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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.175
Críticas ordenadas por utilidad
5
21 de febrero de 2015
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
04(07/01/15) Jonathan Glazer llamó mi atención con la notable “Sexy Beast”, en su segundo film “Reencarnación” me dejó con el gesto torcido, ahora con esta mi gesto ha tornado en bostezo, la pretenciosidad del director no la cubre su calidad fílmica, arranca de modo sugerente, te sientes atraído por las atractivas expectativas que genera en forma de buena puesta en escena, con protagonista enigmática, pero a medida que avanza las esperanzas se vuelven un somnífero de fuerte efecto adormilante, entrando la acción en un bucle de situaciones extrañas, del que solo intenta salir a base de momentos efectistas, como el tramo desgarrador de la playa, o la aparición de la persona con cuerpo deforme, se hunde un proceso críptico que por su bulimia en el ritmo nos aleja del relato. Es la adaptación de una novela de Michel Faber, “A flor de piel” (2000), la guionizan el propio realizador junto a Walter Campbell, con la intención Glazer de hacer un enfoque en que unos extraterrestres pusieran su fría visión sobre los humanos, en una génesis se ideó que fuera una pareja de Aliens disfrazados de agricultores, uno de ellos Bad Pitt, lo descartó en favor de una sola protagonista femenina.

El escenario es Escocia, principalmente Glasgow, la protagonista es una enigmática mujer ¿? (ScarlettJohanson), esta se dedica a seducir a hombres desconocidos, los lleva en una furgoneta, luego los vemos desnudos en especie de trance que son guiados por la mujer a una especie de liquido negro donde desaparecen, teniendo encuentros turbadores como uno con un hombre que sufre de desfiguración por neurofibromatosis, la mujer tiene como especie de ayudante a un misterioso motorista.

Es un film que mezcla géneros, la ciencia ficción, el terror, el thriller, tocando temas como la soledad, la inseguridad, el desarraigo o los complejos, lo hace en un film espeso en su cadencia rítmica, sin apenas diálogos, con letárgicos silencios, las primeras palabras se oyen a los 20 minutos (esto no tiene por qué ser malo), con planos extensos, en un clima gélido, emitiendo un microuniverso tristón y gris. Su hilo argumental es una sucesión de cuestiones sin responder, con una protagonista fría como el hielo con la que jamás empatizas, donde la nimia trama se centra en querer el director que nosotros seamos la aséptica extraterrestre y como observa cual científica nuestro mundo, pero lo malo es su estilo cuasi-experimental, cercano al cine de arte y ensayo. Me ha quedado un film insípido, insustancial, falto de garra, con una historia falta de originalidad, nula en conectar con el espectador, cayendo en el tedio, intentando el realizador llenar sus carencias de ideas con planos contemplativos y onanistas, donde la trama se estanca, se amodorra, donde la sensación de monotonía es nota predominante. Lo de un extraterrestre “depredador” que a medida que nos conoce comienza a envidiarnos y empatizarnos daba para sugestivos enfoques, pero el realizador escoge uno demasiado existencialista despojando al relato de calor. Seguro este será un film que pasará a ser de culto, no seré yo los que estén en su legión de seguidores, un tipo de cine en el que la acción transcurre recreándose en envolver el film en estética visual impactante pero que tras esto esconde poco contenido, de lo que extraigo mi propio dicho <Si no tienes algo que contar no lo cuentes>.

La puesta en escena es la base sobre la que se sustenta este petulante film, con un atractivo diseño de producción de Chris Oddy (“`71”), escogiendo el feísmo de Glasgow, paseándonos por parajes desolados escoceses, su Tierras Altas, lánguidas playas, carretas solitarias, esto sumado a la tristona fotografía de Daniel Landin (“44 inch chest”) hacen de los fotogramas un lugar apagado, nunca se ve el sol, cielos nubosos, todo envuelto en lo grisáceo, edificando un clima frío, donde el sentimiento de soledad y de desesperanza sobresale, con planos en que se contrasta el gélido paisaje urbano de sensaciones claustrofóbicas con los hermosos lares de la infinita Naturaleza, conjugado esto con las turbadoras escenas de “ahogo” de la E.T. a los cándidos hombres que son ahogados en un líquido negro en una hipnótica coreografía de sometimiento, con intensas tomas del rostro de Scarlett, todo esto adornado por los sintetizadores, sonidos eléctricos y especie de violines desafinados de Mica Levi en su debut en cine, creando sonisdos cuasi-distorsionados que dan impresión zozobrante y amenazante muy propia del tono extraño del film.

Scarlett Johanson es la omnipresente protagonista, una muy sobria interpretación, contenida, y sobre todo fácil para una actriz, pues debe ser alguien que no exprese sentimientos, aséptico a sensibilizarse lo más mínimo, guapa incluso en su caracterización desglamurosa, una mantis religiosa que seduce incautos con displicencia quirúrgica, actuación en que priman su rostro y gestualidad frugal en detrimento de oírla hablar, aunque está brillante en su charla con el hombre deforme, asimismo cumple con creces en su sutil metamorfosis dejando entrever más que su amor a los humanos curiosidad por el modo de vida que no entiende. (Continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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10
15 de agosto de 2011
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
231/33(22/07/11) El gran Sam Peckinpah nos regalo una de sus Obras Maestras, uno de los films de acción más trepidantes a la par que románticos de la historia, su obra más taquillera, un guión de Walter Hill (‘El hombre de Mackintosh’, ‘Aliens’ o ‘Deadwood’), primero de sus guiones llevados a la gran pantalla, adapta una novela de Jim Thompson (‘Atraco perfecto’ o ‘Senderos de gloria’), el relato de una pareja de ladrones de bancos, la mítica en la vida real Ali MacGraw y Steve McQueen, traicionada por sus patrocinador, Jack Beynon (buen Ben Johnson) y que emprenden una huída desesperada hacia México, llevando detrás a la policía, a un matón resentido y a los que financiaron el atraco. Estos elementos simplistas en manos del realizador de Oklahoma Peckimpah se convierten en un tenso thriller rodado con una maestría insultante, donde el lirismo de las imágenes combina soberbiamente con la violencia más descarnada, y es que Sam es un genio a la hora de buscar la poesía en lo salvaje, es un fotógrafo de la condición humana, sabe que hasta la peor de las alimañas alberga un corazón, que siempre hay algo por lo que merece la pena morir y no siempre es el dinero. La cinta relata cómo Carter ‘Doc’ McCoy (Sublime Steve McQueen) está en prisión, está desesperado y le pide a su esposa Carol (Espléndida en todos los sentidos Ali MacGraw) que hable con un mafioso poderoso para que mueva los hilos necesarios para sacarlo de allí, sale con la condición de atracar un banco, lo hace con dos secuaces puestos por el mafioso, Rudy Butler (gran Al Lettieri) y Frank Jackson (inane Bob Hopkins), el robo sale bien, el problema viene a la hora de repartir. Es el clásico tema tocado por el director, unos antihéroes violentos que actúan al margen de la ley, lacónicos, hieráticos, misóginos, de fuertes valores, seres violentos, unos perdedores que buscan torcer su mal destino, Doc es así, un tipo de fuerte carácter y de pocas palabras, habla más su mirada que su boca, McQueen lo encarna de modo poderoso, irradia carisma, transmite sentimientos, sufrimos con él, la empatía es instantánea, su lenguaje corporal es inmenso, sus movimientos en las escenas de acción son colosales, pero es que está a su lado la bellísima Aly MacGraw que vida a Carol, desprende fragilidad, decisión, dignidad y sobre todo amor, un amor incondicional por Doc, entre los dos hay una química impresionante, se complementan de forma visceral, entre los dos se establece un tira y afloja debido a lo que Carol ha hecho para sacar a Doc de prisión, sus conversaciones son sublimes, sus miradas traspasan la pantalla, derrochan pasión, me sobrecoge un pequeño diálogo que tienen en una estación de tren (spoiler), estremecedor.
Continua en spoiler sin spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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7
11 de junio de 2008
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
(19/03/08-18/03/22) Divertidísima comedia del genial F.F.Gómez, con multitud de fallos/licencias que se toma el brillante narigudo, se nota una barbaridad su procedencia teatral, pero como en el caso de los Marx todo se perdona si enfrente estan unos actores en estado de gracia, sublimes una pareja con una química fuera de lo común, con esos tonos de voz tan peculiares, escandalosamente brillantes. No puedo olvidarme del maravilloso Manuel Alexandre que se compenetra con Gracita y José Luis como solo los Marx lo conseguian. Así como está muy bien el flemático gentrleman español Fernando Rey en un rol de villano sibilino sensacional.

Esta cinta la dirigio Fernando despues "El extraño viaje", que fué un estrepitoso fracaso en taquilla, tambien machacada por los productores, que tardaron bastantes meses en estrenarse, debido a este hundimiento en los cines se embarcó en adaptar una obra teatral de éxito, se tradujo en triunfo en taquilla.

Recomendable a todos los que deseen reirse y la risa es lo segundo mejor del mundo. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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6
12 de enero de 2018
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
300/20(28/12/17) Interesante puesta de largo de esta antología de episodios en los que adaptan en su primera temporada diez relatos cortos del escritor de culto especializado en la ciencia ficción de Chicago Philip Kindreck Dick del que se han llevado a la gran pantalla relatos como “Blade Runner”, “Desafío Total” o “Minority Report”, donde sobre todo sus historias estaban enmarcadas en mundos distópicos oscuramente futuristas, micro-universos paranoicos. The Hood Maker es la primera entrega de esta serie de 10 partes y está escrita libremente por Matthew Graham (“Life on Mars” o “Doctor Who”), se basa en una historia corta de Philip K. Dick, publicada original en 1955 en la revista Imagination, en donde Dick la escribió como una crítica al macartismo, cuando la lealtad y la traición eran asuntos de estado. Dirigida por Julian Jarrold (“Regreso a Brideshead”o “The Crown”). Producidos por Ronald D. Moore (especialista en series como “Carnivale” u “Outlander”), para la cadena británica Channel Four, en lo que viene a ser el sustituto de la emigrada (a Netflix) “Black Mirror”. Este episodio tiene puntos en común con “Minority Report”, con “Blade Runner” (el interrogatorio es emulo de los de Deckard a los sospechosos de replicantes)cruzado con los “X-Men”, y sazonado por la orwelliana “1984”, donde se tocan temas como el derecho a la privacidad, el derecho a la libertad de pensamiento, el derecho al libre albedrio, sobre la paranoia máxima de que alguien pudiera penetrar en nuestra mente y saber lo que pensamos, sobre los prejuicios sociales, sobre el amor, la traición, la integridad personal, todo esto es tratado de forma desigual, en sucesión de esbozos de ideas por exprimir que apenas se rascan. Destaca la ambientación decadente retro-futurista, con filtros de color ocre, donde lluvia es constante (influencia de “Seven”?), y la solidez interpretativa de la co-protagonista Holliday Grainger en una labor sugestiva.

La Unión Libre, un régimen represivo, usa personas con poderes telepáticos llamados "Teeps", físicamente caracterizados por una cicatriz en el rostro, para erradicar y eliminar a sus oponentes políticos. La historia se cuenta a través de los ojos de Honor (Holliday Grainger), un telépata forzada a trabajar con el agente Ross (Richard Madden), ambos forman una estrecha relación a pesar de sus diferencias. Su misión será descubrir quien está fabricando unas capuchas que impiden que los tepes penetren en las mentes ajenas.

El episodio tiene una enorme agilidad en el ritmo, ya desde el principio va al grano, sumiéndonos en una manifestación en un entorno mugriento donde los policías antidisturbios contemplan pacientes, y entre ellos una misteriosa mujer con una cicatriz roja en el rostro que va desgranando lo que tienen en mente los reclamantes, y de pronto aparece uno con una capucha y la telépata entra en shock, iniciándose una persecución contra el manifestante, sabiendo colocarnos en pocos minutos en el centro de la historia; Tras esto se produce un interrogatorio de la teep, Honor, a un sospechoso en el que sentimos la acción cual experiencia cercana a la violación cuando ella penetra en el cerebro del tipo.

Se nos muestra en varias pinceladas el submundo en el que viven estos mutantes cicatrizados, cual maldición-bendición tienen un Don, y estese nos muestra en su crudeza, de cómo se puede pervertir algo en beneficio de nuestras bajezas humanas, como en el caso de utilizarlo para la prostitución. Un Don que es filtrado también como una maldición, algo muy de Philip K. Dick, pues el hecho de poder leer mentes convierte sus cabezas en caóticos recipientes imanes de todos los pensamientos de los que pasan por su lado, e incluso cuando un teep tiene pesadilla, todos los teep la comparten, con lo que sus cerebros son un constante y eterno volcán en erupción continua, este dolor muy bien escenificado por omisión en la escena en que Honor se pone la capucha, y se produce el silencio absoluto, su calma, la paz interior.

Taras: El relato resulta harto confuso, incoherente en su desarrollo, y es que nunca queda claro que es lo que quieren los manifestantes, si un fin espurio, como una Revolución contra el poder, o únicamente acabar con los teeps, esto es una nebulosa mal explicada; Resulta una historia que suelta reflexiones-preguntas, pero estas se diluyen en una ambigüedad retorcida, pues en su desarrollo no se sabe si invadir nuestra libertad de pensamiento está justificado o no, se queda en tierra de nadie, no hay valentía; No se sabe si las capuchas son un progreso bueno o algo malo, esto acentuado por el hecho de que todos pensamos que Honor, tras ponerse la capucha y hallar la paz, puede querer estar a favor de este artilugio, pero en su final todo queda huérfano de sentido. Y es que parece que estos mutantes creen más es una maldición que un Don su telepatía, pero en su conclusión no es complejidad lo que ofrecen, dan desconcierto; Además el rush conclusivo (spoiler) se presenta falto de garra, y su pretendido giro sorpresivo no llega a pellizco de ursulina, te deja con una mueca de “pues vale”, pero habrá algo más”, y no lo hay.

Lapueswta ewn escena dentro de su frugalidad de notarse rodada en interiores, gracias al buen quehacer en el diseño de producción Lisa Hall (“This is England ‘86”), impregnando los lares de decadencia feista, destaca el inquietante diseño de las capuchas, en su sencillez reside su fuerza, como estar a las puertas del apocalipsis, esto realzado por la buena cinematografía de Felix Wiedemann (“Una cita en el parque”), bañando en tonos verdosos los fotogramas, con profusión de luces de neón. Como estimulante la edición de Adam Bosman (“Ripper St.”) con las escenas en que Honor “entra” en las mentes ajenas, radiante de punción.
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TOM REGAN
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Making a Murderer (Serie de TV)
SerieDocumental
Estados Unidos2015
7,9
7.477
Documental, Intervenciones de: Steven Avery
10
23 de septiembre de 2016
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
161/19(30/08/16) MONUMENTAL serie realizada y guionizada por las novatas Laura Ricciardi y Moira Demos para el canal Netflix, 10 apasionantes episodios de alrededor de una hora, una historia en la honda de las Coenianas “Sangre fácil” y “Fargo”, o del libro de Truman Capote “A sangre fría”, el desgarrador relato la infeliz vida (real sí, real, aunque parezca ficción) de Steven Avery , un hombre del condado Manitowoc (Wisconsin), estuvo en prisión 18 años (1985-2003), entró en la cárcel con 23 años, por algo que las pruebas de ADN se demostró no hizo, al salir parecía que renacería, hasta aquí muchas historias de inocentes condenados ha habido, pero es lo que sigue nos hunde en algo aún peor (si! lo hay), el destino (ataque de ironía) le tenía guardado un contratiempo por el que entraría en una espiral ruindades, y... Moira y Laura, recién acabada su carrera de audiovisuales, leyeron un artículo en 2005 en el New York Times sobre el caso de Steven Avery titulado 'Freed by DNA, Now Charged in New Crime' que les fascinó tanto que alquilaron un coche y con una sola cámara se dirigieron a Manitowoc para empezar a rodar lo que hoy se puede ver en la serie, 10 años de fenomenal montaje de lo grabado sobre este caso con entrevistas, imágenes de archivo, vídeos de interrogatorios, llamadas telefónicas pinchadas, los juicios, etc, para ofrecer al mundo una visión sobre el caso de Steven Avery al que se le unió su sobrino Brendan Dassey. Pariendo un devastador thriller documental que ha removido las conciencias de la sociedad estadounidense hasta niveles extraordinarios (spoiler). Pocas veces recuerdo que la tele me haya atrapado de esa manera, y es que es una serie adictiva, subyugante, fascinante, imprescindible para una total absorción abstenerse de acudir a la wikipedia en busca de información, os puede estropear las sorpresas con la cantidad de giros y contragiros que tiene, entrad vírgenes a esta serie de terror, en el transcurrir de los capítulos te sentirás más y más atrapado, anonadado, soliviantado, cabreado, indignado, te encontraras discutiendo con la televisión, imposible no entrar en modo ira con este relato sombrío sobre lo peor de la Condición Humana, su mezquindad, su poco respeto por la vida de los demás, donde se cumple el axioma de el hombre es un lobo para el hombre.

Es una magistral labor mostrada con una tremenda capacidad de sugestión, un thriller de horror donde la realización magnífica hará que empaticemos irremediablemente con el protagonista y nos sintamos tan indefensos como él, nos sintamos una especie de Joseph K en un proceso en el que no sabemos cómo defendernos de la sinrazón, más de diez horas de metraje en la que nos sumergiremos en una América profunda, con gente de bajo estrato social, con escasa cultura. La serie analiza con bisturí ácido el poder devastador que pueden atesorar algunas personas e instituciones en su despotismo, un sistema corrupto moralmente en su tiranía, en su cerrazón, esto apoyado, se sugiere, en un corporativismo tóxico, en unos medios de comunicación necesitados de sensacionalismo, aunque ello arrastren inocentes, quedando claro que no hay sistema judicial perfecto, siempre habrá grietas por las que se cuelen casos tan sangrantes como este, quedando claro el desamparo de alguien ante una montaña de incomprensión ante lo que todos vemos, ejemplo como se puede dar veracidad al testimonio de un (claramente) chico con problemas mentales. Sostenido el metraje en un ritmo trepidante, formidablemente narrado, con una clarividencia expositiva y orgánica tremebunda, con una estructura propia del mejor de los thrillers, con personajes bien delineados, con polis corruptos (se apunta claramente), un fiscal nauseabundo (no lo digo yo, me remito al final que se expone), con pruebas falsificadas, con testigos que se contradicen, con interrogatorios manipulados, con cliffhangers, todo ello haciendo se te remuevan las tripas ante la frustración vital que impera. Se hace un análisis objetivo pero mordiente del trabajo de la policía, los investigadores, fiscales, abogados defensores, CSI, jueces, jurados, testigos, y de los medios de comunicación, poniéndolos contra el paredón audiovisual y no quedando muy bien parado el sistema.

Es el relato de cómo la gente necesita de chivos expiatorios, de cabezas de turco para volcar sus ansias de venganza, para sentirse superiores moralmente, en este caso son los Avery vistos como unos marginados sociales, como los “hillbillys” (paletos en el argot USA) del lugar, alos que se ve como endogámicos y cerriles. Las realizadoras sacan un partido portentoso a los paisajes del Medio Oeste de Manitowoc (Wisconsin), agrestes, gélidas praderas, el cementerio de autos, ello es interrelacionado en la filmación con turbadoras tomas aéreas, sea como muletas entre bloques, o como fondo para conversaciones telefónicas, adornado sugestivamente por melodías folk de guitarra (Gustavo Santaolaya), ello para reflejar un mundo frío, distante, cerrado, feista, disperso potenciado por la bella fotografía de Moira Demos, en colores tenues, crudos.

La serie ha sido criticada por estar claramente del lado de Steve Avery, de enfocarlo todo hacia un mismo punto, esgrimen estos que se han omitido pruebas fundamentales en su contra (spoiler). Primero es que la contraparte de familiares, fiscal o policía no han querido hablar para el documental para el que se les dio voz y lo rechazaron, y segundo es que la realidad es tozuda, los datos que se nos dan son reales, todos estaban en contra de él, la policía, el fiscal, los medios de comunicación, la comunidad, pero si hasta un abogado que oficialmente debía creer en la inocencia de su cliente era peor era de sus peores enemigos, si llegamos a escuchar tétricamente que un acusado (el sobrino de Avery) quiere rechazar a su abogado por creerlo culpable y el juez dice que eso no es motivo, INCREÍBLE, pero cierto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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