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España España · badajoz
Voto de deivi:
10
Thriller La Yakuza es una mafia japonesa cuyo origen se remonta al siglo XVII. Utiliza los mismos métodos que las mafias occidentales y, como ellas, controla los negocios más turbios: la prostitución, el blanqueo de dinero, el contrabando, etc. Después de la Revolución Meijí (1868), que supuso la occidentalización del Japón, muchos samuráis pasaron a engrosar las filas de esta organización. Harry Kilman, un hombre que formó parte de las tropas ... [+]
26 de agosto de 2008
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine perdió hace unos meses a uno de los artistas más completos y respetables de la industria norteamericana, Sidney Pollack, hábil cineasta que supo alternar de manera admirable compromiso y artesanía en cada uno de sus trabajos. Es Yakuza sin lugar a dudas su film más complejo, thriller compacto y sin fisuras, muestra perfecta de cine de género, que albergaba una profunda admiración hacia la cultura japonesa, de la que sus principales artífices (Paul Schrader y su hermano Leonard en el guión y el propio Pollack en la dirección) no ocultaban su interés y devoción.

Yakuza es un trabajo excelso, formidable retrato de personajes perfectamente delineados por la pluma de Schrader, demostración de cine serio, cuidado, intimista, de una carga reflexiva soberbia, obra pura y sin artificios a la que Pollack supo imprimir vigor y romanticismo en cada fotograma.

Es admirable la construcción de personajes de la que hace gala esta película, desde un ajustadísimo Robert Mitchum, representación absoluta de héroe en constante amenaza de un pasado asfixiante, hasta un pletórico Ken Takakura, con uno de esos papeles que tanto glorifican al actor, delicia al que el astro japonés saca todo el partido posible y que repitió en esa especia de remake que el irregular Scott llevó a cabo en la entretenida Black Rain.
Es también remarcable la incisiva y violenta mirada que Pollack imprime al relato con algunas secuencias de una dureza rara en el resto de su filmografía pero perfectamente combinadas con una de esas historias de amor inmortal, sublime y hermosa relación la de Harry y Eiko tratada con ese poso de amargura y nostalgia que tan bien ha sabido retratar Pollack en títulos imprescindibles como Bobby Derfield, Tal como éramos o la archiconocida Memorias de África, pero que aquí posee una aureola revestida de tragedia que la hace muy superior al resto. Un amor imposible al son de los acordes de un poderoso Dave Grusin en una de sus mejores partituras.

Amo profundamente este film, el cual ha visto en numerosas ocasiones sin llegar nunca a cansarme, es por ello que tengo el deber de remarcarlo y confirmarla como uno de los mejores y más lúcidos ejercicios cinematográficos posibles, sin lugar a dudas altamente recomendable.

LO MEJOR: El clímax de la cinta, de la que Tarantino bebió y mucho en su Kill Bill, eso sí elevándolo a cotas superlativas.

LO PEOR: Quizás la excesiva ralentización de algunos pasajes, nimiedades en un conjunto tan equilibrado como perfecto.
deivi
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