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España España · barcelona
Voto de avanti:
10
Drama. Romance. Fantástico Un pintor arruinado y abatido por haber perdido la inspiración conoce, un frío día de invierno, a una chiquilla en Central Park vestida de un modo anticuado. A partir de ese momento se suceden otros encuentros, con la particularidad de que en breves intervalos de tiempo la chica se va convirtiendo en una bellísima joven, de la cual el pintor se enamora. Pero Jennie esconde un secreto… (FILMAFFINITY)
21 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Dieterle (1893-1972) aportó, para mayor gloria del cine, una de las películas más sorprendentes jamás realizadas: Retrato de Jennie (1948). Aficionado al teatro y al cine, el director expresionista Max Reinhardt le contrató como actor, experiencia que le serviría para su obra futura, iniciándose como director, actor y guionista en su primera película Der Mensch and Wege (1923) junto a la joven Marlene Dietrich, También trabajaría como actor (Valentín) en el Fausto (1926) de F.W. Murnau.

Su evolución como cineasta le llevó a los Estados Unidos iniciando así su prolífica etapa americana con The last flight (1931), o, Fog over frisco (1934) junto a Bette Davis. En su evolución posterior mostró interés por el cine biográfico, aunque su verdadero hallazgo sería el cine romántico exuberante, exultante, pasional. Joseph Cotten ya había trabajado previamente con Dieterle en Te volveré a ver (1944) y Cartas a mi amada (1945) junto a Jennifer Jones, lo que significaría el primer contacto con los dos protagonistas que tres años más tarde protagonizarían Retrato de Jennie (1948), sobre un guión de Paul Osborn y Peter Berneis, basado en Portrait of Jennie (1940) del neoyorquino Robert Nathan.

Se trata de un film de encajes emocionales, profundos como el alma, inalcanzables como la belleza perfecta. En Retrato de Jennie todo se convierte en un desbordante y embravecido mar intemporal, mezcla de incredulidad y realismo mágico donde la fotografía de Joseph H. August nos habla de un expresionismo romántico acogedor, intimista y subjetivo entre los nebulosos sueños recuperados de la protagonista Jennie Appleton (Jennifer Jones) y la incrédula confusión inicial del artista sumido en la monotonía del tiempo, evolucionando con los acontecimientos Eben Adams (Joseph Cotten).

Envejecidos y amables personajes representan emociones y deseos vividos, ensoñaciones que les mantienen despiertos en el tránsito del tiempo: desde la huidiza y cálida mirada de la Sra. Spinney (Ethel Barrimore), al tranquilo devenir del Sr. Matheus (Cecil Kellaway), o al apacible Capitán Cobb (Clem Bevans) . Estos necesarios personajes aportan en el conjunto de la narración realismo a la inmaterial historia, donde el atrevimiento que mostró Dieterle al mostrarnos su onírica experiencia cinematográfica sobre la finitud de las emociones y la infinitud de lo inalcanzable soñado es sencillamente magistral, estando arropado, además, por singulares interpretaciones en el encaje de la narración: el incrédulo y optimista amigo Gus O'Toole (David Wayne), la vigilante casera siempre al acecho de sus inquilinos Sra. Jekes (Florence Bates) o la bondadosa Madre María (Lillian Gish), entre otros.

A la lucha, entre verdad y fantasía, entre finitud y eternidad, quiso las circunstancias que tres grandes compositores se implicaran en la singular partitura, poniendo sonido a los sentimientos encontrados y violentados por Cronos: el experimentado Dimitri Tiomkin adaptó de forma magistral los temas del simbolista-impresionista Claude Debussy, Bernard Herrmann asumió la composición evocadoramente instigadora de la canción que identifica a Jennie ( de donde vengo...) donde previamente, la melodía temblorosa de (al parecer) un theremín, preludia la aparición de la protagonista entre evanescentes y frías brumas.La desconocida canción nos guía a través de sus notas y de su letra a preñarnos de aireadas interrogantes sobre el destino y la pertenencia, colocándonos a la exultante masa coral en lo más alto de lo irracional, de lo inexplicable, de lo intemporal, contraponiendo el dolor físico y emocional a la felicidad por la lucha entre lo mortal y lo inmaterial en mitad del embravecido, salvaje y esplendoroso oleaje rocoso, con la angustiosa violencia de unas voces luchando por agarrar, por atraer de tiempos pasados la energía emocional buscada, arrastrándonos irremisiblemente cual cantos de sirena a los atronadores tutti orquestales en el caótico enfrentamiento entre realidad y ensueño.
avanti
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