Villeneuve me entusiasmaron por su concepción clásica de la narración y un estilo tradicional que promovía la importancia de la historia por encima de cualquier otra cosa. Tanto Incendies (2010) como Prisoners (2013) poseen argumentos duros, personajes dramáticos que se enfrentan a situaciones más grandes que la suma de todas sus experiencias previas. En ambas hay misterios que pueden ir resolviéndose en el devenir de la trama, o quedar inconclusos. y, a pesar de eso, no dejaban un regusto amargo de incomprensión. No te facilitaba todos los detalles del puzzle pero si las piezas, por lo que la búsqueda de la verdad partía de una base coherente y sólida. Todo eso desaparece en su nuevo trabajo, Enemy (rodado casi al mismo tiempo que Prisoners), donde es el espectador el que debe rellenar los huecos de la mente del protagonista y discernir donde empieza y termina la realidad del mundo que presenciamos. El problema no es que no nos proporcionen indicios que rastrear, sino que el envoltorio es molesto, monótono y tedioso, por lo que el caramelo pierde interés a medida que vamos conociendo más de él. Enemy es una adaptación libre de la novela de José Saramago, El hombre duplicado, perpetrada por Javier Gullón y Villeneuve. Tanto la novela como la película plantean las mismas preguntas:¿Cómo saber quiénes somos? ¿En qué consiste la identidad? ¿Qué nos define como personas individuales y únicas? ¿Podemos asumir que nuestra voz, nuestros rasgos, hasta la mínima marca distintiva, se repitan en otra persona? ¿Podríamos intercambiarnos con nuestro doble sin que nuestros allegados lo percibiesen? Ninguna de esas cuestiones queda respondida en el film. Y eso está bien. El cine debe plantear siempre, y responder poco, pues es la manera en que el público se inmiscuya en la historia y se sienta partícipe de ella. Pero eso en Enemy no ocurre, ya que la mayoría de los elementos usados por Villeneuve excluyen, más que integrar. La utilización de la música es cansina y repetitiva, no solo no cumple su objetivo de generar tensión, sino que molesta y desempeña una labor fronteriza con la psicología de los personajes, a la que no te permite acceder debido a su prolongada intromisión. No incordia tanto el hecho de que la trama sea inverosímil, pues entendemos su grado de metáfora y simbolismo, sino su apariencia y su diseño de falso thriller, que embauca de mala manera, haciendo que la frustración sea mayor en su segundo y tercer acto. Villeneuve se marca una fiesta a la que no estamos invitados, a pesar de querer llegar al lugar de celebración. Pero se nos impide sistemáticamente entusiasmarnos por su ritmo cansino de telefilm barato, a pesar de contar con una sugerente fotografía de Nicolas Bolduc donde predomina el ocre para la creación de atmósferas, en uno de los pocos ingredientes que funcionan de la película.

La metáfora es importante en Enemy y, desde el principio, nos lo hacen saber con las lecciones del profesor protagonista del film a sus alumnos. "Las dictaduras mantienen a la sociedad ocupada. En la antigua Roma con pan y circo, proporcionando entretenimiento. Aunque hay quien lo hace de otra forma. Limitando la educación, promoviendo la desinformación, reduciendo las libertades, la cultura, etc". "Karl Marx decía que la historia se repetía siempre dos veces:la primera vez como tragedia, la segunda como farsa". Sirve como augurio para lo que está por venir, a parte de como presentación de un personaje que vive anclado en la rutina, la desidia y en la ausencia de pasión. Tiene una vida de clase media decente, con un buen trabajo y una novia que le quiere, pero a su vida le falta acción, misterio, intriga. Y vaya si la encuentra. La búsqueda de su otro "yo" no es más que un intento desesperado por conocerse a si mismo, a su psique, su alma, su ser, su conciencia. Su existencia se ha amoldado al hábito, a la costumbre y a la repetición, y en ese proceso se ha perdido a si mismo. No tiene hobbies, amigos ni estímulos más allá de practicar sexo (que es muy diferente a hacer el amor, donde la pasión no puede controlarse) con su mujer una y otra vez, y explicar los mismos pedazos de historia a sus alumnos día si y día también. Por tanto, y si nos basamos en su alegoría inicial, su otro "yo" no es más que una farsa creada por su subconsciente, por una paranoia incipiente que le proporciona los estímulos emocionales que ya no podía sentir.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
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Jlamotta
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7
15 de abril de 2014
77 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suele ocurrir, en esta alocada y descontrolada vorágine de adaptaciones de cómics que parece no tener fin, que la compañía de turno elija para llevar el timón de su mastodóntica producción a un director de renombre, a un artesano o a un autor. Más o menos, son las tres variantes que nos podemos encontrar en esta clase de productos. Warner Bros confió su murciélago de los huevos de oro a Christopher Nolan. El objetivo de dicha decisión no era otro que el de aprovechar el tirón de las primeras películas del británico, cuyo éxito le estaba abriendo camino a pasos agigantados en la industria hollywoodense, gracias a la notable Memento y a la inferior Insomnia. El director de The Prestige cambió radicalmente la visión que el público tenía respecto a Batman, en parte gracias a un tratamiento oscuro e intenso del personaje principal y sus allegados. Algo que sería altamente imitado por gran parte de las películas de superhéroes posteriores. En este caso no se buscaba tanto el toque Nolan, como el apellido Nolan. Pero, afortunadamente para Warner Bros (y para nosotros como espectadores), la mirada del director se impregnó en cada fotograma. Por supuesto, también existe el caso contrario. Contratar a un artesano no es una elección desdeñable cuando la película cuenta con un guión con personalidad y las indicaciones parecen partir de la oficina de los productores más que de la silla del realizador. Captain America: The First Avenger (Joe Johnston), Iron Man 1&2 (Jon Favreau), The Incredible Hulk (Louis Leterrier) o Green Lantern (Martin Campbell) son buenos ejemplos. El hecho de contar con una estrella de repercusión internacional como Chris Evans, Robert Downey Jr., Edward Norton o Ryan Reynolds, minuciosamente arropada bajo el manto de grandes secundarios, debía propiciar esta falta de afecto por la elección de un director mínimamente competente. Y, por último, los autores. Saltos al vacío de personas que manejan presupuestos millonarios con fe ciega en directores cuya visión se presupone diferente al resto. Igualmente, al estar amparados en famosos rostros de Hollywood que arrastran de por si a una legión de seguidores, se podría decir que el riesgo es relativo, calculado. Este grupo lo engloban gente como Joss Whedon y sus The Avengers, Matthew Vaughn y X-Men: First Class, Bryan Singer y X-Men, o James Gunn y la futura Guardians of the Galaxy, entre otros. Sabes que el público va a acudir en masa a las salas por tratarse de adaptaciones de cómics, cuyo merchandising en forma de videojuegos, camisetas o tazas para un café que nunca se bebe, se encuentra en un perenne estado de auge. Por eso mismo, ¿Qué mejor oportunidad qué esa para poner a prueba el talento y la capacidad de innovación de futuros cineastas estrella? Obviamente, hay que contar con contradicciones negativas como Kenneth Branagh y su insulso Thor, una película que parecía estar dirigida por cualquiera menos por el firmante de In the Bleak Midwinter. Toda esta parrafada para decir que la opción de Marc Webb para hacerse cargo de la franquicia de Spiderman después de haber dirigido únicamente una película (la notable 500 Days of Summer), constituía una osada y acertada designación.

Sin embargo, la primera parte de este nuevo reboot no prometía demasiado, sin duda condicionado por la cercanía en el tiempo de la trilogía de Raimi y la ausencia de novedades destacadas respecto a la misma. Diferentes actores, pero un tono algo insípido y cuadriculado para las previsiones iniciales. Es en esta segunda parte cuando Webb parece haberse liberado de presiones y pone toda la carne en el asador. Webb consigue llevar la historia a su terreno, que no es otro que el de la predilección por las relaciones entre personajes antes que la propia acción. No nos engañemos, hay mucha y buena acción, pero su protagonismo es el idóneo. Ni más ni menos. El director de Indiana (EEUU) no pretende salvar la papeleta con una acumulación de explosivos aleatorios. Su mejor baza es su capacidad para describir a los personajes con pequeños detalles, efectuar un tratamiento psicológico de los mismos con respeto y sumo cuidado. Aún sabiendo que lo que tenemos delante nuestro son personajes sacados de una viñeta de cómic, apenas cuesta identificarlos como personas normales. Si, normales. Porque todos y cada uno de ellos guarda para si sus propios problemas y traumas. Todos mantienen una estrecha relación con el dolor y la falta de autoestima. Ninguno tiene un plan grandilocuente como dominar el universo, aunar poder y riquezas o ser un playboy descocado. No. Simplemente quieren encontrar su lugar en el mundo, necesitan ser aceptados por la sociedad, disponer de un entorno propio o, simplemente, algo tan básico como la supervivencia o la aceptación de la dignidad humana. Es la obtención o no de estas metas lo que les motiva a seguir adelante, lo que nos motiva a nosotros, como espectadores, a apreciar y empatizar con ellos. Porque he de suponer que no soy el único que siente lástima y comprensión por Electro y su invisible vida. O por tía May y sus intentos de ser reconocida por Peter como su "verdadera madre". Incluso por un niñato malcriado con la vida resuelta como Harry, cuya ambición máxima es permanecer respirando y no sufrir el trágico destino de su padre. Son personajes "reales" movidos por el dolor, algo que todos podemos identificar en nuestras vidas, en un momento u otro. Por eso mismo los 152 minutos de metraje de esta The Amazing Spiderman 2 no se hacen largos en ningún momento. Son necesarios, porque se requiere tiempo para construir unos sólidos cimientos en las relaciones entre Gwen, Peter, Harry, Electro, tía May y compañía. De hecho, el clímax se construye en base a estos vínculos emocionales siendo la forma un simple medio para experimentar con el fondo y nuestras propias emociones.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
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Jlamotta
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4
14 de octubre de 2011
35 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coppola es el autor de la mejor película de todos los tiempos (El Padrino I y II para mi es una sola), de una de las mejores películas de guerra de la historia (Apocalypse Now), de la mejor versión del Drácula de Bram Stoker (Drácula de Bram Stoker), de otorgarle el mejor papel al gran Gene Hackman (La Conversación). Pero también ha hecho Jack, Tetro y ahora...Twixt. Sin duda las películas más deficientes del maestro son producto de la nula confianza de los estudios en él, llegando a financiarse él mismo sus locuras. Desde los 80 siempre ha tenido problemas para sacar proyectos hacia delante a pesar de contar con varios Óscar de la academia y de convertir una novela sobre gangsters italoamericanos corriente en una auténtica maravilla del séptimo arte. Gracias a American Zoetrope, productora creada por él mismo y su amigo George Lucas (que está afeitándose con una maquinilla envuelta en un billete de 100 dólares mientras escribo esto) ha podido satisfacer sus ansias de crear y, en esta última etapa de su carrera artística, ejercer la labor de guionista, director y productor. Ser un autor enfrascado en el cine independiente, lo que siempre quiso desde que empezó en esto de la mano de Roger Corman.

El problema es que hay directores que trabajan mejor con presión o sometidos a la ley de un estudio. Y Coppola es uno de ellos. Más presión que tuvo con El Padrino (donde estuvo a un pelo de ser despedido) y Apocalypse Now (donde Martin Sheen recibió la extremaunción para curarse después misteriosamente) no ha tenido nadie. Millones y más millones dependían de él. En Twixt no. Puede hacer lo que quiera porque cuenta con 7 millones de dólares, un actor de capa caída como es el correcto Val Kilmer y ninguna expectativa por parte del público. De ahí que se decidiera por hacer videoarte con música de cafetería de motel con un uso ridículo y totalmente innecesario del 3D. Mi admirado Francis ha hecho lo que le ha salido del alma y eso es de admirar, aunque no el resultado. Con un guión que se desmenuza fácilmente, sin tener que ser muy avispado para adelantarte a los giros finales y con cierta torpeza fílmica a la hora de usar el, repito, innecesario 3D (Coppola y Scorsese en 3D? Argh!).

Sigo en Spoiler pero no es spoiler
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Jlamotta
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6
16 de noviembre de 2011
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jason Statham es la estrella más brillante del cine de acción de nuestros días. Esto es así. Una vez que la generación de los 80 da sus últimos coletazos en The Expendables y Bruce Willis ve cada día más cerca su retirada del género, el británico sigue en lo más alto desde que debutara hace ya 13 años con la brillante Lock & Stock and Two Smoking Barrels de su compatriota Guy Ritchie. El actor de Snatch se deja la piel en cada proyecto y es un auténtico profesional ya sea trabajando para Michael Mann (Collateral) o a las órdenes de Uwe Boll (In the Name of the King: A Dungeon Siege Tale). Él, como sus misteriosos personajes herederos directos de El hombre sin nombre de Eastwood, no parece hacer distinciones entre un papel u otro y, si bien es cierto, eso puede jugar en su contra respecto a quedar encasillado, cuenta con un arma mortal de la que carece la nueva generación de nuestros días: carisma. Así, el actor menos dotado del film, se come a una leyenda viva como representa un desaprovechado De Niro y a un grande (aquí con un personaje cuya evolución se nota en la actuación) como Clive Owen. Mención especial para la escena en la que Statham aparece atado en una silla y lo que consigue hacer con ella. Es británico, Daniel Craig está ocupado rodando bodrio tras bodrio...un Bond imposible?

Por lo visto el guión está basado en la novela de Ranulph Fiennes "The Featter Men", que trata una historia real apasionante (tres antiguos miembros de las fuerzas especiales son contratados por un jeque árabe para matar a tres miembros del Servicio Especial Aéreo británico, culpables de la muerte de tres de sus hijos durante unos disturbios en Omán diez años antes) que daría para una buena continuación de la saga Bourne. Pero los guionistas Gary McKendry (aquí también director) y Matt Sherring no tratan de hacer una película de espías con sustancia sino que apuestan por hacer una previsible y entretenida cinta de acción para mayor gloria de su trío protagonista. En ningún momento aprovechan una historia que se dirige sola, obviando subtramas aparecidas al principio incomprensiblemente. Para realizar una película clásica de acción no hace falta desperdiciar un material que en manos de alguien "clásico" de verdad (tipo Richard Donner o John McTiernan) hubiera sido explotado en su totalidad. McKendry ha querido componer su particular "Munich" con el problema que supone el saber de inicio el destino aciago de los secundarios (típico típico) y unas ínfulas de falsa trascendencia que para nada colman las exigencias del espectador algo más exigente.

Sigo en spoiler pero no es spoiler
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Jlamotta
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