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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama Toni, cristiano libanés, riega las plantas de su balcón. Un poco de agua se derrama accidentalmente en la cabeza de Yasser, palestino y capataz de una obra. Entonces estalla una pelea. Yasser, furioso, insulta a Toni. Él, herido en su orgullo, decide llevar el asunto ante la justicia. Comienza así un largo proceso en el que el conflicto tomará una dimensión nacional, enfrentando a palestinos y cristianos libaneses. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2017
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un acto que en principio puede parecer una nimiedad es capaz de provocar un conflicto, un tsunami de consecuencias inimaginables. Supongo que es algo parecido a la teoría de que el aleteo de una mariposa puede desencadenar un terremoto en la otra punta del mundo.

El simpático realizador nos contaba en la presentación de esta película (Valladolid/Octubre 2017) que desarrolló la idea de un enfrentamiento que tuvo, hace años, en su casa de Beirut, cuando en el momento que regaba unas plantas de su terraza, un albañil árabe, que trabajaba a pie de calle y que resultó empapado, lo llamó perro y él reaccionó de forma agresiva, de manera que si no hubiera sido por la intervención de la que entonces era su compañera, co-guionista de esta obra, hubieran llegado a las manos. Cuando enfrió su cabeza le dió por imaginar, como si de un juego se tratara, hasta dónde se podría haber llegado si ninguno de los dos hubiera cedido en su empeño.

La excusa del insulto le sirve al buen director, primer ayudante de cámara de Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Jackie Brown...), para hacer un repaso a la historia de su convulso país que ha sufrido en los últimos cincuenta años dos guerras [Guerra Civil Libanesa 1975/1990 y Guerra del Líbano 2006 (Israel y Hezbollah)], que han convertido al Líbano en un lugar inestable y triste, cuando era alegre y próspero.
En estos momentos la tercera parte de la población son refugiados sirios, y alrededor de 450.000 palestinos apátridas.Los nervios están a flor de piel y por tanto no es difícil imaginar que una chispita pueda provocar un gran incendio.

Con gran ritmo nos plantea Ziad una situación política en la que los actores principales: partidos, jueces, instituciones y poder mediático (...y esto nos suena mucho a los españoles, en estos momentos) son auténticos "tuercebotas" que, en lugar de buscar soluciones y pacificar, se dedican a echar leña al fuego trabajando exclusivamente para sus intereses (económicos, electorales, etc...) Afortunadamente los ciudadanos se hayan más próximos al sentido común que sus gobernantes.
Las historia no debió agradar en exceso a los mandatarios libaneses ya que este drama político, convertido en gran juicio mediático, hubo de terminar su rodaje en Marruecos. A pesar de que, con guasa, se informa al principio de que lo que pasará es culpa del responsable del rodaje y no del gobierno libanés.

En ningún momento el espectador perderá el interés y estará atrapado por la acción. Tal vez por eso fue considerada como la mejor, de la Sección Oficial, por el público de la 62 Seminci.
Sinhué
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