Tan impregnada y enviciada por sus propios tópicos, Friends comenzó, en algún momento entre la primera y la segunda temporada, a captar más y más televidentes. En lo que respecta a su armado y estructura, la serie no se diferencia, incluso me atrevería a afirmar que está muy por debajo de otras entregas de corte más elaborado y complejo. Sin embargo, si uno la observa y se deja llevar, muy pronto termina transpirado por ese estilo tan minimal como efectivo que se muestra en pantalla. Friends echa mano de cuanto recurso o fórmula convencional exista y lo colorea con...su "look" tan personal. Cercana a la comedia costumbrista norteamericana, la serie se ubica más que nada en lo que podría denominarse comedia de enredos, estos ya no son tan predecibles, salvo cuando la serie comienza a transitar en su propio crepúsculo.
No es el chiste lo que anime a Friends sino ese juego de palabras de remate fácil dentro de un mundo igualmente reducido a pequeños escenarios y hechos contados con la palma de la mano. En este aspecto la serie...no deriva en planteos dinámicos sino que se fija en circuntancias concretas en donde arma sus juegos lúdicos de incansable verborragea.
Más que ofrecer, Friends juega con juguetes acotados a su propia habitación y no sale de ella sino es para husmear o recibir aire fresco frente a su estilo tan original como finito.
Duró bastante y se vió morir de pronto, ya sin armas. Pero luego de haber desatado innnumerables batallas invisibles.