Es cierto que la filmografía de Clint Eastwood después de Gran Torino baja bastante de nivel; aunque, sacando Jersey boys y, sobretodo, 15:17 tren a París, que son verdaderamente malas, el resto están en una media alta.

Ahora, Clint vuelve a ponerse delante de las cámaras, después de esa obra maestra llamada Gran Torino (Sí, ya sé que, entre medias, apareció en Golpe de efecto, pero prefiero obviarla) y, aunque no esté a su altura, es la que más se acerca.

Vale que la película es demasiado lineal y, apenas, tiene conflicto; con unos narcos con cara de supermalos, y continuamente enfadados, que acaban engatusados por ese viejales al más puro estilo abuelo Cebolleta. Y es que solo por ver a Clint haciendo chistes malos acerca de internet, los móviles, negritos y bolleras moteras, ya me tiene ganado. Sin embargo, bajo esa mirada superficial, hay también una mirada hacia lo que es la familia y como corregir, aunque tarde, los errores de toda una vida

Después de triunfar con Moonlight, su anterior película, de la que salvó su primer tramo, el protagonizado por Marshehala Ali; Barry Jenkins vuelve con este Blues de Beale Street, cuyo título original transmite todo el lirismo que la película tiene. Ese Si las calles de Beale hablasen tiene toda la poesía de la que la película va sobrada.

Narrada como una especie de puzzle, con continuas idas y venidas temporales, pero siempre teniendo presente la bella historia de amor de los dos protagonistas principales, aún cuando él sea encarcelado, falsamente acusado de violación.

Y la película es, un continuo, ir y venir al pasado y presente de esos personajes y de las gentes que los rodean, y de como las esperanzas se van perdiendo.

No sé si a alguien le pasó lo mismo o, soy yo el único raro, pero en el primer incidente (de cinco que nos contará el protagonista) estoy deseando que mate a la pelmaza esa, y me alegro cuando lo hace. Es una escena demasiado manipulable, ya que el director está tratando de disculpara un tipo despreciable.

Todo el catalogo de crimenes que comete desde ese momento son, ya, cometidos por un tipo orgulloso de su trabajo. Sin embargo, no es hasta el tercer incidente que el protagonista no es presentado como un verdadero monstruo.

Durante el segundo incidente, su victima es presentada como una avariciosa y acaba teniendo una resolución demasiado cómica, pese a toda la crudeza del episodio.

El tercer incidente es el único que nos hace sentir preocupación por alguien, pero también ejerce manipulación por el tipo de victima.

Y manipula en el cuarto incidente al meter el estereotipo de la rubia tonta.

Es, pues, una película donde el realismo y crudeza de los actos de Jack, se ven aligerados por momentos como los narrados anteriormente, haciendo que la película no sea tomada en serio; o quizás esa era su idea y le importa poco lo que opinen los demás.

Recuerdo la primera vez que vi la película, durante su estreno, el cabreo que me pillé con su ñoñez, su lentitud, sus insoportables personajes y sus excesivas casi tres horas. Vista ahora todo sigue igual.

La película sigue igual de ñoña con un Brad Pitt poniendo cara de guapo en todo momento y una Claire Forlani poniendo cara de que me trajine este memo de una vez.

Sigue siendo lenta, con personajes que se toman cerca de tres minutos para decir tres palabras.

Los personajes siguen siendo ridículos e insoportables, con una Marcia Gay Harden totalmente idiotizada con la fiesta de cumpleaños de su padre, y un Jake Webber, malo de la función, al que estás deseando que le rompan la cara por pelmazo.

Sus casi tres horas siguen siendo excesivas, cuando con menos tiempo seguirían contando lo mismo y sin tanto relleno.

Sin embargo, la película se me hizo más soportable.Será que me volví un ñoño.

Los encuentros entre Hopkins y Pitt son geniales, al igual que los de Hopkins Con Claire Forlani. Es lo que tiene Hopkins, que hace creíble e interesante cualquier cosa que haga.

La subhistoria con la señora del hospital es muy emotiva, pese al doblaje "Yah tu Sabeh" que le pusieron a Pitt y que hace sentir vergüenza ajena.

La muerte descubriendo los placeres de la vida: la crema de chocolate y tener sexo con Claire Forlani.

Y ese final. El primero, no el segundo que pusieron para dejar contentas a las niñas, y que resulta un final muy emotivo y lírico.

Definitivamente, me he vuelto un ñoño.

Algo que se le escapa a mi raquítica comprensión es saber como logran ocultar Wakanda al mundo. Imagino que es algo que me perdí, pero no lo sé.

Al margen de eso, no es una película tan mala como podría ser el último Thor; por lo menos intenta tomarse en serio. Claro que tampoco es una maravilla. Si se ve no defrauda, da lo que se espera, siempre que no se le pidan peras al olmo; y si no se ve, pues tampoco va ser una gran pérdida.

Al tratarse de un superhéroe negro, y aunque su intención es llegar a todo tipo de público, casi todo su reparto es de gente de ese color, a excepción de Andy Serkis y de Martín Freeman; con sorpresa en el más puro estilo Psicosis con uno de estos personajes, lo cual se agradece ya que no cae en lo fácil. El resto son todo personajes negros, cosa totalmente normal si la acción transcurre prácticamente en África (la negra). El problema del color es que confundo a los personajes, y si sumamos la cantidad de músculos por centímetro cuadrado que tienen dos de ellos, la confusión es mayor. Naturalmente eso no es problema de la película, si no mía.

Una cosa que me gusta es el conflicto familiar y que el malo no es tan malo, por lo menos es un malo con unas motivaciones comprensivas, aunque eso lo deje como una cabra.

El principal problema es que no deja de ser una introducción del personaje en el universo Marvel y si la idea era ver a Black Panther en acción, este tiene bastante pocas escenas en detrimento de su alter ego y los duelos por el honor y el reino.

Por cierto, si los personajes del prólogo envejecieron tanto en algo más de 20 años, si que casca la vida en Wakanda.