La "Petrox Company" envía una expedición dirigida por Fred Wilson a la Micronesia con la intención de encontrar petróleo. Con ellos va Jack Prescott, un zoólogo que quiere ir a esas latitudes en búsqueda de un monstruo prehistórico. En su navegar se encuentran un bote con una muchacha. Esta explica que acompañaba a un productor de cine en un barco cuando éste volcó. Llegan a tierra, donde unos nativos están colocando a una hermosa mujer en una plataforma, mientras invocan a un misterioso Dios animal.

Inspirada en la famosa película de 1933 con la que comparte título, esta historia resulta ser una insípida copia reflejo de las tópicas producciones de la década de los 70; diálogos ridículos, personajes mal retratados, ritmo irregular y falta de originalidad por todos lados. El film presenta algunas disgresiones respecto a la versión de la RKO; la trama ya no se sitúa a comienzos de siglo, si no que transcurre en los años setenta, el final tiene lugar en el World Trade Center siendo este el edifico más alto de Nueva York durante el rodaje, diferencias que no evitan que el largometraje padezca una alarmante falta de frescura.

John Guillermin es el director encargado de rodar este título. Aunque la estética de la obra se muestra algo pobre en algunos aspectos, los efectos especiales y el montaje logran remediarlo. Por otro lado, el simio gigantesco esta bien representado, y la fotografía contempla acertadamente las selváticas localizaciones de la isla de Kong. Al reparto de esta película se le tendría que saltar los colores por la pésima labor que llevan a cabo. La pareja protagonista recrea unas situaciones inverosímiles, carentes de cualquier expresividad o carisma. Lo peor sin duda.Música con partituras de corte orquestal, para acrecentar la atmósfera de erotismo que desprende esta película.

Un cinco gracias al mensaje ecologista que tiñe el trasfondo de un filme tan flojo como ineficaz. El entretenimiento es escaso debido a la gran duración de la cinta, que sobrepasa las dos horas, aún así algunos momentos de la historia despiertan ligeramente la quietud del espectador.