Lo peor que puede hacer un “artista” es plagiarse a sí mismo en tan corto espacio de tiempo, y eso es lo que hace Guy Ritchie con la torpe “Snatch”.
No le culpo, la gente que no sabe de cine y viene del mundillo de los vídeos musicales siempre repite la misma fórmula. Además los seguidores es lo que quieren. No quieres caldo, pues toma dos tazas.

Y como suele pasar en casi toda copia, esta también es peor que la original. Es lo que podemos calificar como cine quinceañero no ya de edad sino de mente. Todo está al servicio de presentar a los villanos como seres simpáticos con armar muy molonas y con frases presuntamente ingeniosas.

A eso le añades una banda sonora juvenil y fotografía hay diseño de MTV y tienes el objetivo cumplido. Un montón de porreros te consumirán sin pestañear aplaudiendo como la foca monje. El caradura se hace referencias él mismo a su película anterior como si tuviera setenta años y 50 obras realizadas. Seguro que su biografía salió la misma semana. ¿Egocentrismo? No, yo creo que se llama esquizofrenia galopante.

Todo lo que huela a Tarantino suele dar bastante asco y en este caso un poco más ya que pretende además imitar a Scorsese, pero claro la clase y la elegancia no se compra en un gran almacén, sino siendo educado para ello y teniendo cultura cinematográfica y literaria, y dudo mucho que el señor Ritchie que abandonó el colegio siendo un adolescente haya visto una película más antigua que la fecha de los primeros juegos ATARI.

Para hacer cine, hay que ver cine y no sólo la MTV. Igual que para escribir hay que ser un buen lector primero.

Por cierto el patético papel de Brad Pitt es lamentable y a algunos les hace ¿gracia? Musculitos de gimnasio y tatuajes californianos. Y va de gitano, claro. Que la mejor interpretación sea de Vinnie Jones lo dice todo.

Auténtica violencia gratuita, justo lo que necesitamos hoy en día. Lo más gracioso es que una inmensa parte de los que adoran este tipo de películas luego se pasan la vida criticando a George Bush Junior. ¿Hipocresía? No, partidismo. Que nos conocemos.

Menos mal que el tiempo nos ha dado la razón a algunos que pensábamos que Ritchie no valía un a cala. Casarse con una histérica megalomaniaca, meterse en una secta muy jodida y hacer un par de películas basura ha sido su aportación a este siglo.

Una chaqueta de moda que el tiempo barrerá cuando la juventud de dentro de unos años les mole más tocar la pandereta con los dedos del pie o meterse en la piscina vestido de ciclista.