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España España · Málaga
Críticas de Kaori
Críticas 2.113
Críticas ordenadas por utilidad
4
26 de agosto de 2016
102 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo que el fervor por los ochenta nunca pase de moda porque, efectivamente, el cine de esa época ha sido muy grande, pero no os dejéis engañar: si os gusta el cine de aquellos años, si os gusta la cultura de esa década, es imposible que os hayáis enamorado de «Stranger Things».

Debéis valorarla como lo que es y ver lo que no es. Es un mashup de toda la ciencia ficción clásica pasado por el tamiz del siglo veintiuno. No es una serie de los ochenta y, por lo tanto, no tiene aquel carisma, ni la originalidad, ni el estilo, ni la personalidad de entonces. Esto no quiere decir que sea malo por sí mismo, sino que hay que poner las cosas en su sitio, sin pretensiones, sin nostalgias gratuitas. Sin falsedades.

Así, con la excusa del «homenaje», «Stranger Things» nos ha colado una versión televisiva y moderna de otras tantas producciones. Los «homenajes» (guiño, guiño) son tantos que ni vale la pena mencionarlos, pero si hay uno con el que se les ha pasado la mano es con la saga de Alien. Lo que me lleva a pensar, de nuevo, qué nos está pasando: ¿nos falta imaginación? ¿Hemos perdido la capacidad de crear cosas realmente nuevas? Es verdad que si nos ponemos puristas y a rebuscar muchas ideas vienen de otras anteriores, pero también es cierto que no es lo mismo la inspiración que el plagio. Y esto ya es plagio. Puede que quede muy amoroso y bonito y los hermanos Duffer digan que todo lo han hecho por cariño, de acuerdo, pero sigue siendo una copia, sigue faltando creatividad.

Entre «homenaje» y «homenaje» (guiño, guiño), hay una historia corta, que incluso podría haber sido más corta aún sin que la hubiera perjudicado, sobre unos hechos sobrenaturales que ocurren en una pequeña localidad de Indiana. Más no te debo decir porque si no puedo meter la pata, aunque prácticamente todo se va adivinando sobre la marcha y sorpresas hay muy pocas, por no decir ninguna. Miedo, cero patatero, y quizá la máxima tensión sea saber con quién va a quedar al final la petarda de Nancy. Los niños son medio repelentes, seré de las pocas en admitirlo; a la pobre de Once la tratan fatal. Winona Ryder está maravillosa como madre en apuros, en mi opinión es lo mejor de la serie junto con la banda sonora adaptada y la original del grupo electrónico Survive, y el momento Steve con bate de béisbol.

Que sí, que es entretenida, especialmente a partir del tercer capítulo, no penséis que no, pero una vez vista nos quedamos con la sensación de que no es nada del otro mundo (guiño, guiño) y que la historia se sostiene con dificultad. Te cuento alguna cosilla extraña en Spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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3
2 de enero de 2018
82 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo se nota que «Oldboy» está basado, aunque parece que libremente, en un cómic japonés. Me resulta curioso que luego critiquen tanto el manga/anime, cuando si mirásemos un poco más allá de nuestras narices occidentales descubriríamos historias puede que mucho más impactantes y originales que las ya conocidas. Esta película es un ejemplo, aunque no sé yo si sería uno bueno o uno malo.

Nos guste o no nos guste, está claro que «Oldboy» presenta un argumento diferente que abre la puerta a un sinfín de posibilidades, a saber: el secuestro de una persona durante quince años por motivos que deberán esclarecerse. Dado este planteamiento, las preguntas surgen a raudales y yo personalmente estaba bastante convencida de que no iba a haber ninguna explicación lógica y sensata a semejante comportamiento. Luego resulta que sí hay explicación, pero para esa justificación hubiera sido mejor que no la hubiese, porque no tiene ni pies ni cabeza. ¿Final sorprendente? Vamos, hombres, si en cuanto aparece..., bueno, me voy a spoiler para no estropearle a nadie el «asombroso» desenlace; asombroso por ridículo sobre todo, desde luego que sí.

Podría pasar por alto la insensatez de la historia si al menos se presentase con el mismo ánimo insensato, pero es que no, es que la película se toma en serio a sí misma y pretende hacer reflexiones filosóficas que encuentro fuera de lugar cuando no hay quien se pueda tomar esto con un mínimo de credibilidad, de seriedad. Hubiera sido todo más fácil si los hechos se hubiesen basado en la psicopatía de un personaje, en la crueldad en sí misma, en el deseo morboso de hacer el mal. Creo que hubiera tenido incluso mucho más sentido y podría haber servido como metáfora de muchas cosas; pero esto no, lo siento.

«Oldboy» puede que sea moderadamente violenta si asociamos lo violento a lo explícito, a lo gore, pero a mí sí que me resulta violenta y desagradable, porque aunque no tengan que ponértelo delante de los ojos que le partan los dientes a un tipo con un martillo no es que sea algo bonito de imaginar. Sí coincido con algunas opiniones que dicen que no es una película dura: totalmente de acuerdo. Que la historia sea fea y asquerosa no quiere decir nada, y yo creo que a Park Chan-wook se le nota que disfruta de ese malestar, de esa sangre y de esas situaciones límite que a veces tienen un punto de humor negro.

Muy regular.
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Kaori
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9
29 de septiembre de 2012
72 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unas letras mayúsculas en un fondo negro y la Fanfarria de Bill Conti sonando de fondo; un Pantocrátor pintado en una pared descascarillada de un club cualquiera. Un ring, dos hombres que boxean, el ambiente cargado y mezquino. Empieza «Rocky».

No es una película más, por mucho que sus detractores insistan en empequeñecerla. Creo que ninguna otra ha retratado con tan pocos medios y tanto acierto el mundo del boxeo, del deporte incluso y, sobre todo, el mundo de los fracasados y los soñadores cotidianos. Derrocha absoluta humanidad.

Ha pasado al imaginario colectivo, no entiendo por qué, toda la parte del entrenamiento de Rocky, lo típico, vamos. Y digo que no sé por qué, porque precisamente eso es lo de menos importancia. Claro, ahí se ven sus habilidades, pero mucho más impactante y hermoso es ese madrugón a las cuatro de la mañana con el simpático locutor de radio quejándose de la hora y un Rocky corriendo sin fuerzas al borde del amanecer. Porque esa es la verdadera esencia de «Rocky».

Una película melancólica, íntima y nocturna, apasionada y desperada, donde hay besos que se llevan media vida y un combate de boxeo que se lleva la otra media. Una película plagada de detalles (miradas, gestos, diálogos) que van retratando a los personajes, todos de una profundidad y un despliegue emocional impecable. El retrato de Rocky, desde el primer minuto, me parece asombroso; personaje el suyo de una ternura y una nobleza que conmueve hasta las entrañas, con un carisma arrollador. Talia Shire hace una interpretación magnífica como la insegura Adrian, así como Burt Young en el papel del amigo y hermano Paulie, víctima y verdugo al mismo tiempo. Una película que nos enseña la parte menos elegantes de una gran urbe, en este caso una Filadelfia de mercados sucios, muelles y prestamistas, baretos con borrachos y sin espejos, barrios marginales donde los jóvenes sin esperanzas fuman y cantan en las calles; y aún así, nunca ha apetecido tanto conocer una ciudad. Sí, yo también quiero subir las escaleras del Museo de Arte y levantar los brazos al cielo, imaginado que no soy sólo una idiota más del mundo.

Banda sonora descomunal. Impagable el «Alone In The Ring» o «The Final Bell», que hace que se me salten las lágrimas de sólo escucharlo. La pareja de Rocky y Adrian, por cierto, es una de las más bellas del celuloide, romántica aún sin proponérselo, sin cursilerías de ninguna clase y totalmente encantadora.

Sobre sus secuelas debo decir que, a otro nivel y con otro estilo, son más que aceptables, y algunas muy buenas en su género, aunque no se debería juzgar a la primera por la calidad de las segundas. No tiene sentido. De todos modos, se les ha colgado la etiqueta de «malas» y ya no hay quien se la quite, a no ser que te tomes la molestia de verlas y te des cuenta de la grosería del prejuicio.

Esta «Rocky» es antológica en todos los sentidos. Un mito.
Kaori
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3
17 de agosto de 2017
70 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo creo que ni en nuestras peores pesadillas podíamos imaginar que Guy Ritchie, aun conociendo su trabajo, pudiera abortar una película así.

Vamos a olvidarnos de la leyenda. Dejemos a un lado a John Boorman y a todo lo que tenga que ver con el mito. Vamos a fingir que no nos hemos dado cuenta del irreverente destrozo al que han sometido al ciclo artúrico y no vamos a caer en la tentación de hacer comparaciones. No hace falta, «Rey Arturo» se desmorona por sí misma. Guy Ritchie pretende una aventura en torno al legendario Arturo, con su poco de espada y brujería y su otro poco de humor y acción. De acuerdo. Para ello, quita todo lo que tiene de legendario, trascendente, emocionante y único y construye una plana y fofa historia carente de originalidad en la que nuestro héroe es una especie de gangster medio proxeneta que, para ser inclusivos, tiene como amigos a un mulato y a un chino dueño de un gimnasio de artes marciales que se llama Jorge. La monda.

Pero, ojo, que Arturito guarda una historia personal conmovedora relacionada con la muerte de sus padres que nunca antes habíamos visto en ninguna película ni libro, ¿eh?, y que es lo que le motiva llegado el momento para hacer frente al malo muy malo requetemalo interpretado por «el sigues igual de apuesto» Jude Law. Con ayuda de otros personajes y de la poderosísima espada Excalibur, hará la revolución para recuperar el trono. Excalibur es la leche..., cuando la empuñas con las dos manos te da una especie de subidón mágico tipo Frodo con el anillo de poder (¡!). El cupo de igualdad de género queda cubierto con el personaje de «la maga». No tiene nombre, ella es «la maga». Nos dicen que la envía Merlín, pero a Merlín no se le ve el pelo porque Merlín también está muy visto ya; será que está muy ocupado en la fragua de su torre mágica forjando espadas de báculos que le roba a otros magos... Pero qué...

Todo esto y muchas cosas más, como murciélagos gigantes y serpientes gigantes (¿por qué serpientes y no dragones, como el Pendragon que es? Pues porque sí, obvio), con una dirección de Ritchie patética, drogada; con diálogos penosos, flashbacks de vergüenza, como toda esa parte en «las tierras oscuras» que parecen tomas falsas de la película, y chascarrillos de tres al cuarto. Añádase al engendro unos efectos especiales de cuatro duros en escenarios nocturnos y tenebrosos para que no se note; ese CGI de Charlie Hunnam luchando con los soldados es algo que no creí que volvería a ver en el cine. Es muy lamentable, en serio. Mi admirado Aidan Gillen no debería ni aparecer aquí, este actor está a otro nivel.

Podría contar más cosas en spoiler pero... ¿para qué? Sería redundar en lo mala que es y me odiaríais por alargar esta crítica. No tengo más que decir.
Kaori
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3
14 de enero de 2017
56 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que los expertos en videojuegos y jugones en general tendrán muchas y más interesantes cosas que decir respecto a esta esperada adaptación del popular juego para consola «Assassin’s Creed». El resto solo podemos limitarnos a juzgar esta película independientemente de sus orígenes.

«Assassin’s Creed» empieza con unas letras explicativas, la alternativa a la voz en off, sobre la época y la historia donde se nos dice que Templarios y Assassins están en lucha en la Andalucía del siglo quince (olé) por el Fruto del Edén. Pasemos por alto las invenciones históricas y el repateo que me produce que de nuevo los Templarios sean los malvados (¿por qué?, yo estoy con ellos). No importa, a mí lo que de verdad me descolocó de este principio es que tuviera faltas ortográficas. Sí, lo siento, pero no pienso pasarlo por alto: es de risa que una película de este calibre cometa la imperdonable incorrección de añadir dos comas en medio de dos oraciones. Amigos correctores y traductores, esto no puede ser, un poco más de cuidado.

Si soy sincera, lo mejor de esta película es Fassbender, cómo no, porque Fassbender es..., Fassbender está... No hay palabras para describirlo, pero en realidad eso no puede desviar nuestra atención de la poca personalidad que tiene todo. Una clínica/organización/centro científico sito en Madrid (olé) muy oculto, ahí al lado del Manzanares, con una doctora que para ganarse la confianza de la gente los obliga a engancharse a una máquina en forma de brazo mecánico sin más instrucciones que «concéntrate» o «te necesitamos». De verdad, no se puede supeditar el guion al falso misterio, y aquí todos se esfuerzan en ser lo más misteriosos posibles con la intención mil veces repetida de crear una hipotética intriga en el espectador. A mí me aburre.

El resultado es una cinta insulsa con una historia indiferente y unos personajes planos que pueden cambiar de parecer entre escena y escena, y esto es literal, ¿eh, Sofía? La acción se supone que homenajea al videojuego, pero no sabría qué deciros viendo la incompetencia de los soldados, que tienen armas de fuego y no disparan y a quienes les pillan por sorpresa unos señores encapuchados y vestidos con ropas identificables. Eso es pasar desapercibido, sí señor. Por no hablar de la hipocresía que supone el Credo: si «nada es verdad» y «todo está permitido», ¿por qué se pelean con los Templarios? ¿Por qué tanta inquina? ¿Cuáles son sus verdaderos ideales que les llevan a morir sin dudar por ellos? ¿Acaso no defienden la verdad? Yo no me he enterado, no sé quién lo habrá hecho.

No se pasa un mal rato, de acuerdo, pero el salto de fe nos estampa contra el suelo.
Kaori
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