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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Críticas de RandolphCarter
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Críticas 225
Críticas ordenadas por utilidad
10
29 de enero de 2010
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carol Reed se ganó un lugar en el firmamento hollywoodiense al dirigir este clásico básico, magnífica adaptación de Graham Greene donde se tocó techo en cuanto a calidad cinematográfica en el cine negro. Luces y sombras acechan en una Viena devastada por la guerra, lugar donde Holly Martins –novelista del tres al cuarto- va a encontrarse con su viejo amigo Harry Lime, de quien dicen que ha fallecido atropellado. Las versiones de los presuntos testigos no concuerdan, y el escritor de libros baratos, cuan jinete solitario de Santa Fe, decide investigar por su cuenta los hechos. Todo en este film es de una elegancia y sabiduría soberbias, un perfecto mecanismo de relojería en el que drama, romance, comedia e intriga se dan la mano para conformar un ejemplo de lo que es cine con mayúsculas.

Uno de los puntos fuertes de “El Tercer Hombre”, es el personaje interpretado por Orson Welles, con esa particular ética: "En Italia, en treinta años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor y fraternidad, quinientos años de democracia y paz y ¿qué tenemos? El reloj de cuco”. Este brillante fragmento define axiomáticamente el carácter perturbador y maquiavélico que imprimió a la némesis de Martins, hombre ético y cabal, que padece de exceso de idealismo romántico. Y este es uno de los platos fuertes, su carga moral; ¿lealtad o traición? ¿amistad o justicia? Tales son los dilemas que el atribulado protagonista debe afrontar en sus correrías en pos de la verdad.

Aparte, esos encuadres en diagonal, esos puntos surrealistas –el niño de la pelota, el loro aficionado a dedos ajenos, la verborreica portera pegada a la manta- otorgan, junto a los claroscuros de la excepcional fotografía de Robert Krasker, una textura casi surrealista al relato, rematado con una de las mejores secuencias finales de la historia. En las cloacas, entre los laberínticos pasillos del subsuelo vienés se decidirá el destino de los protagonistas en la que posiblemente sea la mejor persecución a pie jamás filmada.

De visión obligada para aquellos que afirman amar el séptimo arte en general y el cine negro en particular.
RandolphCarter
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4
5 de noviembre de 2010
32 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la tomadura de pelo que supuso aquella "Paranormal Activity" no hace ni un año, llega la consabida secuela a toda prisa, no vaya a ser que pasada la fiebre y la novedad, se haga menos caja. Personalmente opino que aquella fue un coñazo y un fraude de proporciones bíblicas que se nos vendió como la revolución del cine de terror y lo que consiguió fue que unos cuantos saliéramos de las salas con cara de gilipollas y el bolsillo dolorido como pocas veces en la vida, así que me dispuse a visionar esta segunda incursión sobrenatural sin expectativa alguna.

La cosa está mejor, a pesar del lastre de una primera media hora totalmente prescindible tipo video doméstico familiar -mira qué felices somos, coño- en la que no sucede absolutamente nada. Y está mejor porque enlaza más o menos bien con su predecesora a modo de precuela/secuela, tratando dar una explicación coherente y medianamente satisfactoria a lo sucedido en la primera parte. Es más turbadora por el hecho de que hay un niño de por medio, es menos soporífera, esta vez los protagonistas no caen como el culo y hay ciertos pasajes inquietantes; en general está bastante más elaborada, pero ni así llega al aprobado.

En el fondo no se trata más que una expansión de "Paranormal Activity" que se maneja en los códigos de su predecesora sin salirse del margen, cuando lo que tendría que haber hecho es desatarse del todo y purgar los múltiples errores de los que hacía gala la original y que aquí se multiplican hasta el hartazgo: venga planos de la casa a oscuras en los que no pasa nada, proliferación de tiempos muertos, sucesos repetitivos, etc, que dan la sensación de que están ahí no tanto como para crear una ambientación lúgubre o misteriosa, sino para que el film llegue a la duración estándar de hora y media.

En fin, prepararse para la tercera, ya que el lucrativo negocio de gastarse 4 perras y recaudar nosecuantos millones les va viento en popa a los productores. Esto va a acabar como "Saw", estirando hasta lo inconcebible la historia hasta que la gallina deje de poner huevos de oro, y si no, al tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
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6
12 de enero de 2011
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Germain es un patoso, un torpe gordo, un iletrado con corazón de oro que trampea como puede por la vida, haciendo chapucillas por aquí y por allá. Se reúne con los amigotes en el bar, visita a su novia autobusera, de cada 10 palabras que dice, 7 son tacos, y suele garabatear su nombre en el monumento a los caídos de su pueblo, cuando nadie mira. Por joder, más que nada. Vive en una caravana al lado de la casa de su odiosa madre, que siempre le ha despreciado y normalmente se dedica a regar las paredes de casa y a tirar berzas y nabos a la cabeza de su hijo.

Margueritte, con dos “t”, es una anciana culta, solitaria, que cuenta las palomas y relee sus libros favoritos en el parque cuando no está entre las cuatro paredes de la residencia donde vive. Su cabeza está llena de historias fascinantes que otros imaginaron y escribieron, historias sin eco alguno porque no hay nadie que las escuche. Hasta ahora.

Del encuentro entre estas dos criaturas antitéticas, surgirá una relación de afecto mutuo en el que cada uno, sin pretenderlo, suplirá las carencias del otro, buscando enmendar, tal vez, aquello que les impide estar en paz consigo mismos. Es “Mis tardes con Margueritte” un film simplemente simpático, de dramatismo controlado y digestión ligera; muy correcta y amena, pero no tan redonda como otros films de Becker como “La fortuna de vivir” o “Dejad de quererme”.

Más allá de su carácter de cinta amable para todos los públicos, lo mejor está en esa reivindicación de la lectura como instrumento de enriquecimiento y de libertad para el individuo (genial cuando Germain visualiza en su imaginación los párrafos de “La peste” de Camus) y en esos retazos de dicharachera acidez por parte de Gérard Depardieu, que compone otro espléndido personaje a añadir a su extensa galería interpretativa. Sencilla y moderadamente recomendable.
RandolphCarter
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Anvil - El sueño de una banda de rock
Documental
Canadá2008
7,6
3.023
Documental
8
3 de julio de 2010
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un lugar de Cataluña cuyo nombre no quiero acordarme, ha mucho tiempo, entre los 14 y 18 años, fui lancero baterista de una infame banda de metal que claramente no iba a ninguna parte. Dimos un par de conciertos ante unos pocos cientos de estudiantes y lo único que pervive es alguna maquetilla de baja estofa y el recuerdo del aplauso del público en la memoria; uno de los momentos más emocionantes de la juventud del que esto suscribe. Pero me cansé y me rendí, consciente de que con aquello no iba a triunfar en la vida ¿Qué hubiese sucedido si me emperrase como los miembros de Anvil en luchar por ese sueño de conquistar los escenarios del rock?

Pues probablemente la ostia seria monumental y el camino arduo y desesperante, como para ellos. Tras subyugar a las masas con temazos como “Metal on Metal” y compartir cartel con estrellas como Bon Jovi, Whitesnake o Scorpions a mediados de los ochenta, la banda Anvil cayó en el underground del metal canadiense. Discos de producción cavernícola, giras en período vacacional por cuatro duros si es que les llegan a pagar, trabajos de partirse el lomo para mantener a sus familias... Pero siguiendo siempre pugnando por seguir adelante con una mezcla de impepinable valentía e inabarcable ingenuidad, que les ha mantenido unidos tocando desde los 14 hasta los 50 años (y contando...).

Y realmente es ese el corazón de este quijotesco documental, la relación de amistad entre el hidalgo “Lips” Kudlow (Guitarra y voz) y su fiel escudero Robb Reiner (Batería), que contra viento y marea siguen arremetiendo contra los molinos discográficos, en brega infructuosa por conseguir su hueco en el mundillo musical. Suerte gafada, managers de rebajas, malas gestiones, giras cutres, una escena en su país que no levantaba el vuelo... múltiples causas externas pueden explicar que nunca triunfaran como mereciera, porque si algo les sobra aparte de las ganas, es el talento.

Son unos pedazo de músicos como la copa de un pino, cuya virtuosidad instrumental y calidad compositiva no tiene nada que envidiar a tantas bandas encumbradas en el olimpo del metal, como las que les halagan en los primeros minutos de metraje: Lars Ulrich (Metallica), Lemmy Kilmister (Motörhead), Scott Ian (Anthrax), Slash (Guns and Roses) y compañía se deshacen en elogios hacia Anvil y su gran influencia musical. Una lástima visto el panorama, pero ellos no pretenden darnos pena. Aquí no hay victimismos ni idolatrías, sino la realidad pura y cruda de una banda irreductible pese a todo.

(Acaba en Spoiler)
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RandolphCarter
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5
6 de mayo de 2011
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
El género de superhéroes comienza su invasión preveraniega con este relato basado en el cómic de Thor, el dios nórdico del trueno desterrado a la Tierra a causa de su irresponsabilidad belicosa. El resultado no es nefasto, a pesar de la mezcla de géneros que se meten en la batidora y no siempre acaban de cuajar entre sí: aventura épica, comedia tontorrona, acción digitalizada, drama shakesperiano y hasta toques de terror en la cristalización de los siniestros enemigos del hielo (sospechosamente parecidos al djinn de “Wishmaster”) que pretenden derrocar al “padre de todos”, osease, Odín.

Empieza de forma espectacular, pasa a desinflarse en un nudo carente de garra y vuelve a hincharse para el consabido clímax final. A pesar de esta irregularidad, no deja mal sabor de boca, siempre que se sea consciente del tipo de film que uno va a ver; cosa que el director parece no tener en cuenta por momentos.

Branagh se empeña en equiparar a Odín con el rey Lear, a Loki con el maquiavélico Yago y a Thor... ¿con Hamlet? No, más bien con un mostrenco nórdico de pocas luces y personalidad beligerante que necesita una lección de humildad. De eso trata el film, en definitiva y por ello hay cierto tesón en dotar de profundidad dramática a la trama, lo cual es de agradecer en un producto de estas características. Lo malo es que se esto se hace de forma harto superficial, con una dirección impersonal, diríase que con el piloto automático puesto y sin cargar demasiado las tintas, no vayamos a epatar al joven público palomitero.

Lo cierto es que como experiencia en 3D, es un buen divertimento sensorial y resulta entretenida, que es lo único, visto lo visto, que se le puede pedir con justicia a un estreno Marvel. En resumen, lástima de esos altibajos de ritmo, sobre todo hacia la mitad del metraje y de ese “algo más” que se intuye pudiera haber sido tras su espectacular prólogo asgardiano, pero no está mal para pasar un rato distraído. Siguiente víctima: Capitán América. Ainssssssssssss…
RandolphCarter
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