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Críticas de Manuel Esteban
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
7
31 de diciembre de 2017
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estreno de "Zama" en los cines argentinos no es uno del montón; representa el esperado regreso de la directora salteña Lucrecia Martel, tras nueve años de ausencia, desde la presentación de lo que sería su tercera película, "La Mujer sin Cabeza", allá por el 2008. Martel adquirió casi de inmediato el estatus de directora de culto, luego de lo que sería su debut en 2001, con la sobresaliente "La Ciénaga", y que le valió un reconocimiento más que merecido.

En esta ocasión, Lucrecia se anima a adaptar "Zama", la obra de Antonio Di Benedetto, y eso genera cierta expectativa extra. La historia está ambientada en Asunción, en el siglo XVIII y gira en torno al oficial español Don Diego De Zama, quien para poder estar cerca de su familia se mantiene a la espera de un pronto traslado, que parece no llegar nunca. La idea del reconocimiento a su accionar nunca está del todo clara y se percibe al avanzar la película que no está cómodo en su lugar, tampoco siente que sea tenido en cuenta, y el peso de su importancia, así como sus determinaciones, también pasan a ser poco relevantes, más aún con el transcurrir de los acontecimientos. La idea de Martel a la hora de adaptar "Zama" es, claramente, de hacerla suya, de apropiarse de la misma, así poder mediante la misma desarrollar una idea, llevando la historia para dónde crea conveniente; es por eso que pretender que la directora respete puntualmente la obra de Di Benedetto, termina siendo ilógico.

"Zama" no es una película fácil; de hecho termina siendo la cinta más compleja y difícil de contextualizar de la directora salteña. La narración nunca es lineal, optando siempre por el camino menos esperado, generando pausas, y momento de tensión, y hasta de confusión, porque por momentos uno no sabe bien que está presenciando, ni donde está situado. Porque si bien hay factores palpables de sus trabajos anteriores, vinculados a los tiempos que se toma, y a la forma en que se dan los sucesos y brinda información, la aparición de ciertos elementos de índole surrealista (que resultan ocurrentes y simpáticos), quizás no sirvan a la hora de asentar ideas; y también hay que saber comprender que la idea del cine de Martel no radica tanto en explicar, o dar cosas por sentado, sino que se perfila más a lo sensorial y por ende pretende una mayor participación y compromiso del espectador. Desde ya hay una marcada crítica a ciertas costumbres presentes en la etapa del colonialismo, al racismo, a la esclavitud…

Quizás si sea necesario ver, antes o después de la misma, cual es el eje de la realizadora, porque sino la trama de la misma puede tornarse confusa; lo que explica Martel, es que la cinta trata sobre la identidad, sobre esa necesidad tan presente en toda sociedad de ser algo, y las consecuencias negativas cuando uno no tiene claro que es, o cual es su función en un medio. Es como estar en estado vegetativo, en algún punto, y como todo conflicto interno o crisis de identidad, molesta. No obstante, y pese a ser funcional a la hora de instaurar una idea, me parece que termina siendo excesivo el metraje en su totalidad, ya que muchas son las escenas que podrían haber sido cortadas y que terminan agotando al espectador; Lucrecia Martel habla de la espera, la ansiedad y es algo que siempre pone en juego en sus películas, pero a la vez es un punto que tiende a llevar a un extremo y sobre el cual termina abusando.

No se puede dejar de lado todo lo que producción refiere; una fotografía preciosa, encuadres y planos maravillosos, algunos netamente artísticos, un recurso sonoro a la altura, y una puesta en escena inconmensurable. Ciertos momentos del film hacen recordar, inevitablemente, a películas filmadas por Werner Herzog en las décadas del 70′ y 80′, como "Aguirre, la ira de Dios" o "Fitzcarraldo", principalmente por el entorno, paisajes con trasfondo de selva y vinculados a la naturaleza. Las actuaciones están todas en su lugar, desde el protagonista Daniel Gimenez Cacho, hasta Juan Minujín, la siempre apreciable Lola Dueñas o la aparición de Matheus Nachtergaele.
Manuel Esteban
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9
28 de diciembre de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La simple historia de dos seres incomprendidos que se entrecruzan, pero narrada con la mano mágica y el talento innato de Rainer W. Fassbinder, repleta de buenos momentos. Un director que ha logrado conmoverme en más de una ocasión. Simplemente genial y altamente recomendable.
Manuel Esteban
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7
20 de marzo de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No solo es sumamente interesante la temática que aborda Konstantin Lopushansky en "Cartas de un hombre muerto", sino que la historia que se desarrolla lo deja a uno, por lo menos, perplejo. Con ayuda de un tono sepia bastante depresivo, el film nos introduce en un mundo donde es mejor no estar, ya que ni siquiera es posible habitarlo y la gente que aun se mantiene con vida debe permanecer debajo de la tierra. Si bien esta película puede a uno amargarle el día, es interesante el enfoque dado por Lopushansky, teniendo en cuenta adonde podemos parar si seguimos en la dirección en la que vamos, y mechando una serie de frases que lo dejan a uno pensando. Un dato curioso es que este film fue realizado en 1986, mismo año del accidente de Chernobyl, lo cual no me parece un dato menor.
A cuestionar una sola cosa, pero también de importancia; trás un nudo considerable y un desarrollo realmente bueno, considero que a este film le faltó brillo en la parte final, dónde me parece que se resuelve demasiado rápido el problema en cuestión y en donde el director no arriesga lo suficiente. No obstante, estamos ante una gran película, altamente recomendable.
Manuel Esteban
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6
12 de mayo de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras cuatro años de silencio filmográfico, apareció "Basada en hechos reales", vigésimoprimer largometraje del cineasta franco-polaco Roman Polanski, realizador de obras perturbadoras (aunque necesarias), como "El inquilino (Le locataire)", "Repulsión", "El bebé de Rosemary", o la adaptación de la obra de teatro de Ariel Dorfman "La muerte y la doncella", así como otras que salen de su estilo más habitual, pero resultan igual de importantes; vale citar aquí a "El pianista", "Tess", o "Barrio chino". En esta ocasión, para adaptar la novela de Delphine de Vigan, Polanski contó con la colaboración en el guión de nada más ni nada menos que Olivier Assayas, director de "Irma Vep", "Las horas del verano" y la más reciente "Personal shopper".

La historia de "Basada en hechos reales" se centra en la vida de una famosa escritora, Delphine (interpretada por Emmanuelle Seigner, la esposa de Roman Polanski), quien tras la salida de su última novela, se siente sofocada por sus seguidores, pero a la vez atormentada con la idea de tener que iniciar con una nueva obra, quizás por la falta de ideas, o por el simple esfuerzo que representa la misma concepción de una obra literaria, el trabajo que significa y todo el desgaste entremedio. Será entonces que la aparición de la joven Elle, llevada a cabo por una destacable Eva Green, le brindará nuevas herramientas y formas de tomarse las cosas, y así poder enfocarse sobre su trabajo. Casi de inmediato percibirá la química con esta compañera, que progresivamente le contará hechos de su vida de tinte confidencial, a la par que la ayuda con su nueva novela, y las circunstancias que en el medio se le interponen, y pueden representarle la dispersión, o perdida de enfoque en la obra. No obstante, la actitud de Elle de tomarse como personal ciertas cuestiones, que atañen a la vida de Delphine y no a la de ella, representará un foco de conflicto, y pondrá en cierto peligro la estabilidad de la relación entre ambas. Aunque todo esto impactará en mayor medida sobre la experimentada escritora.

"Basada en hechos reales" lejos está de ser de las mejores cintas de Roman Polanski; de hecho es una de las más flojas, e incluso contrasta con sus tres anteriores, "El escritor oculto", "Un dios salvaje" y "La piel de Venus", que por momentos dejaban aflorar lo mejor del realizador franco-polaco. Es cierto que se presentan elementos que forman parte del universo Polanski, que la película mantiene una dinámica interesante, y que la trama te lleva. Es cierto también que tras el cierre invita a la reflexión, y todo esto es válido, pero no podemos pasar por alto que por momentos suena a reiterativo, no solo de su misma obra, sino inclusive de pasajes de películas ajenas, y hasta incluso lugares comunes. En otros momentos, pareciera que la historia un poco se pierde, y no termina de ser clara la dirección, ni las intensiones. Como destacamos más arriba, la actuación de Eva Green es notable, quizás llevando parte de la película, mientras que podemos decir que Seigner cumple como debe su rol, quizás un poco opacada por la labor de su compañera. Por todo esto, "Basada en hechos reales" es una propuesta interesante y se deja ver, pero está muy por debajo de la obra general de su autor, quien indudablemente ha brindado momentos magistrales al cine, que lo llevaron a ser uno de los cineastas mas interesantes e influyentes; pero este no es el caso.
Manuel Esteban
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8
23 de septiembre de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El repostero de Berlín" es la cinta debut del cineasta israelí Ofir Raul Graizer, encargado tanto de la dirección de la misma, como del guión. En esta co-producción entre Alemania e Israel, el personaje central es Thomas (Tim Kalkhof), un repostero que reside en Berlín, y trabaja en una cafetería y pastelería de la cual es el encargado de la producción. El ingeniero israelí Oren (Roy Miller), en uno de sus tantos viajes de índole laboral por la ciudad alemana, conoce el negocio de Thomas, por quien sentirá un atractivo que desembocará en un romance, mientras mantiene estable su vida de familia con su esposa e hijo en Jerusalem. Tras uno de estos encuentros, Oren fallece en un accidente, pero Thomas tarda un tiempo en enterarse. Sin tener muy claro su destino, el joven repostero decide viajar hacia la ciudad de su amante, y descubre que su mujer Anat (Sarah Adler) es propietaria de un café con cierta orientación kosher, lo que lo lleva a ofrecerse como empleado del mismo. Tras obtener un puesto más relacionado a limpieza y tareas varias, no tardará en presentarsele la oportunidad de demostrar sus habilidades culinarias, lo que en un principio significará un problema, pero terminará por ser la razón que impulse el negocio de Anat. Esto igual progresivamente molestará a Moti (Zohar Shtrauss), el hermano de Oren, quien quiere mantener las costumbres kosher en la comida que se prepara y vende en dicho lugar.

"El repostero de Berlín" se presenta como una cinta dramática que pone en perspectiva la concepción sobre el amor, y en algún punto la obsesión, así como determinadas búsquedas personales. Graizer no termina de dejar en claro cual es el objetivo de Thomas en acercarse a la que fuera la familia de Oren, e involucrarse con los mismos, pero existe una representación simbólica muy marcada, que se configura con el imaginario que el joven repostero tiene de su amante, y que tiene que ver con una proximidad a este, pese a que Oren ya no forme parte del mundo de los vivos. También podemos evidenciar una crítica hacía marcados ideales que giran en torno a profesar una determinada religión, sin detenernos a observar que no todos tenemos la misma mirada, ni las mismas intenciones sobre lo mismo; aquí la persona perjudicada recae en el personaje de Anat, quién manifiesta no tener un interés sobre las costumbres de la comunidad. Hay un muy elaborado trabajo en las construcción de los personajes, y sus formas de relacionarse, que van desde su concepción, hasta el desarrollo de las actuaciones centrales. Tanto esto, como todo lo referido a puesta en escena y fotografía, envuelve al espectador en una historia de amor, que va más allá de una cuestión de géneros, sino con elementos que giran alrededor más de temática referidas a una incertidumbres, determinados temores, y el significado intrínseco del amor. Ayudan también algunos paisajes, que tienen que ver con las ciudades de Berlín y Jerusalem, como escenarios principales del relato, y cierta lírica, que por momentos colorea esta interesante y recomendable película.
Manuel Esteban
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