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Voto de Johnwilliams:
8
7,8
3.432
Romance. Drama
Una familia pasa un domingo a orillas del Sena. Mientras los hombres duermen la siesta, unos jóvenes remeros invitan a la madre y a la hija a dar un paseo en barca; un paseo que se convertirá en algo más que una inocente excursión fluvial. Mediometraje de 40 minutos basado en un relato de Guy de Maupassant, en el que Renoir hace un homenaje a su padre, el pintor impresionista Pierre Auguste Renoir. Sus cuadros son mostrados en el film ... [+]
20 de enero de 2009
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Jean Renoir en el verano de 1936, que dejó inacabado y no volvió a retomar. La acción tiene lugar en las orillas del Sena, a lo largo de las horas previas al almuerzo, un día de agosto de 1860. El quincallero parisino Cyprien Dufour (André Gabriello), con el coche (carro ligero con toldo) de su vecino lechero, sale de Paris con la familia para gozar de un día de campo. Le acompañan su mujer Juliette (Jane Marken), su hija Henriette (Sylvia Bataille), su ayudante y novio de la hija, Anatole (Paul Temps) y la abuela (Gabrielle Fontan).
En la película el tema que vertebra la película (como el río permanente desde el primer plano) es la naturaleza. Trata sobre placeres del amor y también como las convenciones sociales pueden crear parejas imposibles sin ningún atractivo condenadas al aburrimiento. Como por ello se invierte o devalúa el valor de la vida, íntimamente relacionada con la naturaleza, con la vida misma o lo que es lo mismo, con el río.
El director del mediometraje firma la película como si de un vanguardista impresionista se tratara, apoyándose en bellas estampas donde se recrea en la belleza de la naturaleza. Los protagonistas desde un primer momento requieren a la naturaleza, es necesaria para ellos, pues con el sol abrasador de un verano ardiente se dirigen a cobijarse bajo la sombra de un árbol. En todo momento existe una comparación entre naturaleza y naturaleza del hombre, como elementos diferentes si bien debería de existir una sola naturaleza. El momento más bello y radiante del film tiene lugar cuando la protagonista se columpia acompasadamente al ritmo de la música de Korda y se llega a fundir con la naturaleza en el plano.
También es cierto que lo que pretende es preguntarse porque los hombres tendemos a distanciarnos de la naturaleza. En una escena se ve a unos curas pasando frente a estas mujeres, y no pueden reprimir echar un vistazo ante tal deleite visual, no pueden reprimirse, deben mirar. Su naturaleza se lo indica pero el líder de la comisión regaña a uno por hacerlo. ¿Por qué ir a contracorriente de lo que nos dicta nuestra naturaleza?
En la película el tema que vertebra la película (como el río permanente desde el primer plano) es la naturaleza. Trata sobre placeres del amor y también como las convenciones sociales pueden crear parejas imposibles sin ningún atractivo condenadas al aburrimiento. Como por ello se invierte o devalúa el valor de la vida, íntimamente relacionada con la naturaleza, con la vida misma o lo que es lo mismo, con el río.
El director del mediometraje firma la película como si de un vanguardista impresionista se tratara, apoyándose en bellas estampas donde se recrea en la belleza de la naturaleza. Los protagonistas desde un primer momento requieren a la naturaleza, es necesaria para ellos, pues con el sol abrasador de un verano ardiente se dirigen a cobijarse bajo la sombra de un árbol. En todo momento existe una comparación entre naturaleza y naturaleza del hombre, como elementos diferentes si bien debería de existir una sola naturaleza. El momento más bello y radiante del film tiene lugar cuando la protagonista se columpia acompasadamente al ritmo de la música de Korda y se llega a fundir con la naturaleza en el plano.
También es cierto que lo que pretende es preguntarse porque los hombres tendemos a distanciarnos de la naturaleza. En una escena se ve a unos curas pasando frente a estas mujeres, y no pueden reprimir echar un vistazo ante tal deleite visual, no pueden reprimirse, deben mirar. Su naturaleza se lo indica pero el líder de la comisión regaña a uno por hacerlo. ¿Por qué ir a contracorriente de lo que nos dicta nuestra naturaleza?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En un determinado momento de la película tiene lugar otra escena clave, se inicia con la siguiente frase:
-No toques la oruga, te saldrán granos.
Aquí se ve el distanciamiento que se suele tener con respecto a la naturaleza, nuestra protagonista haciendo caso omiso dice que tiene miedo de pisarlas, y la madre le replica que si es por eso, que no se caminaría. Le dice más concretamente que no son como las personas. Hace un monologo nuestra protagonista sobre como le llena la naturaleza, la madre dice que ella también, pero que es sensata. Es decir, que en su moral aburguesada hay que decirle basta a nuestra propia naturaleza. Siempre como vemos, jugando con naturaleza-naturaleza de los hombres que aparece siempre dividida como nos lo muestra. El film es un intento de dejarnos de encorsetarnos de ‘’tanta decencia’’ y que afectan a la alegría de vivir (joie de vivre) que desearíamos.
Renoir tras el presunto ‘’cursilismo’’ de la película (que puede haber), deja caer que la naturaleza es bellísima, pero que también encontramos cosas que nos pueden gustar menos pero que siempre están ahí, como recuerda citando a las pirañas que hay en el río. El río para Renoir es la vida, la ramificación de todo lo demás. Es la metáfora arreglada para la ocasión que ya aparece en literatura de hace siglos (como las coplas de Jorge Manrique) donde el río es como la vida que va a dar a la mar. Están en constante movimiento en el río, sobre la barca. Es un personaje más, aparece difuminado como un óleo a lo largo de los cuarenta minutos del metraje a modo de núcleo.
Un acierto de Renoir es no juzgar a la madre de la protagonista, casada y que además se enamora como una niña con el otro hombre de la pareja. Es lo que la bella naturaleza le dicta, y expone objetivamente el hecho. Sin entrar a valoración, sin ser un juez. ¿Quién puede ser juez de la naturaleza?
Ya hacia el final de film la mujer hacia algo que quiere pero que no puede. La naturaleza ha sido dañada, no ha dejado salir esa belleza interior, porque ella no parece acabar de sentirse a gusto. Por ello, en una elipsis nos presenta la naturaleza lloviendo, nubes, tristeza que parecen atacar la belleza anterior de este viaje en barco. Pasan los años y vuelven a encontrase, y hablan de lo que recuerdan aquel día. Aquel feliz día que durante unos minutos parecieron atravesar el plano que separaba la naturaleza de la falsa moralidad y que recuerdan con tristeza y alegría. Una música suena, de nostalgia. Un final maravilloso que nos recuerdan tangencialmente a Ciudadano Kane (Orson Welles) o a la más reciente Brockeback Mountain (Ang Lee). La fugacidad de la vida, lo no permanente se nos es mostrado frente a lo permanente que es la naturaleza.
Finalmente un plano del río, que forma una elipsis perfecta con el inicio del film. La vida sigue.
-No toques la oruga, te saldrán granos.
Aquí se ve el distanciamiento que se suele tener con respecto a la naturaleza, nuestra protagonista haciendo caso omiso dice que tiene miedo de pisarlas, y la madre le replica que si es por eso, que no se caminaría. Le dice más concretamente que no son como las personas. Hace un monologo nuestra protagonista sobre como le llena la naturaleza, la madre dice que ella también, pero que es sensata. Es decir, que en su moral aburguesada hay que decirle basta a nuestra propia naturaleza. Siempre como vemos, jugando con naturaleza-naturaleza de los hombres que aparece siempre dividida como nos lo muestra. El film es un intento de dejarnos de encorsetarnos de ‘’tanta decencia’’ y que afectan a la alegría de vivir (joie de vivre) que desearíamos.
Renoir tras el presunto ‘’cursilismo’’ de la película (que puede haber), deja caer que la naturaleza es bellísima, pero que también encontramos cosas que nos pueden gustar menos pero que siempre están ahí, como recuerda citando a las pirañas que hay en el río. El río para Renoir es la vida, la ramificación de todo lo demás. Es la metáfora arreglada para la ocasión que ya aparece en literatura de hace siglos (como las coplas de Jorge Manrique) donde el río es como la vida que va a dar a la mar. Están en constante movimiento en el río, sobre la barca. Es un personaje más, aparece difuminado como un óleo a lo largo de los cuarenta minutos del metraje a modo de núcleo.
Un acierto de Renoir es no juzgar a la madre de la protagonista, casada y que además se enamora como una niña con el otro hombre de la pareja. Es lo que la bella naturaleza le dicta, y expone objetivamente el hecho. Sin entrar a valoración, sin ser un juez. ¿Quién puede ser juez de la naturaleza?
Ya hacia el final de film la mujer hacia algo que quiere pero que no puede. La naturaleza ha sido dañada, no ha dejado salir esa belleza interior, porque ella no parece acabar de sentirse a gusto. Por ello, en una elipsis nos presenta la naturaleza lloviendo, nubes, tristeza que parecen atacar la belleza anterior de este viaje en barco. Pasan los años y vuelven a encontrase, y hablan de lo que recuerdan aquel día. Aquel feliz día que durante unos minutos parecieron atravesar el plano que separaba la naturaleza de la falsa moralidad y que recuerdan con tristeza y alegría. Una música suena, de nostalgia. Un final maravilloso que nos recuerdan tangencialmente a Ciudadano Kane (Orson Welles) o a la más reciente Brockeback Mountain (Ang Lee). La fugacidad de la vida, lo no permanente se nos es mostrado frente a lo permanente que es la naturaleza.
Finalmente un plano del río, que forma una elipsis perfecta con el inicio del film. La vida sigue.